María Jesús Corrales tiene una fecha más para apuntar en sus historias de mujeres: 11 de junio de 2025. “Cinco años después del Brexit que redujo de un día a otro nuestro salario en libras en un 20%, la Unión Europea y el Reino Unido alcanzaron el miércoles un acuerdo histórico sobre Gibraltar. Entre otros puntos, se suprime la Verja entre España y el Peñón. Es una maravilla, una noticia magnífica para nuestras vidas”.
Así nos lo cuenta esta periodista especializada en temas transfronterizos en el Campo de Gibraltar, Gibraltar y el área amplia del Estrecho. Como ella, cada día cruzan el Estrecho unos 15.000 trabajadores. Alrededor del 40% son mujeres. Vive en La Línea de la Concepción (Cádiz) y nos atiende desde la redacción de Diario Área, Gibraltar. “Estoy satisfecha”, insiste. La eliminación de los controles físicos en la frontera terrestre facilitará la vida cotidiana de familias como la suya. Es madre de una adolescente de 16 años que estudia en un colegio de Gibraltar. También su marido se desplaza cada día hasta allí, en su caso en moto, para esquivar los atascos.
En términos más amplios, celebra la noticia porque confía en que es el inicio de una etapa de estabilidad, prosperidad compartida entre Gibraltar y el Campo de Gibraltar, entre gibraltareños y andaluces, y mayor bienestar para todos. Autora de ‘Las expulsadas’, nadie mejor que ella nos puede explicar qué supone para las mujeres trabajadoras este acuerdo. En 2019, cuando se disponía a entrevistar a familias ante la inminente salida oficial del Reino Unido de la Unión Europea con la firma del Brexit (31 de enero de 2020), María Jesús topó con un capítulo aún más apasionante: la expulsión en 1966 de unas 9.000 trabajadoras que cruzaban la frontera a diario entre la localidad gaditana y Gibraltar. “Fue una decisión del gobierno de Franco que se anticipó, sin justificación, al cierre completo en 1969 de la frontera terrestre con Gibraltar, conocida como la Verja. Se cortaron todas las comunicaciones y suministros y se interrumpió el paso total de personas, vehículos y mercancías”.
La medida, que tuvo un gran impacto negativo tanto a nivel económico como social, descolocó sobre todo a las mujeres, que tres años antes y sin previo aviso, se les retiró el pase una tarde al volver de su jornada laboral. “Eran tiempos especialmente complicados para ellas y no era fácil buscarse el sustento de nuevo después de quedarse sin ese salario que llevaban a sus casas”. María Jesús nos habla, por ejemplo, de Antonia Martín Gómez, viuda y con dos hijos a su cargo. “Tenía 39 años cuando fue contratada como sirvienta en casa de Sir Joshua Hassan, donde estuvo nueve años. Desde 1957 hasta 1966”.
El trabajo en el servicio doméstico era a menudo una suerte herencia que pasaba de generación en generación. A menudo eran viudas o abandonadas por sus maridos. Aunque María Jesús no conoció aquella época, ha podido constatar, a partir de los testimonios que le han aportado sus familiares, que el bloqueo de la frontera fue una experiencia terrible.
Han pasado casi seis décadas y, por cada trabajadora, habría una historia de valentía. “Hoy -nos cuenta esta periodista- la población femenina que trabaja en Gibraltar se divide básicamente en dos grupos. Por una parte, están empleadas en casas de apuestas y juegos online, con sede en otros países. Son, en su mayoría, extranjeras europeas. Por otro lado, mujeres profesionales y muy cualificadas que trabajan en diferentes sectores, como el comercio u otras empresas. Un colectivo minoritario son empleadas domésticas sin contrato”.
Aunque el acuerdo político ya está aprobado en Bruselas, todavía tiene que formalizarse mediante legislación tanto en el Parlamento Europeo como en el británico. No será necesaria aprobación previa en las Cortes españolas. María Jesús ha sido testigo de la alegría compartida en Gibraltar. Es una excelente noticia para todos y está convencida de que va a beneficiar desde muchos flancos. “Se eliminarán las barreras físicas, los chequeos y los controles sobre las personas y mercancías.
Necesitábamos esta seguridad jurídica y creo que va a suponer revitalización de la región, prosperidad económica y estabilidad. Se pone fin a muchos años de incertidumbre y controles aleatorios que suponían horas de atascos. Esa fluidez nos va a dar calidad de vida y una mejora en la conciliación familiar”.