Tribuna

Líderes de Europa, la ingenuidad también mata

Asombrada por el reconocimiento del Estado palestino, la periodista advierte a los mandatarios de que "se ha activado una bomba de relojería"

La periodista Miri Michaeli

Líderes de Europa, os habéis confundido. Tienen que despertar y darse prisa, antes de que sea demasiado tarde. Nuestro problema local, que están intentando resolver de forma totalmente enrevesada, será vuestro problema mañana, amigos míos. Sinceramente, aunque ahora no lo veáis, es una bomba de relojería.

He leído con asombro las noticias sobre los países europeos que están considerando el reconocimiento unilateral de un Estado palestino. En un momento escalofriante e incomprensible. Después de la masacre de israelíes en una rave, después de la despiadada matanza de familias enteras que fueron borradas cruelmente, después de que padres e hijos fueran quemados vivos, bebés asesinados en sus cunas, agresiones sexuales y violaciones antes del asesinato e incluso sobre los cuerpos, después de que se extrajeran órganos y se cortaran cabezas, después del secuestro masivo de niños, ancianos y mujeres con 132 de ellos aún retenidos en Gaza (otros liberados a cambio de liberar a terroristas de las cárceles israelíes)… ¿continúo?

Recompensar el terror

Mientras Israel lucha contra todo este mal y repele a los apoderados adicionales de la serpiente iraní que amenaza con la destrucción, algunos líderes europeos se sientan y piensan que ahora es una buena idea recompensar el terror.

No atribuyo malas intenciones a estos líderes, pero la ingenuidad también puede matar. Hay varios aspectos a los que prestar atención: en primer lugar, la corrección política. En un afán por mantener un discurso pluralista, por permitir la plena libertad de expresión y la manifestación de una variedad de opiniones, se está produciendo un auge de las expresiones antisemitas y racistas como no habíamos visto desde los tiempos oscuros de Europa. El mundo occidental se enfrenta a una verdadera crisis moral tratando de conciliar muchas “verdades” cuando en realidad, incluso en una realidad compleja, hay hechos y hay falsedades.

En segundo lugar, la asunción de la comprensión de la cultura con la que tratamos por parte de esos líderes. Permítanme ilustrarlo con una pequeña anécdota: desde su nacimiento, no hay israelí que no conozca la canción más común que se enseña en todos los jardines de infancia: “Yo nací para la paz”. La paz es un valor supremo en el judaísmo y una aspiración central de toda persona razonable en el mundo occidental. ¿Qué aprenden ya los niños palestinos en el jardín de infancia? Cómo asesinar judíos, a través de obras de teatro, canciones e incluso armas.

Los vecinos pacifistas

Y otro pequeño ejemplo: el 7 de octubre, se suponía que iba a haber un acto de lanzamiento de cometas con mensajes de paz desde uno de los asentamientos israelíes cercanos a Gaza, hacia los vecinos gazatíes. El acto no tuvo lugar, ya sabemos lo que hicieron los vecinos. El organizador del acto, Aviv Kutz, fue brutalmente asesinado junto con su esposa Lavanat y sus tres hijos: Rotem, 19, Yonatan, 16, y Yiftach, 14. Eran una familia preciosa.

Este es el choque de civilizaciones tal y como lo describió Huntington.

Y en tercer lugar, la política de apaciguamiento o la decisión de no decidir que caracteriza a algunos líderes europeos. Créannos, frente al islam radical, no funciona. Nuestros dirigentes cometieron este error. Durante más de veinte años, Israel se abstuvo de responder con contundencia (hubo acciones quirúrgicas) a los disparos de misiles desde Gaza hacia Israel, deseando evitar una escalada. En los medios de comunicación israelíes lo llamábamos “gota a gota”. Aprendimos por las malas que cuando no te defiendes de las gotas, llega la tormenta. Y es muy dura.

Recuerdo los días en que era corresponsal de un canal israelí en Europa. Con ojos israelíes, me asombraba cuando los medios locales se esforzaban por llamar así a los atentados terroristas. En conversaciones con el editor de la edición de noticias, por ejemplo, le contaba sobre un intento de atentado con coche bomba en un mercado navideño mientras el atacante gritaba “Allahu Akbar“, y aun así se definía como “un hombre se hirió a sí mismo”.

En aquel momento, la operación “Margen Protector” estaba en su apogeo, una batalla entre Hamás e Israel tras el secuestro y asesinato de tres jóvenes y dulces niños israelíes y el lanzamiento masivo de misiles contra asentamientos israelíes. En los medios de comunicación europeos crecieron las noticias sobre protestas contra Israel (que también respondía a los intentos de destruir a sus ciudadanos) y poco después comenzó una terrible oleada de atentados en Europa, contra judíos y no judíos. Lo que ocurre aquí, en el pequeño Israel, afecta a todo el mundo occidental.

Un desastre moral

El reconocimiento unilateral de un Estado palestino en un momento así, sin luchar contra Hamás, sin impedir que la población de Gaza sufra un proceso de desyihadización similar al proceso de desnazificación que sufrió Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, es un desastre moral. El mensaje de tal medida es que lo que se necesita para alcanzar objetivos es el poder de la destrucción y la devastación, el asesinato y la violación. Es el ocaso del mundo occidental y de Europa tal y como la conocemos.

Pero no me escuchen a mí, escuchen a los líderes de Hamás, que dicen explícitamente: mataremos a los sionistas en Israel, luego a todos los judíos del mundo y, por último, a toda persona de este planeta que no se someta a nuestras leyes.

Israel primero, Occidente después.