Puigdemont comunicó a Sánchez que la amnistía será lo último que vote Junts

Da por amortizado el pacto de investidura firmado en noviembre y así se lo trasladó a Santos Cerdán en su última reunión tras las elecciones catalanas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una imagen en el Congreso
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una imagen en el Congreso Efe

El jueves el Congreso aprobará la ley de amnistía. Seis meses después de que Pedro Sánchez lograse la investidura a cambio de la medida de gracia a Carles Puigdemont, el compromiso entre ambos queda saldado. Así se lo ha hecho llegar al presidente del Gobierno el líder de Junts. Una vez más el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, ha sido el mensajero. En esta ocasión las noticias no han sido buenas. El “tres” de los socialistas se reunió con Puigdemont el fin de semana posterior a las catalanas para hacer un control de daños tras la victoria de Salvador Illa.

El encuentro fue tenso. El ex presidente de la Generalitat trasladó a Cerdán su intención de recuperar el puesto que “legítimamente” le corresponde, es decir, que el PSOE facilitase su investidura. Para los socialistas este escenario es política ficción y así lo trasladaron a Puigdemont, según han trasladado a Artículo14 desde el entorno del prófugo. No están dispuestos a sacrificar a Illa. Él tampoco a dar ni un aliento más a Sánchez. “Desde ahora no contéis con los siete votos de Junts”, sentenció el catalán en su encuentro.

Puigdemont se siente engañado por Sánchez. Es consciente que desde que la ley salga de la Cámara baja, el Gobierno perderá el control. Serán los jueces los que decidan cómo y a quién aplicarla. Además, se da por descontado que el Tribunal Supremo recurrirá la norma en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Desde el PSOE se le ha trasladado al líder de Junts que “confíe” en que la medida de gracia será efectiva. Sobre la mesa está la renovación del Consejo General del Poder Judicial, para la que Moncloa no descarta cambiar las mayorías si el PP no se aviene a acuerdos. De esta forma se podrían llevar a cabo los nombramientos pendientes en instancias como el propio Supremo.

En este caso es Junts a quien le suena todo a política ficción. El varapalo de no lograr una mayoría independentista para volver a la Generalitat ha hecho que Puigdemont tenga que recalcular su estrategia. Con Illa en el gobierno catalán y Sánchez en Moncloa se ve sin cartas que jugar. A partir de aquí, su única vía es la confrontación con Sánchez. La orden a su pupila, Miriam Nogueras, es abstener en las futuras votaciones. Acabar con el “colaboracionismo” que, entiende,  ha hundido a ERC.

En Moncloa daban por descontado el “pataleo” de Puigdemont. Asumen que les tocará perder alguna votación más después del varapalo sufrido con la ley del Suelo y la de lucha contra el proxenetismo. La mayoría de la investidura está en horas bajas, pero Sánchez espera que se recomponga después de las elecciones europeas del 9 de junio. El cálculo es que, aunque no ganen, la distancia con el PP será “mínima” y a partir de aquí Sánchez abrirá una nueva etapa con Illa como presidente de la Generalitat.

Los socialistas son muy optimistas en cuanto a ERC. Dan por hecho que los republicanos acabarán facilitando la investidura. Hay conversaciones discretas. El veterano del PSC, José Montilla, está entre los facilitadores del pacto. Los socialistas han ofrecido a los de Oriol Junqueras mantener los cargos intermedios en el nuevo Govern. Consideran que ERC ha dejado de ser un partido de bases y que los que desempeñan puestos de responsabilidad presionarán para no perder el empleo.

La guerra interna en el seno de los republicanos hace difícil ser categóricos, pero en este momento en el PSOE “están tranquilos”. Marta Rovira es la negociadora oficial por parte de ERC y su postura es más próxima a una repetición electoral antes que dar apoyo a los socialistas. Está por ver que fuerza interna tiene. Los pragmáticos presionarán para favorecer que la legislatura arranque, irse a la oposición y colocar un nuevo líder en el congreso de noviembre. El ex consejero de Justicia, Joan Ridao, ha entrado en las quinielas en las que también está el ex presidente del Parlament, Roger Torrent.

Precisamente la constitución de la Mesa será la primera señal de como será la correlación de fuerzas en la cámara catalana. Está por ver si el PSC entrega a ERC la presidencia como gesto. El empujón final vendrá después del 9-J. Aunque Illa es quién tiene la última palabra, Sánchez sabe que Cataluña es clave tanto en el discurso como en la aritmética. Hay quienes, como demandó ayer Alberto Núñez Feijóo, especulan con que en julio se convocarán elecciones generales.

Los cercanos a Sánchez descartan que el presidente esté barajando este escenario. Apuestan porque aguantará la legislatura “con o sin los votos” de Junts. No hay miedo a una moción de censura porque consideran que Puigdemont y Abascal son incompatibles. Pasadas las europeas y sin horizonte electoral inmediato, el presidente presionará al PP para que apoye leyes en “beneficio de los ciudadanos”. No es imposible cambiar a Feijóo por Puigdemont, pero parece improbable.

TAGS DE ESTA NOTICIA