Desde que estalló la guerra entre Israel e Irán, la vida en Tel Aviv se ha transformado en un estado de alerta constante. Para Yael Macías, ciudadana israelí-española que reside en el sur de la ciudad, el despertar a las tres de la mañana con el teléfono sonando por una alerta dejó de ser una posibilidad remota y se convirtió en la nueva normalidad. “Lo que ha sido inesperado ha sido la magnitud”, cuenta por videoconferencia a Artículo14.
Las alarmas se suceden, las noches se vuelven interminables y el refugio se convierte en el lugar donde, entre miedo y resignación, se busca algo de seguridad. Para Yael, como para tantos israelíes, lo más duro es la sensación de vulnerabilidad: “Es una especie de ruleta rusa, no sabes si el próximo misil será el tuyo”, dice. La guerra contra Irán no se parece en absoluto a la “rutina de guerra” que manejaba el centro del país durante los conflictos contra Hamás o Hizbulá. “Ahora estamos en otra dimensión, en otra liga y sí, da más miedo”, aclara.
-¿Te imaginabas que algo así podía pasar?
-Son tiempos en que esperamos lo inesperado. Tarde o temprano, asumíamos que hay que acabar con la cabeza de todo esto. Uno puede entrar en guerra con Hizbulá, con Hamás o con los Hutíes, pero pero al final la raíz de todo esto es Irán.
-Irán ha logrado sobrepasar la Cúpula de Hierro, y los impactos directos de misiles balísticos destruyen edificios enteros. Van 24 muertos y más de 600 heridos. ¿Cómo estás viviendo esta situación?
-Esto pasa además en un contexto en el que ya llevamos en guerra 20 meses, pero esto es es un conflicto distinto. Esto no es la guerra en Gaza, no es la guerra contra Hamás, esto es la guerra contra la raíz de todo el mal que hemos estado viviendo en los distintos frentes. Es una especie de ruleta rusa. Es difícil procesar estos sentimientos.
-La vida y la economía del país está paralizada. ¿Cómo se lidia con la urgencia de estar siempre cerca de un refugio?
-Por supuesto es estar en una realidad en la que todo está limitado, cualquier cosa que hagas tienes que tener en cuenta que tienes que tener un refugio a minuto y medio de donde estés. Te planteas si es necesario salir o no de casa. Nos han limitado toda la vida. Todo ha cambiado de la noche a la mañana.

-No todas las viviendas y edificios tienen cuartos blindados.
-Yo tengo un refugio en la planta de mi edificio. No dentro de mi casa, pero tengo que caminar 20 pasos y estoy ahí, con lo cual en ese sentido me siento muy afortunada. Amigos cercanos que no tienen ni siquiera un refugio en todo el edificio, han tenido que irse a casa de familiares o amigos.
-¿Cómo son las noches en el refugio?
-Lo que están pidiendo prácticamente es que pasemos toda la noche en el refugio. Y eso supone una especie de nueva realidad, en la que lidiamos con las alertas de preaviso (10-15 minutos antes) y las alarmas antiaéreas, en que tenemos un minuto y medio para encerrarnos. Por ello te lo piensas diez veces antes de subirte al coche y de irte por autopista si tienes que ir a un sitio. Y el dormir… es algo que apenas existe.

-¿Qué papel juega la sociedad civil en todo esto?
-Hay asociaciones preparando tiendas de campaña en el piso menos cuatro del parking de un centro comercial, que a su vez ejerce de búnker o de refugio, para que la gente pueda dormir ahí. Y han puesto tiendas de campaña y juegos para los niños y lo que haga falta para dar esa facilidad y para dar un poco la sensación de normalidad. Se preocupan para que la gente esté lo más cómoda posible.
-El espacio aéreo está cerrado, y es prácticamente imposible escapar. ¿Te planteas salir del país?
-Yo me siento israelí, tengo mi vida aquí. ¿A dónde voy? Pero entiendo que también hay mucha gente que está con esa sensación de agobio, de no saber que pasará. Israel no tiene la facilidad que tienen otros países de que puedes salir fácil por alguna frontera terrestre. No es el caso. Estamos aquí, ahora tenemos que enfrentarnos a esta situación de la mejor manera posible.

-¿Qué esperas del futuro?
-Quiero mirar al futuro con optimismo y pensar que esta es la última gran guerra contra Irán, y que si se consigue salir de esto y Netanyahu sabe ponerle un fin… Esta guerra está justificada, pero también hay que saber salir de ella. La guerra tiene que tener un propósito y un fin. Quiero mirar al futuro con optimismo y decir: después de esto vamos a tener muchos años de paz y de prosperidad, que la región será completamente distinta. Pero que termine ya todo esto, y que por favor que no dure mucho.