El truco definitivo para que las alcachofas no se pongan negras (y no es el del limón)

Durante años se ha repetido el mismo consejo: “usa limón para eliminar lo negro de las alcachofas”. Y aunque es efectivo en parte, no siempre funciona como esperamos

Alcachofas.

Las alcachofas son una de las verduras más apreciadas de la temporada: tiernas, versátiles y llenas de sabor. Sin embargo, cualquiera que se haya enfrentado a limpiarlas conoce bien su mayor enemigo: el oscurecimiento. Ese tono marrón que aparece casi de inmediato en cuanto la alcachofa se corta no es solo poco estético, sino que puede afectar a la textura y al sabor del resultado final.

Durante años se ha repetido el mismo consejo: “usa limón”. Y aunque es efectivo en parte —la acidez ralentiza la oxidación— no siempre funciona como esperamos. Por suerte, existe un truco aún más eficaz, utilizado por cocineros profesionales y que garantiza alcachofas verdes, limpias y perfectas: el agua con perejil.

Sí, el truco definitivo no está en los cítricos, sino en una hierba que casi todos tenemos en la cocina.

¿Por qué las alcachofas se ponen negras?

Antes de entrar en soluciones, conviene entender el problema. Las alcachofas se oxidan a una velocidad sorprendente por una razón: contienen polifenoloxidasa, una enzima que reacciona con el oxígeno al entrar en contacto con el aire.

En pocos segundos, esa reacción empieza a oscurecer la superficie cortada, igual que ocurre con la manzana o el aguacate. Pero, a diferencia de estas frutas, la alcachofa tiene una concentración enzimática mayor y un tejido más poroso, lo que acelera el proceso.

El método profesional: agua fría y un manojo de perejil

El truco que utilizan muchos chefs para evitar que las alcachofas ennegrezcan es tan simple como efectivo:

Sumergirlas en un bol de agua fría con un buen manojo de perejil fresco.

El perejil actúa como antioxidante natural, liberando compuestos en el agua que atrapan el oxígeno y reducen la acción de la enzima responsable del cambio de color. El resultado es sorprendente: las alcachofas se mantienen verdes durante mucho más tiempo, incluso cuando se limpian con calma o se preparan en gran cantidad.

Además, este método tiene dos ventajas adicionales frente al truco del limón:

  • No modifica el sabor de la alcachofa, algo que sí ocurre con el limón cuando se usa en exceso.
  • No ablanda la carne de la hortaliza, ya que la acidez puede alterar ligeramente la textura si se deja demasiado tiempo en contacto con ella.

Para que funcione, basta con llenar un recipiente grande, añadir hielo o agua muy fría y colocar dentro un manojo entero de perejil. Después, sumergir cada alcachofa en cuanto se vaya limpiando.

Otros trucos que también funcionan 

Aunque el del perejil es el más eficaz, existen otros métodos que ayudan a frenar la oxidación:

1. Agua con harina

Es un truco tradicional: mezclar una cucharada de harina en un bol de agua forma una película que protege a la alcachofa del contacto directo con el oxígeno. Ayuda, pero no tanto como el perejil.

2. Preparar un “bol de blancura”

Los cocineros franceses utilizan una mezcla de agua, harina y unas gotas de ácido. Es efectivo, pero más engorroso y puede modificar ligeramente la textura.

3. Tapar con papel húmedo

Si se trabaja rápido, cubrir las alcachofas ya limpias con papel de cocina mojado limita la exposición al aire. Es útil durante minutos, pero no para preparaciones largas.

Cómo limpiar alcachofas sin desesperar

Además de usar el truco del perejil, seguir estos pasos facilita la tarea:

  • Cortar las puntas y retirar varias capas de hojas hasta llegar a las más claras.
  • Frotarse las manos con limón o usar guantes (tiñen la piel).
  • Pelar el tallo, que es tan sabroso como el corazón.
  • Quitar la pelusilla interior si es una variedad grande.

Una vez limpias, sumergirlas inmediatamente en el bol con agua y perejil.

Cocinar sin que se oscurezcan

Incluso después del remojo, conviene protegerlas durante la cocción:

  • Cocinarlas a fuego suave para evitar que se deshagan.
  • Añadir un chorrito de aceite al agua para que floten menos y se oxiden menos.
  • O bien cocinarlas directamente en guisos o salteados que las cubran.
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