GALICIA

Ni Segovia ni Ávila: la muralla medieval que casi nadie visita y es Patrimonio Mundial desde hace 25 años

España tiene muchísimo lugares que son iconos para el turismo, entre ellos las murallas, pero hay una que no es las más conocidas, pero es una auténtica joya

La muralla romana de Lugo, con la catedral al fondo

Cuando se habla de murallas históricas en España, los focos suelen irse directos a Ávila o Segovia. Pero en Galicia, casi en silencio, hay una que lleva siglos esperando su turno para ser protagonista. Es la muralla de Lugo, un impresionante anillo de piedra que rodea el centro histórico de la ciudad y que, aunque no suele estar en las rutas más populares, es única en el mundo: es la única muralla romana que se conserva completa.

Desde el año 2000 es Patrimonio Mundial de la UNESCO, pero aún son muchos los que no saben que Lugo guarda este tesoro. Construida en el siglo III d.C., la muralla sigue en pie con una fuerza asombrosa: más de dos kilómetros de perímetro, hasta doce metros de altura y más de 80 torres defensivas, la mayoría originales. Y lo mejor: se puede recorrer entera por arriba, a pie y gratis, como si caminaras sobre la historia.

La muralla romana de Lugo, con la catedral al fondo y un camino por la ciudad

Una muralla con mucha historia

Su origen está ligado a la antigua Lucus Augusti, uno de los grandes núcleos romanos del noroeste peninsular. Por eso no sorprende que sea robusta, imponente y estratégica. Lo curioso es que, a pesar de su importancia, la de Lugo sigue siendo una gran desconocida para muchos. Y eso que no le faltan razones para presumir.

Pasear por el adarve —el camino superior de la muralla— es como asomarse a la ciudad desde una pasarela de piedra. Por un lado, las calles empedradas y las plazas del precioso casco antiguo de la ciudad gallega; por otro, los tejados y parques que rodean la ciudad. En días despejados, la vista se extiende hasta el verde gallego más puro de los campos.

Y no todo es pasado en Lugo. La muralla convive con arte urbano de primer nivel, como los grafitis gigantes de Julio César o de una guerrera castrexa, que se han hecho virales por su espectacularidad y por cómo dialogan con el patrimonio histórico sin desentonar.

Además, cada año en junio, la ciudad entera viaja atrás en el tiempo con el Arde Lucus, una fiesta que recrea el pasado romano con campamentos, desfiles, combates y espectáculos por las calles. Este evento ha ganado tanta fuerza que ya está declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional. Y sobre todo, sirve para darle importancia a la muralla y anualmente volverla a poner en el centro de todas las miradas.

Falta de promoción

Pese a todo esto, Lugo aún no figura entre los grandes imanes turísticos del país. Quizás porque no alardea, porque no se promociona con la suficiente potencia o porque simplemente ha preferido ir a otro ritmo. Pero para quienes la descubren, suele ser una sorpresa mayúscula. En 2024, por ejemplo, la ciudad batió récords con casi 40.000 visitantes en verano, y todo apunta a que la tendencia seguirá al alza este año. Y es que en definitiva, mientras las murallas de Ávila y Segovia reciben cientos de miles de visitantes cada año, Lugo sigue siendo un secreto, aunque cada vez más conocido. Es una joya patrimonial que lleva más de 1.700 años mirando en silencio cómo pasa el tiempo. Y que, quien la visita, difícilmente olvida, pero falta precisamente eso, que llegue más gente a visitarla.

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