La secretaria general de ERC, Marta Rovira, tiene un plan y el primer secretario del PSC, Salvador Illa, está dispuesto a aceptarlo. La dirección de Esquerra desea una negociación de investidura de estilo agonizante y los socialistas catalanes la han aceptado de buen grado porque, al fin y al cabo, ya tienen terreno de juego.
Se sabe con exactitud cuál es la fecha límite para que haya investidura en Cataluña y a esa fecha quiere arrimar ERC las posibilidades de éxito de la negociación: 25 de agosto. Ese es el guion de ERC: el de unas conversaciones asomadas al precipicio y el de un Illa prometiendo un modelo de financiación nunca visto mientras agota sus pasos sobre la cornisa.
“Va para largo”. Es el pronóstico de la portavoz de ERC en el Parlament, Marta Vilalta, una de las dirigentes que Rovira ha designado para desbrozar una negociación que necesariamente culminará en Ginebra, donde reside la secretaria general republicana. Los republicanos han puesto sus exigencias sobre la mesa sin grandes ambigüedades: quieren que la Generalitat recaude el 100% de los impuestos (y no el 9%, como hasta ahora) y luego pactar la cantidad que debe transferir al Estado al estilo del cupo vasco.
El punto de partida de lo que ERC llama “financiación singular” es de difícil digestión para el PSOE, en particular para buena parte de sus federaciones territoriales. Pero ni la dirección del PSOE ni el Gobierno piensa ahora mismo en endurecer la negociación. Al contrario. Desean ablandarla, elogiar el decisivo papel de Esquerra en los últimos años y mantener como sea su apoyo (porque, al fin y al cabo, Pedro Sánchez le va la presidencia en ello).
Formalizar la negociación
Las comitivas de PSC y ERC tuvieron este martes su primera toma de contacto para formalizar la apertura de conversaciones. Esquerra aprovechó para designar a su equipo negociador que estará integrado por el círculo de confianza de Rovira. A la citada Vilalta le acompañará el presidente del grupo parlamentario de ERC, Josep Maria Jové. Ambos estarán secundados por el altavoz del gobierno catalán en funciones, en manos de Pere Aragonès.
Mientras PSC y ERC se ponían en marcha, el presidente del Parlament, Josep Rull, no tuvo más remedio que cumplir con el obligado protocolo y abrir la la ronda de contactos con los grupos para constatar lo que ya sabía: que ni Illa ni Carles Puigdemont están dispuestos a dar el paso de presentarse a la investidura el día 25.
“Hay tiempo hasta el 25 de agosto”, resolvió Rull sin querer dar mayor importancia a que tenga que recurrir a la firma del llamado “acto equivalente” a una investidura fallida para activar el reloj que conduce a Cataluña a un final de recorrido: o nuevo presidente o elecciones. Los republicanos, como los socialistas y Junts, pasarán por el despacho de Rull hoy, miércoles, y aprovecharán para expresar su perplejidad por que ni Illa ni Puigdemont acudan a una primera sesión de investidura. Forma parte de la función que estará en cartel durante los próximos dos meses.