Guadalajara, a menudo ensombrecida por la majestuosidad de otras provincias castellanas, es un tesoro escondido que aguarda ser descubierto. Entre sus parajes naturales y su rica historia, se encuentran pueblos con un encanto particular, capaces de sorprender al viajero más experimentado. Hoy nos adentramos en uno de esos enclaves que destaca por ser un pueblo de Arquitectura Negra.
El particular pueblo de Arquitectura Negra en Guadalajara
Ubicado en las faldas del pico Ocejón, en plena Sierra Norte de la provincia, Valverde de los Arroyos apenas llega a los cien habitantes. Perteneciente a la Ruta de los pueblos negros de Guadalajara, destaca como una de las joyas de la misma. Este tipo de arquitectura de los edificios es muy común en la zona, donde abunda la pizarra oscura en las montañas de los entornos. Los antiguos habitantes de estas áreas supieron sacar provecho de lo que les ofrecía la naturaleza para sus hogares.
En este municipio en concreto, la conservación de las casas y demás edificaciones es excelente. Sus tonos negros y grises se funden excelentemente con su paisaje, y según el momento del año gozan de varios tipo de belleza: bajo la nieve del invierno, reflejando el sol del atardecer del verano, la fusión con las hojas del otoño…
Al pasear por sus calles empedradas, el visitante son testigos de esa armonía con el entorno natural. Las casas, con sus tejados de losa y sus fachadas de pizarra, sus balcones de madera… Los pequeños detalles arquitectónicos, como los dinteles de piedra, revelan el cuidado y la tradición con la que se han construido y mantenido estas viviendas a lo largo de los siglos.
Su plaza mayor, presidida por la iglesia parroquial de San Pedro, es el corazón de la vida social del pueblo. Fue erigida en 1854 por encargo de los hermanos frailes Pedro y Manuel Monasterio, quienes eran del pueblo y llevaron a cabo su actividad misionera en Filipinas. En la plaza se celebran fiestas y eventos que aún conservan la esencia de lo rural. Es especialmente recomendable la visita durante la festividad del Corpus Christi, cuando las calles se engalanan con alfombras florales, o en el Día de la Octava, una celebración popular que muestra la riqueza etnográfica de la zona.
Una cascada en escalera y mucha naturaleza
Para los amantes de la naturaleza, el entorno de Valverde de los Arroyos ofrece un sinfín de posibilidades. La ruta que lleva a la Chorrera de Despeñalagua vale mucho la pena. Esta lleva a una impresionante cascada de más de 100 metros de altura. El sendero, de dificultad moderada, permite disfrutar de la vegetación de la sierra y de las vistas panorámicas que quitan el aliento a cualquiera. Además, la zona es ideal para la práctica de senderismo, ciclismo de montaña y observación de aves, gracias a la diversidad de su fauna y flora.
Los mesones y restaurantes del municipio sirven la tradicional cocina de montaña de la Sierra Norte. Las comidas de olla y las carnes de caza cocinadas en horno de leña son el plato estrella, pero las setas y los dulces locales hacen aún mejor la experiencia gastronómica.
Si se busca una escapada natural y tranquila, con tradiciones, parajes y edificaciones rurales mágicas, elegir Valverde de los Arroyos es un acierto seguro.