Rocio Tornero lleva por bandera el arte de invitar. Esta valenciana recibe a amigos y familiares en su casa cada semana. A través de su cuenta de Instagram, comparte consejos y recetas para que todos se sientan bienvenidos. ¿Cómo ser buena anfitriona y que quieran repetir?
Crea el mood adecuado
Antes de recibir al grupo, Rocío se hace una pregunta clave que tú también deberías: “¿qué ambiente me gustaría generar?, ¿un ambiente íntimo en el que se genere confianza para hablar de lo divino y de lo humano o crear un espacio vibrante, para que la casa se llene de risas y celebrar?”
- Disposición de las mesas: una mesa redonda favorece la conversación más íntima mientras que una mesa al estilo banquete, alargada y rectangular, es más adecuada para las conversaciones de tú a tú o con un sitting muy preparado.
- ¿Interior o exterior?: si tienes la suerte de contar con un jardín o terraza es evidente que las horas de calor son tu peor enemigo. “Es muy agradable tomar un aperitivo al sol, pero comer sin una sombra puede ser incómodo y la comida no aguanta igual”. Vigila el parte metereológico, incluye ventiladores o humidificadores y ojo a las picaduras de mosquitos.
- Mobiliario, cómodo por favor: es habitual que las sillas y mesas de exterior no gocen del nivel de confort que cualquier invitado se merece. Pruébalo, siéntate y experimenta cómo se sentirán tus invitados. “También es importante tener en cuenta si el espacio es cómodo tanto para acercar la comida a la mesa como para andar alrededor” apunta Rocío.
- Iluminación: si algo hemos aprendido de los daneses es el cuidado que le ponen a la luz. Siguiendo las pautas del hygge, las lámparas de techo deben colgar a unos 60cm de la mesa iluminada (cuidado con los cabezazos). Las lámparas para las mesillas de noche pueden complementar la luz en zonas estratégicas y crear un ambiente cálido, pero sin duda, las velas son el broche de oro a tu velada. ¿Sabes cómo encenderlas? Tiene truco.
- Platting: “poner bonita” una mesa forma parte de la experiencia de recibir. ¿Optas por un estilo más sencillo o quieres un efecto barroco? ¿Son platos para compartir o para ir sirviendo de forma individual? ¿Guardar la vajilla buena para otra ocasión? El perfecto anfitrión lo da todo.
El menú
¿Hace cuánto tiempo que no ves a tus invitados? ¿Hay mucho que contar? Rocío decide el menú en función del tipo de reencuentro. Por ejemplo, “un rodaballo a la brasa en la terraza para un reencuentro al terminar el verano. Una mesa con mantel hasta el suelo y un Moscow Mule para el tardeo” Si hay confianza, como anfitriona, Rocío prefiere “una cena para 4 amigos de toda la vida con entrante y principal, 2 botellas de vino en la recámara y máxima atención en las conversaciones”.
- Fija un presupuesto para la cena o la comida
- Rebusca entre las botellas que guardas. Seguro que marida a la perfección con la comida.
- Evita los recipientes o envases originales “ayuda a la armonía visual y los comensales pueden disfrutar mucho más de cada producto”
- Un cóctel de bienvenida siempre es un punto extra. ¿Sencillos y refrescantes?
- ¿Alergias, intolerancias, dietas? Asegúrate de que tus platos no generen controversia
- Arriesga… lo justo. Mejor prueba con familia cercana tus nuevas creaciones culinarias.
- Planifica las horas para no agobiarte. Eres la anfitriona, también es tu fiesta.
Música, ¿sí o no?
Son más los invitados que están a favor de la música pero con matices. “Aporta calidez, es otro elemento que colorea la noche” cuenta Rocío que frente a la música con letra que le ayuda a cocinar, en cuanto llega la hora de recibir “cambio la música a algo de jazz . Tenemos tocadiscos en casa y poco a poco vamos ampliando la colección”.
- ¿Y qué hacemos con los móviles? La hospitalidad es bidireccional. Como invitado, corresponde comportarse y estar en el momento presente sin distracciones. “No pongo normas. El reto está en que el momento resulte agradable e interesante. Si estás a gusto y sientes que te cuidan no querrás evadirte”.
Niños, ¿permitidos?
A pesar de que algunos restaurante y hoteles ponen restricciones a la presencia de niños, el perfecto anfitrión les recibe con una sonrisa y los brazos abiertos. La comodidad tiene que ser el eje para que se sientan a gusto.
- Que coman a su ritmo. Y cuando acaben, “Soy partidaria de que haya algún sitio para jugar o un espacio para dormir mientras los adultos comen. Si ellos están tranquilos los adultos también tendrán su momento para charlar y disfrutar del plan”
- Adapta el menú y las cantidades
- Paciencia con ellos. Son los anfitriones del futuro.