La Corona se ha sumado este lunes al reconocimiento del talento y el esfuerzo representado en una mujer: María Teresa Rodríguez. A sus 83 años de edad, ha recibido el premio Reino de España a la Trayectoria empresarial por estar al frente de la empresa de galletas Gullón desde 1983.
Aquel año cambió la vida para la presidenta de honor de la fábrica asentada en Aguilar de Campoo (Palencia). María Teresa Rodríguez era una mujer y madre, al cargo de cuatro hijos, que se dedicaba al cuidado de la familia mientras su marido dedicaba sus horas a sacar adelante la empresa. Pero un accidente de tráfico que acabó con la vida de su marido José Gullón que cambió para siempre el destino de María Teresa. “Telle”, como la llaman cariñosamente, con más de 40 años, sin estudios empresariales ni experiencia, se puso al frente de empresa hasta convertirla en una empresa con 500 empleados y una facturación en 2024 de 697 millones de euros, según el último dato de junio.
Dicen sus más allegados que, pese a su edad, la dedicación y sentido del deber de Rodríguez no decae. Visita la fábrica todos los días y supervisa que la tienda funcione correctamente, poniéndose ella misma en ocasiones al frente de la misma, como una empleada más. Es la actitud de quien es consciente de que para que un negocio triunfe hay que vivirlo desde dentro. Como ella misma dice, cada galleta es una medalla.
En su discurso, Don Felipe ha enfatizado en este concepto en su entrega de este premio, que por primera vez el Círculo de Empresarios ha otorgado a una mujer. El Monarca ha estado acompañado del ministro de Transportes, Óscar Puente. “No deja de asombrarnos que, a sus 83 años, María Teresa Rodríguez sigue visitando la fábrica todos los días y continúa ayudando en la tienda de galletas”.
Una vida dedicada a transformar y construir
Su hija, Lourdes Gullón, actual presidenta de la compañía, ha destacado de su madre el haber dedicado una vida entera a “transformar y construir”.
Gullón, en un discurso emotivo, ha puesto en énfasis el valor humano que Rodríguez ha puesto en cada uno de los días al frente de la compañía. “Cuando le hablan de cifras en los consejos de administración siempre pregunta, ¿Cuántos puestos de trabajo hemos creado?”, ha detacado.
La empresaria era una niña cuando su madre tuvo que tomar una decisión: o sacar adelante la compañía o abandonar el negocio. Afirma que, los que la conocían, sabían de antemano que la segunda opción nunca tendría lugar. Pese a no tener formación empresarial, creció entre el “ajetreo de la fonda”, y siempre “atendía a los clientes con esos ojos tan vivos y esa sonrisa”.
Gullón ha recordado como acudía todas las mañanas a la fábrica, y por la tarde acudía a hablar con los trabajadores. “María Teresa apostó por su pueblo y sus vecinos en un contexto en el que ser empresaria y líder siendo mujer era ir a contracorriente”, ha aseverado. “Y lo hizo sin alzar la voz pero con un aplomo inquebrantable”.
Introdujo la primera galleta integral en el mercado
Uno de los logros de María Teresa ha sido introducir la primera galleta integral, en la que se redujeron los azúcares. “Siempre se ha preocupado por la gente, y por apostar por un estilo de vida saludable”.
Este espíritu es el que le ha llevado a la empresaria, ha puesto en valor su hija, a “Demostrar que desde el mundo rural se pueden hacer grandes cosas”. Ella lo vivió de primera mano, ya que se sentaba junto a su madre a hacer los deberes del colegio.
Don Felipe ha destacado cómo, al visitar la fábrica en su 125 aniversario, percibió “de primera mano ese ambiente, esa relación tan especial entre la empresa, las personas y el territorio”. Y ha suscrito las palabras de Gullón: “La empresa es un ejemplo de cómo desde la llamada España vaciada pueden surgir iniciativas con alcance global, lo que demuestra que el futuro también se escribe desde esos territorios”.


