No, ya no sólo te hacen ghosting tus amigos, tu ex o tu crush. El término ha trascendido al ámbito laboral, y es esa interrupción abrupta de la comunicación por parte del empleador, reclutador o incluso de un candidato.
Por parte de la empresa, ese silencio carece muchas veces de importancia: se ahorra un tiempo hacia un candidato que no le interesa mientras mueve ficha con el siguiente. No obstante, el impacto en la salud mental de quien lo sufre puede ser más severo de lo que se cree.
El impacto psicológico de no dar un cierre a algo importante
El silencio post-entrevista es un fenómeno que se ha expandido rápidamente en los últimos años.
De acuerdo con un estudio de hace un año por parte de Greenhouse, una empresa de software de selección, 6 de cada 10 candidatos son ignorados completamente después de una entrevista de trabajo. Un número que aumenta hasta dos puntos (8 de cada 10) en los millenials, según Clutch.
Desde el punto de vista de la psicología, nuestro cerebro necesita un cierre para las situaciones importantes. Las inseguridades, los escenarios negativos y la incertidumbre desbordan a las personas que no reciben un cierre adecuado.
Por lo tanto, en una situación de ghosting laboral, los candidatos y candidatas pueden empezar a estresarse, a sufrir ansiedad, a hacerse preguntas desde la incertidumbre, a cuestionarse y deteriorar su autoestima y autoconfianza…
Todas estas posibles reacciones suelen terminar en un gran agotamiento mental, llegando a afectar seriamente a las personas que no consiguen encontrar un puesto de trabajo.
La empresa empleadora también puede llegar a verse afectada por esto. Con el gran impacto de las redes sociales, y los sitios dedicados a opinar sobre experiencias laborales, un cúmulo de malas experiencias reseñadas puede dañar la imagen de la empresa.
Cómo lidiar con el ghosting laboral
Desde la American Psychological Association (APA), se han compartido una serie de estrategias para afrontar el ghosting laboral.
Si el cierre no se obtiene por parte de la empresa, es importante dar el cierre uno mismo para garantizar la paz mental.
Después del periodo acordado, si sigue sin haber respuesta por parte de la empresa, o de un periodo prudencial si no lo hay (1-2 semanas), puedes enviar un correo de seguimiento final. En caso de tampoco obtener una respuesta, puedes aceptar el cierre por cuenta propia, y pasar a buscar otras oportunidades.
Otro consejo profesional es entender esa falta de respuesta de otra manera. Esta habla más de la empresa de lo que crees. Por ello, es importante separar tu valor personal y profesional de la acción poco ética de no responder por parte de la misma. Igual no era el destino adecuado.
Finalmente, si la falta de respuestas y oportunidades empieza a sobrepasarte, puedes considerar una cita con un profesional de la salud mental. Esta persona no sólo puede ayudarte a superar la incertidumbre y la ansiedad, sino que puede ayudarte a reenfocar tu búsqueda laboral.
En todo caso, si algo queda claro de todo esto, y de acuerdo también con la APA, las empresas deben garantizar una comunicación clara y respetuosa. Más allá de un acto de cortesía, resulta en una inversión que demuestra preocupación por los candidatos y por mantener una buena reputación como negocio.