El sector turístico encara un verano de récord en reservas. Sin embargo, bajo la superficie crece la preocupación. Las agencias de viajes están en alerta ante el encarecimiento progresivo de los paquetes vacacionales, que empieza a provocar el abandono de algunos destinos tradicionales por parte de los viajeros habituales. La tensión entre la oferta creciente, los precios al alza y la demanda cambiante pone a prueba a todo el ecosistema turístico. En especial, en zonas como Baleares, donde la presión es cada vez más evidente.
Síntomas de agotamiento en los mercados clásicos
La patronal de las agencias de viajes en Baleares, Aviba, ha encendido las alarmas sobre la evolución del mercado alemán, uno de los principales emisores de turistas hacia el archipiélago. Según su presidente, Pedro Fiol, los datos reflejan una pérdida de fuerza en este segmento, presionado por la inflación, el encarecimiento de los servicios turísticos y la reducción del poder adquisitivo en origen. “Muchos alemanes empiezan a mostrar síntomas de agotamiento”, advierte Fiol en Última Hora.
Esto que obliga a las agencias de viajes a diversificar mercados y reformular estrategias.
En paralelo, emergen nuevos emisores como Francia, Italia, Escandinavia y Polonia, que están ayudando a compensar la caída del visitante germano. A corto plazo, esto garantiza volumen, pero la incógnita está en si este reequilibrio será sostenible si los precios siguen disparándose.
Más turistas, pero con menos dinero
Otro de los grandes retos que señalan las agencias de viajes es la presión que sufre el destino sin un aumento paralelo de su capacidad de alojamiento. “Seguimos creciendo en pasajeros sin haber aumentado las plazas turísticas”, afirma Fiol.
Esto se traduce en un aumento del turismo de menor poder adquisitivo, que acorta estancias o reduce su gasto en la oferta complementaria, afectando a bares, restaurantes y actividades locales.

La situación se complica con la proliferación de alojamientos informales o directamente ilegales, que escapan al control de las agencias de viajes y distorsionan la competitividad del sector formal. “Estamos viendo una demanda real que no podemos controlar del todo”, apunta la patronal balear.
Reservas al alza, pero la sombra de la saturación persiste
A pesar del contexto, las agencias de viajes aseguran que las reservas para el verano siguen a buen ritmo. En destinos como Mallorca, la venta anticipada representa ya el 50% del total, con otro 40% que se concentra entre dos y tres meses antes del viaje. Las reservas de última hora, aunque presentes, tienen cada vez menos peso (10%).
El turismo de sol y playa sigue siendo el principal motor, con un 90% de las motivaciones de viaje, aunque se detecta un crecimiento en el interés por descubrir otras facetas culturales y gastronómicas de los destinos. Una tendencia que las agencias de viajes intentan aprovechar para diversificar la oferta y atraer a un viajero más exigente.
Estados Unidos se enfría, el resto del mundo gana peso
El mercado estadounidense, uno de los más potentes en viajes de larga distancia, empieza a mostrar una ralentización fuera de la temporada alta. Las agencias de viajes atribuyen esta caída parcial al llamado “efecto Trump”, que está generando incertidumbre política y social. Aunque en verano las cifras se mantienen, el descenso es notable en otros periodos del año.
Mientras tanto, destinos como Egipto, Tailandia, Mauricio o Colombia están ganando terreno. Las agencias de viajes destacan la creciente demanda de escapadas más exóticas y con mayor componente experiencial, aunque el precio sigue siendo un factor decisivo.

Sin embargo, uno de los efectos más notables del encarecimiento generalizado es el desplazamiento del turismo tradicional de clase media. Las agencias de viajes reconocen que, aunque han conseguido atraer a un perfil de turista con mayor capacidad de gasto, la pérdida de accesibilidad para buena parte de la población es ya un hecho. “Estamos pagando entre un 15% y un 20% más que antes de la pandemia”, explica Fiol.
Esto obliga a muchos clientes a replantearse sus planes o reducir el número de viajes anuales.
No obstante, la conectividad sigue jugando a favor del sector. Las agencias de viajes señalan que los residentes cada vez más aprovechan las rutas directas y los precios promocionales para realizar escapadas cortas por Europa, con paquetes desde 500 o 600 euros.