La relatora especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, Reem Alsalem, ha remitido una carta a la presidencia del COI en la que advierte de la falta de claridad en su normativa de elegibilidad para las categorías femeninas y pregunta si el organismo piensa introducir cambios.
En una misiva dirigida al presidente saliente Thomas Bach, en la que le pide que se la traslade a su sucesora desde el próximo día 23, la zimbabuense Kirsty Coventry, la relatora de la ONU cuestiona al COI sobre su Marco de Equidad, Inclusión y No Discriminación por Motivos de Identidad de Género y Variaciones de Sexo.
Repercusiones negativas
“La falta de claridad en las normas de elegibilidad del COI para las categorías deportivas femeninas podría tener repercusiones negativas en los derechos de las mujeres y las niñas, en particular en su derecho a la intimidad, la dignidad y la seguridad frente a la violencia”, afirma Reem Alsalem en su escrito, fechado el 5 de junio y publicado en sus redes sociales.
La relatora de la ONU pregunta al COI si tiene la intención de modificar su mencionado marco “para incorporar explícitamente la obligación de no discriminar por razón de sexo, garantizando la armonización de normas y principios internacionales de derechos humanos, en particular los relativos a las mujeres y las niñas”.
También solicita al organismo que aclare “cómo el COI se compromete con todo el espectro de organizaciones de mujeres, atletas y sus representantes en relación con sus preocupaciones y necesidades, incluida la necesidad de garantizar la categoría femenina en el deporte“.
En su opinión, “un aspecto crítico del Marco es la falta de disposiciones explícitas sobre las categorías de competición basadas en el sexo“. “Más concretamente, no existe una prohibición explícita de que los hombres compitan en la categoría femenina, lo que da lugar a que las atletas puedan participar en competiciones mixtas“, indica.
Reem Alsalem afirma que observa, “con profunda preocupación, que el enfoque del Marco, en particular el principio 5, en el que se presupone que no existe ventaja alguna ‘sobre la base (…) de variaciones en el sexo y/o la condición de transexual’, se opone a las sólidas pruebas científicas y médicas sobre las diferencias morfológicas y funcionales entre hombres y mujeres”.
“Estas normas no definen claramente a las mujeres y a los hombres respectivamente y no prohíben a las personas cuyo sexo biológico es masculino competir contra atletas femeninas, exponiendo así a estas últimas a un riesgo significativo de violación de los derechos humanos”, sostiene.
Garantizar la seguridad en el deporte
También señala que aunque históricamente se sometió a deportistas a pruebas médicas “coercitivas y no consentidas, violando sus derechos y su dignidad”, existen “circunstancias en las que los reconocimientos sexuales son, sin embargo, necesarios, legítimos y proporcionados para garantizar la equidad y la seguridad en el deporte”, como ya señaló en un informe a la Asamblea General de las Naciones Unidas.
“Los métodos modernos de detección del sexo, como los frotis de mejilla, permiten ahora realizar pruebas dignas, no invasivas, precisas, rápidas y confidenciales. Como señalé en el informe ‘Violencia contra las mujeres y las niñas en el deporte’, las deportistas son más vulnerables a sufrir lesiones físicas graves cuando el acceso a los espacios deportivos exclusivos para mujeres se extiende a hombre”, insiste.
La relatora de la ONU considera que una consecuencia tangible del marco actual del COI es el sistema de clasificación de boxeo aprobado por la Ejecutiva del COI en septiembre de 2024, que contrasta con el de otros organismos como World Boxing.
Esta anunció hace unos días que a partir del mes que viene introducirá pruebas obligatorias de sexo, para determinar la elegibilidad de los atletas masculinos y femeninos que quieran participar en sus competiciones.