Que Quentin Tarantino ha marcado a varias generaciones de espectadores con su cine no admite discusión. El director ha construido una filmografía reconocible a golpe de violencia estilizada, diálogos afilados y una cultura cinéfila que bebe de cientos de títulos vistos cuando trabajaba en un videoclub. Ese bagaje explica por qué no solo mira al cine estadounidense. También ha encontrado en el cine español algunas de sus grandes obsesiones.
Desde su debut con Reservoir Dogs hasta el éxito mundial de Pulp Fiction, Malditos bastardos o Django desencadenado, Tarantino ha ido incorporando referencias de géneros y cinematografías muy diversas. En ese mapa personal del cine, España ocupa un lugar especial. Y el cineasta no ha dudado en señalar cuáles son, para él, las películas españolas más importantes, con una favorita muy clara.
Tarantino y su vínculo con el cine español
Durante una visita a España con motivo de la promoción de Érase una vez en Hollywood, Tarantino concedió una entrevista a La Voz de Almería en la que habló abiertamente de su amor por el cine rodado en nuestro país. Destacó además la importancia de lugares como Almería, convertidos en escenario natural del spaghetti western. Un género clave en su imaginario.
Fue en ese contexto donde Tarantino sorprendió al revelar sus tres películas españolas favoritas. Más allá de títulos obvios, eligió obras que exploran el terror psicológico, la obsesión y la mirada infantil sobre un país herido. Una elección coherente con las constantes que atraviesan su propio cine.

La elección principal de Tarantino fue Él, dirigida por Luis Buñuel en 1953. Tarantino se ha referido a ella como “la historia desgraciada de un paranoico y su víctima”. Una definición que resume a la perfección el núcleo del film.
En Él, Arturo de Córdova interpreta a Francisco Galván Montemayor. Un hombre aparentemente respetable que, tras enamorarse y casarse, deja aflorar una paranoia enfermiza marcada por los celos. Tarantino admira cómo Buñuel disecciona la mente del protagonista sin concesiones, mostrando cómo la obsesión transforma el amor en violencia psicológica. No es casual que se sienta atraído por un relato donde la normalidad se quiebra desde dentro.
Terror y obsesión: otras elecciones del cineasta
Además de Él, Tarantino destacó La residencia, dirigida por Chicho Ibáñez Serrador. Para el cineasta, esta película es una pieza clave del terror europeo, un thriller gótico ambientado en un internado femenino donde la represión y el misterio se mezclan hasta crear una atmósfera inquietante.
La tercera elección de Tarantino fue El espíritu de la colmena, de Víctor Erice. El director de Érase una vez en Hollywood valora especialmente su capacidad para retratar la posguerra española desde la mirada de la infancia. La historia de Ana e Isabel, marcada por el visionado de Frankenstein, es para el cineasta una lección de cine emocional y político sin necesidad de discursos explícitos.


