Día mundial del refugiado

“Salí de Gaza para salvar la vida de mis hijos. Nadie quiere ser refugiada”

Wafa Ghosein ha perdido ya a 15 familiares y 40 amigos. Vive ahora en España, pero su marido sigue en la Franja. En España, 163.220 personas solicitaron asilo, siendo el tercer país de la UE en volumen, pero sólo concedió protección al 12% de los solicitantes

Wafa
La palestina Wafa Ghosein durante la entrevista con Artículo14 IGC

Wafa Ghosein ha huido de Gaza. Hoy, a sus 46 años, es refugiada en España. Ha logrado huir de la muerte. “Vivíamos en Gaza a pesar de las dificultades y desafíos, teníamos una vida y cierta estabilidad. Yo era la directora de un centro de desarrollo del sector educativo. Mi marido y yo trabajábamos bien y llevábamos una vida digna”, recuerda a Artículo14. Pero, “lamentablemente, la continuidad de las guerras en Gaza, especialmente la última y más feroz guerra de exterminio, y el miedo por lo que mis hijos experimentaron al comienzo de la masacre —terror, desplazamiento y peligro— me impulsaron a pensar en salir de Gaza para salvar la vida de mis hijos. No había seguridad para ellos. No quería que vivieran lo que nosotros vivimos en Gaza: guerras continuas, desplazamientos, miedo y ansiedad”.

Ghosein recuerda cómo salieron de casa huyendo del bombardeo. “No me llevé nada más que una foto familiar que estaba cerca de la puerta. Eso fue todo lo que tomé, dejé todo atrás y me fui para salvar la vida de mis hijos. No sabía que nunca volvería a mi casa”, lamenta.

Ha perdido a 15 familiares

He perdido a 15 miembros de mi familia y alrededor de 40 amigos. Dejé nuestros recuerdos en la casa donde crié a mis hijos, dejé todos nuestros sueños allí y me fui. Mi esposo no pudo salir de Gaza porque no tenía visado. Fue una decisión difícil para mí salir y dejar a mi esposo, mi compañero, y llevarme a mi hija pequeña de 11 años a España. También dejé a mi madre allí, ahora desplazada en una tienda de campaña. Pienso siempre en todos los que dejé atrás”.

Al preguntarle sobre sus sensaciones al llegar a España, nos dice: “El primer sentimiento fue de culpa porque dejé a mi esposo y a mi madre y a mis seres queridos en Gaza. Me sentí culpable por tener la suerte de poder salir, mientras que dos millones de personas siguen viviendo bajo los bombardeos sin refugio. Mi esposo sigue trabajando en Gaza, colaborando en el sector humanitario para apoyarnos en nuestra transición a España. Ahora es muy difícil conseguir un visado en Gaza, ya que Israel ha destruido la infraestructura y los cruces. No queda nada habitable allí, la destrucción está por todas partes y el dolor y la muerte predominan”.

Wafa Ghosein

La palestina Wafa Ghosein durante su entrevista con Artículo14

Ahora en España tiene el estatus de refugiada. Al igual que ella, 163.220 personas solicitaron asilo, siendo el tercer país de la UE en volumen, pero concedió protección solo al 12% de los solicitantes, 30 puntos por debajo de la media europea. Según datos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), las solicitudes pendientes aumentaron un 56%, con 191.095 personas esperando una decisión, pero por otro lado, en cuanto a las protecciones concedidas, Ucrania, Mali, Burkina Faso, Somalia, Sudán, Siria, Afganistán y Palestina fueron los países con mayores tasas de concesión de asilo.

Y respecto a Palestina, CEAR denuncia la situación en Gaza, donde más de 1,7 millones de personas han huido de sus hogares y, apoyándose en una campaña que ya ha reunido más de 100.000 firmas, urge al Gobierno español a tomar medidas para poner fin al genocidio.

Los sacrificios

“La idea de ser refugiada no era nueva. En cada guerra que Israel lanzaba contra Gaza, pensaba en llevarme a mis hijos y salir de allí, pero mis raíces, mi vida y mi familia estaban allí. En Gaza crecí, amé y formé mi pequeña familia”, recalca.

“La última guerra y vivir dos meses de genocidio me confirmaron que debía salir de Gaza y proteger a mis hijos. Decidir marcharse no es fácil y después de salir, queda un vacío en el corazón. Nadie en el mundo quiere dejar su casa, su familia y su país. Nadie quiere ser refugiado. Pero al llegar a España, sentí la bendición de la seguridad. Mis hijos y yo ya no estábamos en peligro, así que valía la pena sacrificar todo lo que amaba en Gaza por mis hijos. Sacrifiqué mi trabajo, antes de la guerra incluso pensaba en comenzar un doctorado, pero ahora en España tengo la barrera del idioma. Es difícil empezar de nuevo en un lugar nuevo y extraño donde no conoces el idioma, es como empezar de cero. Ahora he comenzado a aprender español porque me gusta aprender el idioma y la cultura para poder vivir e integrarme en mi entorno”.

Lo cierto es que Ghosein admite que “estamos aquí físicamente, pero nuestro corazón y nuestra mente están en Gaza. Sufrimos de ansiedad crónica, seguimos las noticias 24 horas para ver quién de nuestros seres queridos sigue vivo. Mis hijos están preocupados por su padre, que todavía está en Gaza”.

También le preguntamos si desea volver a su hogar, a Gaza, en el futuro: “Si me dijeran que la guerra ha terminado y que el lugar es seguro, definitivamente querría volver para reconstruir mi casa y ayudar a mi comunidad, y para reconstruir Gaza de nuevo”.

La palestina ahonda en lo que supone ser refugiada. “El refugiado se ve obligado a serlo; si su vida no estuviera en peligro, no habría salido”. Así, Ghosein espera “que se trate a los refugiados de manera más humana, son personas que se vieron obligadas a dejar sus hogares, familias y países, y son educadas y pueden contribuir al desarrollo del país que los recibe. Espero que haya políticas diseñadas para integrar a los refugiados y crear oportunidades de empleo para ellos, ya que muchos al llegar no encuentran trabajos acordes con su formación”.

Ghosein desea “que se facilite el proceso de asilo para que sea más rápido y menos burocrático, porque los refugiados son víctimas de guerras y de la falta de estabilidad. La solución ideal es detener las guerras, y así nadie dejaría su país. Desde mi lugar, exijo el cese inmediato y total del exterminio en Gaza y el fin de la venta de armas a Israel, que comete crímenes de guerra en Gaza, donde ha matado a unos 40.000 civiles, la mayoría niños y mujeres”.

La historia de Ghosein es solo una entre millones de relatos de refugiados que huyen de guerras y conflictos, que reflejan la increíble fuerza y resistencia frente a la adversidad, dejando atrás sueños rotos y llevando consigo la fe en la humanidad y la esperanza de un futuro mejor. La comunidad internacional debe actuar con firmeza, ofreciendo apoyo para que estos refugiados encuentren un nuevo hogar donde puedan vivir sin miedo y persecución, pero sin perder el foco en lo esencial, que es terminar con las guerras y las injusticias que los obligan a huir. Debe ser una llamada urgente a la acción, para construir un mundo donde ningún ser humano tenga que ser refugiado.