Lagarde este 2025: más recortes de tipos pero menos contundentes

La expectativa de la primera reunión del año del BCE es que vuelva a recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, reacciona antes del inicio de una reunión de ministros de finanzas del Eurogrupo en Bruselas, Bélgica. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

La Reserva Federal y el Banco Central Europeo (BCE) suelen ir de la mano en sus decisiones de política monetaria. Pero no siempre. Y en estas primeras reuniones de 2025 y ya inmersos en la nueva era Trump, parece que los caminos de Powell y Lagarde se separan. Decisiones a dos velocidades. Mientras se espera que la FED haga una pausa, en la primera reunión del año del BCE la expectativa es que vuelva a recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos. La presidenta de la institución, Christine Lagarde, no suele dar pistas sobre cómo piensa reaccionar el banco central y sin embargo, en sus últimas intervenciones parecía bastante decidida a seguir recortando. “Hemos logrado avances significativos en 2024 para reducir la inflación y esperamos que 2025 sea el año en que estemos en el objetivo previsto. Prevemos que seguiremos reduciendo los tipos de interés, ha aumentado nuestra confianza en que estamos viendo un retorno oportuno al objetivo”, ha dicho en sus últimas declaraciones públicas.

La inflación en la zona euro está a solo cuatro décimas de alcanzar el objetivo del BCE aunque sí es cierto que repuntó en diciembre respecto al mes anterior hasta el 2,4%. La inflación subyacente, que no tiene en cuenta los elementos más volátiles como son la energía y los alimentos frescos, está algo más elevada, en el 2,7%. El BCE quiere además reactivar las economías europeas, especialmente la de Alemania, que lleva ya dos años consecutivos en recesión y con unas elecciones a la vuelta de la esquina en la que podría salir vencedor el partido de ultraderecha.

Todos los analistas coinciden en que el BCE necesita insuflar algo de dinamismo económico a una economía europea rezagada, que tiene que tratar de competir con dos grandes gigantes como son Estados Unidos y China. Otra bajada de 0,25% llevaría al BCE a tener el tipo de interés oficial en el 2,75% y a darle algo de oxígeno al consumo y la inversión.

Una nueva bajada también va a suponer un alivio para los hipotecados con préstamos de tipo variable que han pasado dos años difíciles con subidas de cuotas complicadas de asumir para el bolsillo medio. El euríbor, que sube o baja conforme a la decisión de tipos, ha llegado a estar por encima del 4% durante seis meses en 2022 pero es un fantasma que cada vez parece alejarse más. Podría cerrar este mes de enero en el 2,52% y la tendencia es que siga en descenso, pero quizás no tan pronunciado y con algunas incertidumbres en el horizonte.

Según Asufin, Asociación de Usuarios Financieros, “la bajada de 2025 va a ser mucho menor, va a ser más pausada y con ciertos escalones, con meses en los que no habrá bajada e incluso se puede dar el caso de alguna subida y también hay mucha incertidumbre en enero y febrero con Estados Unidos y con las elecciones en Alemania. El euríbor ya había descontado unas bajadas importantes de tipos y la senda a largo plazo es bajista pero ni mucho menos en el mismo sentido que en 2024”.

La hipótesis más extendida por los expertos es que el euríbor llegue al 2,4% en 2025 y se sitúe en el 2% en 2026. Alrededor de tres millones de familias (que son las que tienen contratadas hipotecas variables) estarán pendientes de este índice de referencia. En 2024 ya se ahorraron de media unos 1.200 euros anualmente en comparación con 2023.

De hecho, hay compradores que están esperando a que el euríbor siga bajando para lanzarse a la adquisición de una vivienda. El problema es que, aunque las condiciones de los bancos mejoran, los precios de la vivienda siguen subiendo. Así que es casi lo comido por lo servido. Y se ha producido un cambio de paradigma. Ahora los compradores prefieren una hipoteca de tipo fijo, aunque el tipo de interés sea algo más elevado, pero sabiendo que siempre van a pagar la misma cantidad y que no van a sufrir sobresaltos a los que sí están sometidas las hipotecas de tipo variable. En agosto de 2024, los préstamos a tipo fijo representaban el 68,3% del total y en septiembre ya se habían disparado al 85,7%.

Pero el futuro inmediato es volátil, con un presidente de Estados Unidos ávido de imponer aranceles a medio mundo lo que provocaría un aumento de la inflación y la consiguiente intervención de los bancos centrales para controlar de nuevo los precios. Es difícil predecir el futuro con mandatarios tan impredecibles. Por eso los ciudadanos apuestan por la seguridad de las hipotecas fijas. Como contrapunto a los inciertos tiempos que nos han tocado vivir.

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