Aragón

El pueblo de Teruel al que llaman “la Toscana española”: un milagro medieval que es Bien de Interés Cultural desde 1983

Este lugar comparte con la Toscana ese carácter acogedor, esa conexión entre paisaje y arquitectura, entre tierra cultivada y arte humano

Valderrobres - Sociedad
Una fotografía de archivo de la localidad turolense de Valderrobres
Wikipedia

En el corazón de la Comarca del Matarraña, al noreste de la provincia de Teruel, se alza un pueblo que parece salido de un lienzo renacentista. Rodeado de viñedos, olivos centenarios, colinas suaves y un río que esculpe su historia en piedra, Valderrobres ha sido bautizado por muchos como “la Toscana española”.

No es un apodo cualquiera. Sus calles empedradas, su puente medieval, su castillo señorial y su armonía con el entorno natural lo convierten en uno de los pueblos más bellos de Aragón. Y probablemente de toda España.

Declarado Bien de Interés Cultural en 1983, Valderrobres encarna como pocos lugares ese equilibrio entre historia viva, arquitectura monumental y un modo de vida que aún respira al ritmo pausado del campo. Y es precisamente esa conjunción lo que ha hecho que cada vez más viajeros lo elijan como alternativa a los destinos masificados del verano.

Un pueblo entre murallas, castillos y río

La silueta de Valderrobres empieza a dibujarse desde la distancia, con la Peña del Sagrado Corazón vigilando el núcleo urbano. Al cruzar el imponente puente medieval que da acceso al casco antiguo, el visitante se encuentra ante una escena detenida en el tiempo: balcones de madera, portales de medio punto, la iglesia gótica de Santa María la Mayor coronando el cerro y, sobre todo, el majestuoso castillo-palacio que fue símbolo de poder durante siglos.

El pueblo de Teruel al que llaman "la Toscana española": un milagro medieval que es Bien de Interés Cultural desde 1983
Castillo-palacio e iglesia de Santa María la Mayor
Wikipedia

El casco histórico de Valderrobres es uno de los conjuntos arquitectónicos mejor conservados de Aragón. Sus calles estrechas y empinadas conservan la traza medieval original, y recorrerlas es como caminar por las páginas de una novela histórica. La piedra dorada con la que están construidas sus casas toma tonos distintos según la hora del día, generando un efecto que recuerda a los pueblos de la Toscana italiana.

Valderrobres y su entorno: un paraíso natural y cultural

Aunque Valderrobres es la capital administrativa de la comarca, el encanto del Matarraña se extiende a los numerosos pueblos que la rodean. Calaceite, con su trazado renacentista. La Fresneda, que parece detenida en el Siglo de Oro. Cretas, con su iglesia fortificada. O Fuentespalda, que presume de tener la tirolina más larga de Europa. Todos comparten con Valderrobres esa identidad rural elegante y ese equilibrio entre tradición y modernidad.

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Ruta del Parrizal de Beceite. Un sendero de 6 km de distancia ida y vuelta. No tienen mucha dificultad porque no tiene apenas desnivel, aunque se requiere un mínimo de forma física. ✅️Consejos: •Imprescindible hacer reserva en la página web (12€ adultos y 3€ menosres de 11 años) •Lleva agua para el recorrido •Ingresa a primera hora del turno de mañana o de tarde, cuando hay menos gente en el recorrido. •No se puede entrar con perro. #senderisno #trekking #Aragon #Teruel

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Pero si algo ha hecho que Valderrobres y su comarca ganen fama en los últimos años es su entorno natural. El Parrizal de Beceite, a escasos kilómetros, es uno de los senderos más impresionantes de Aragón. Un desfiladero que se recorre por pasarelas de madera suspendidas sobre el río Matarraña, entre paredes de piedra y pozas cristalinas. También lo es la Ruta de la Pesquera, que lleva hasta parajes de aguas turquesas en el río Ulldemó.

En verano, cuando el calor aprieta, Valderrobres y sus alrededores ofrecen algunas de las mejores pozas naturales de España. El Salto de la Portellada, con su cascada de 20 metros; la Font de la Rabosa, fresca y cercana al núcleo urbano; las Piscinas de l’Assut o el Embalse de la Pena, ideal para practicar kayak o darse un baño al atardecer. Todo esto convierte al Matarraña en una opción perfecta para combinar historia, cultura y naturaleza sin salir del país.

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