En un entorno tan emblemático como el Real Alcázar de Sevilla, la reina Letizia volvió a demostrar su dominio absoluto de la moda como lenguaje político y cultural. A la cena inaugural de la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de la ONU, la soberana acudió con un vestido azul pato con bordados dorados de Carolina Herrera.
La soberana eligió un vestido-jewel de la firma Carolina Herrera -una pieza que ya lució en Buenos Aires en 2019- para la cena inaugural de la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo organizada por Naciones Unidas.

El diseño, confeccionado a medida, fue un elegante azul pato con aplicaciones florales doradas. De tirantes, escote pronunciado y falda midi con vuelo suave.
Para rematar el estilismo, Letizia optó por complementos discretos pero elegantes: unos slingbacks dorados de tacón contenido, firma Magrit –una elección que se repite debido a su diagnóstico de neuroma de Morton– y un clutch del mismo tono que armoniza con los detalles del vestido. Su melena lució ondas al estilo Hollywood.

La selección de un vestido-jewel que ya había sido protagonista en una recepción de Estado -frente al presidente argentino Mauricio Macri– refleja la capacidad de Letizia para reinterpretar piezas clave de su armario, subrayando su enfoque sostenible y consciente de la moda real. Además, ofrece un guiño visual a Andalucía, evocando el mantón de Manila, icono cultural de la región anfitriona.
En aquella ocasión, la elección de un estilismo sobrio en joyería –pocos pendientes pequeños y su anillo de Coreterno– permitió que el vestido fuera el centro absoluto del look, demostrando una sabiduría estilística que ha convertido a la Reina en un referente internacional de elegancia.
Por último, la Reina confirmó una regla no escrita de su vestuario: la adaptación a las dolencias físicas sin renunciar al glamour. Prefirió tacón bajo, cuidó la elección de materiales ligeros y apostó por una silueta fluida que combina comodidad y estilo con gran acierto.