Selena Gomez ha convertido su boda con el productor Benny Blanco en un acontecimiento mediático que ha desbordado lo íntimo para instalarse en la conversación global de la moda nupcial. Aunque todavía no está del todo claro con qué vestido dio el “sí, quiero” (ya que han salido varias fotografías que despistan a los aquí presentes), el diseñador nupcial Oswaldo Machín analiza para Artículo14 las claves de los looks de la actriz y cantante.
Basándose en las imágenes publicadas, se inclina a pensar que el principal fue aquel en el que aparece con velo: “Se trata de un vestido romántico, al más puro estilo princesa, tal como la definió su actual marido”, sentencia el experto.

Según describe Machín, se trataba de un diseño en guipur rústico con base de tul plumeti, enriquecido con detalles de plumas de avestruz en un escote palabra de honor. El conjunto destacaba la parte superior del look y realzaba tanto el peinado estilo bob con ondas suaves como el maquillaje delicado. La falda, ligera y con cierta transparencia, caía en corte A, aportando frescura y movimiento frente a los grandes vestidos armados más tradicionales.
“El vestido del día de tu boda debe reflejar la personalidad antes que la marca. Es un mensaje potente: lo importante no es el vestido perfecto, sino aquel que habla de ti” – Oswaldo Machín
Para la celebración posterior, Selena cambió de registro con un vestido de Ralph Lauren de silueta clásica y depurada. Con escote halter, cuello floral de encaje y un corpiño estructurado, el diseño equilibraba feminidad delicada y sensualidad moderna gracias a la espalda descubierta. “Era un vestido atemporal con aire de actriz consagrada, un guiño al Old Hollywood que aportaba sofisticación sin perder autenticidad”, apunta Machín.
El experto sitúa ambos vestidos dentro de las corrientes actuales de la moda nupcial –transparencias, ligereza y escotes halter-, pero subraya que en la actriz y cantante funcionaron de manera especial: “Abrazó las tendencias, pero lo hizo de un modo personalísimo. Sus looks fueron un reflejo fiel de quién es ella hoy, una mujer trabajadora, auténtica y cercana”.
Respecto a la aportación de Ralph Lauren, Machín valora la síntesis lograda entre el sello de la casa y el estilo íntimo de la artista: “El diseño funcionó como un puente perfecto. Ralph Lauren garantizó el marco icónico y atemporal, mientras que los detalles hicieron que el vestido hablara de Selena y no solo de la etiqueta”.
Más allá del impacto mediático, el diseñador nupcial considera que la boda dejará huella en la moda nupcial: desde la ligereza del estilo princesa hasta el auge del escote halter, pasando por una idea central que, según él, resonará en futuras novias: “El vestido de boda debe reflejar la personalidad antes que la marca. Es un mensaje potente: lo importante no es el vestido perfecto, sino aquel que habla de ti”.