‘El Cordobés’, Alberto de Mónaco, Boris Becker o Carlos Baute tardaron mucho tiempo en reconocer algunas de sus paternidades. Esta noche, sin embargo, los dos principales partidos acudirán raudos a reconocerse padres de la victoria electoral. Y puede que el veredicto de las urnas haga que sea una paternidad compartida. Según la RAE, la victoria es la superioridad o ventaja que se consigue del contrario, en disputa o lid.
¿Distancia clara o amarga victoria del desempate ‘desempate’?
En el último tramo de la campaña, el PP ha aventado la teoría del desempate. “Si el domingo Pedro Sánchez ha empatado, Pedro Sánchez se queda, y nosotros, no voy a decir cómo… pero también.” Este mensaje en el mitin de cierre de campaña del PP quizá sea una forma innovadora de buscar el voto útil apelando al compartido rechazo a Sánchez o simplemente trate de bajar las elevadas expectativas de hace unas semanas.
Los datos apuntan a que la victoria del PP será más amplia que la de generales hace un año, pero mucho más estrecha que la de los pronósticos de hace un mes. Ya sea con clara ventaja o bien con “victoria de desempate”, los resultados nos dirán si con “Tu voto es la respuesta” toda la base social de la derecha ha entendido la misma pregunta.
La explicación de los resultados habrá que buscarla, más que como un castigo electoral para Sánchez, como la expresión de una protesta en unas elecciones que ni reparten poder, ni forman gobierno, y tampoco echan a Pedro Sánchez.
La victoria del ‘somos más’ que podría derrotar la investidura
“El bloque involucionista ha fracasado… ¡somos más!”. Pedro Sánchez encontró esta fórmula de victoria en su derrota en las generales del 23J. Ahora, aunque debilitado políticamente, pretenderá replicar aquella fórmula de laboratorio que cristalizó en otro mandato presidencial. Es el escenario más probable: la suma de los partidos del “¡Somos más!”, sería hoy mayoritaria.
Si en 2023 su “Perro Sanxe” canalizó la emoción de la última semana, y funcionó, ahora propone movilizar a la parroquia con el orgullo de “votar con la zurda”. El clima anímico del electorado no es el mismo, y su fórmula de laboratorio volverá a ser un éxito dependiendo de si el “peinado de Begoña”, en lugar de ser inhibidor, ha actuado estos últimos días como catalizador.
Pero cuidado, podría suceder que esa victoria del ‘somos más’ esté envenenada. Un debilitamiento electoral de los aliados por la camaleónica capacidad de Pedro Sánchez para atraer votantes puede llevarlos al mismo retiro de cinco días para preguntarse si merece la pena. La victoria del ‘somos más’ podría esconder, así, una derrota de la mayoría de la investidura en forma de futura parálisis política e ingobernabilidad.
Operación Irene: empate a tres
El 5 de diciembre de 2023 dio comienzo la “operación Irene”: Podemos oficializó la ruptura con Sumar, pasando al Grupo Mixto. Comenzó su campaña para las europeas y parece que las estrategias se diseñan mejor desde la Taberna Garibaldi que desde las moquetas de los ministerios. Buenos datos en la economía española, aceptar la teoría de la ‘máquina del fango’, una candidata invisible y la percepción de una presencia sumisa en la coalición han dejado muy desdibujada la papeleta de Sumar en estas elecciones. En su lugar, la de Irene Montero parece perfumada con el aroma de la emoción del primer Podemos.
Siento curiosidad por ver su comparecencia esta noche. En 2014, tras irrumpir con cinco eurodiputados, Pablo Iglesias puso gesto serio y dijo “no hemos nacido para ocupar un papel testimonial, sino para ir a por todas”. Si triunfa la ‘operación Irene’ y Podemos finalmente empata con Sumar a tres escaños, ¿habrá contención en el mensaje, como entonces, o se desbordará la emoción de quien siente que vuelve a la vida, aunque sea testimonial?
El votante de izquierda pura cepa, al igual que una persona a dieta, se enfrenta hoy al dilema de votar entre lo que le gusta o lo que le conviene: la partitura de campaña de Podemos le gusta más que la música de Sumar, pero si estos pierden el cuarto escaño significará que Izquierda Unida no tendría representación: sería un nuevo ‘big bang’ en la izquierda.
‘La fiesta’ de la derecha
“Se acabó la fiesta” es, sin duda, la papeleta que más emoción genera entre sus potenciales votantes. Votan a Alvise y a nadie más: esta misma semana el candidato reconocía en una de sus entrevistas en pretendida clandestinidad que a su número dos lo conoció hace unos pocos días, después de superar un proceso de recursos humanos realizado de forma independiente. Menuda lotería: será la cara más radiante de la noche.
Sus expectativas han crecido en campaña, acompañadas por las dudas de la expresividad de su voto, es decir, casi la mitad de sus votantes dicen que con seguridad elegirán la papeleta de Alvise a la vez que no garantizan su presencia en el colegio electoral.
El cabreo de la derecha ha mutado, más de medio millón de electores se arremolinan alrededor de Alvise porque ya ni Vox les parece suficiente. A pesar de crecer con respecto al debut europeo de 2019, Vox ya no canaliza en exclusiva el malestar de la no-izquierda. A Abascal le ha salido un competidor al fondo a la derecha.
Un lamento: elecciones sin escrutinio
Esta noche no disfrutaremos del clásico soniquete del San Ildefonso electoral que son los escrutinios cuando hay elecciones. Como hasta las once de la noche no conoceremos el resultado, estaremos tres horas en capilla, y las pocas noticias que nos lleguen tendrán poco sabor y solo contribuirán a la confusión. Nos hurtan el escrutinio, pero no perderemos la emoción. Ojalá en el futuro se pudiera arreglar, porque las elecciones sin escrutinio tienen la misma gracia que ver comer sin poder comer.