Andrea Emone tiene un trabajo muy poco común, que consiguió tras una afición que tampoco estaba muy vista. Desde niña sabía que la vela era en lo que quería convertir su vida “Mi pasión por la vela comienza muy pronto de forma consciente, desde muy pequeña veraneaba en sitios de playa, pero cuando me pusieron de actividad extraescolar el windsurf empecé a saber que eso iba mucho más allá de un simple hobby”.
Su talento en el deporte que practicaba le llevó a ser regatista profesional, y cuando la competición más antigua de la historia se cruzó en su camino, todo lo demás fue encajando como un puzle. “Cuando llegó la Copa América a Valencia fue un descubrimiento también para mi entorno. Porque una cosa era el windsurf y otra una competición como la Copa América, ahí fue donde vi que podía relacionarlo con todo en mi vida”. Aunque a muchos les parecía que eso era como hacer la carta a los Reyes Magos. “Cuando era niña y decía que quería ir a la Copa América se reían de mí, pero no me importó el qué dirán, trabajé duro, sabía que tenía que perseguir mis sueños“.
Andrea Emone combinó su experiencia en el mar con sus estudios de ingeniería aeroespacial en la Universidad Politécnica de Valencia. Y ese anhelo se tradujo en el trabajo actual de Emone en el equipo Red Bull Alinghi de la presente Copa América, una llamada que llegó “después de trabajar muy duro y en mi mejor versión para todo aquel que se interesase”. Especializarse en análisis de datos de la alta competición es lo que le ha permitido ser una de las seis ingenieras de la 37 Copa América, una de las competiciones más longevas de la historia (data de 1851) y también una de las más difíciles de ganar.
La Fórmula 1 del agua
Actualmente la vela y en concreto la Copa América se ha convertido en un deporte muy paralelo a la Fórmula 1. El análisis de los datos y la tecnología es absolutamente crucial para poder lograr la excelencia. No es casualidad que Red Bull sea uno de los equipos más punteros en ambos deportes, quienes ponen al servicio la tecnología más puntera para conseguir la mayor velocidad posible. La estrategia de cada uno de los seis equipos rivales es otro de los nexos con la F1 en un deporte en el que los barcos llegan a alcanzar hasta 54 nudos, lo que se traduce en unos 100 km por hora. De hecho, a esas velocidades punta los barcos vuelan literalmente, elevándose por encima del agua.
Por ello, el trabajo de una ingeniera aeroespacial en la Copa América “significa analizar los datos del barco, es un trabajo complejo y muy interesante.” Cada día Emone analiza los datos del barco “que me van indicando si un ejercicio se está haciendo bien o mal y si se puede hacer mejor. Tengo que tener muy buena comprensión de la navegación y también una gran comprensión del barco y sus datos técnicos para el enlace correctamente”, un trabajo complejo para el que dice no existir “una fórmula mágica, tengo que estar reiventándome continuamente, es muy importante la comunicación y dedicarle muchas horas”.
“Ya se va palpando la presión”
Aunque llevan años preparándose para este momento, no cabe duda que ver a las puertas ya el inicio de la Copa América (el 22 de agosto ya comienza la regata preliminar) “hace que se palpe la presión, el sentimiento ha cambiado pero en realidad el día a día no cambia mucho respecto a hace un año y medio. Mantenemos la cordura y el descanso para poder mantenernos al cien por cien”. La clave para poder alzarse con la tan preciada Copa para ella es muy sencilla “dar cada uno de nosotros nuestra mejor versión, que salgamos de la regata y sintamos que hemos dado nuestro máximo, de la mano vendrá ese resultado que esperamos”.
En un mundo tradicionalmente reservado a los hombres el talento joven de perfiles como el de Andrea se abren paso. Cuando le preguntamos si cree que hace falta más presencia de mujeres en este deporte, se sincera “me cuesta responder, la verdad que rápidamente diría si pero sobre todo, lo que creo que hace falta en el deporte, en la industria, son personas lo más neutras posibles en los procesos de selección. Es importante que se hayan evaluado los perfiles de ambos sexos antes de decantarte por un candidato. Pero ante todo creo en la meritocracia, tiene que estar la persona con más formación independientemente de si es hombre o mujer”.