Aunque solo tiene diez años, Gabriella de Mónaco se perfila como una de esas royals que necesita Mónaco para conservar su estatus paradisíaco de glamour, lujo y exclusividad que atrae a las personas más adineradas y célebres del mundo. Mientras aprende a caminar un paso por detrás de su hermano gemelo Jacques, marqués de Baux y heredero al trono monegasco, va reescribiendo el destino que la historia le dio. Ella nació algo antes, pero la Constitución de Mónaco establece que el principado pase a los descendientes legítimos del soberano, en línea directa y por orden de primogenitura, con preferencia del varón.
Gabriella despunta sin miedo y, después de su reciente debut como condesa de Carladès, a nadie le queda la mínima duda de que será una de las mujeres que marcarán el paso en la próxima etapa del Principado. Con este histórico título nobiliario que le fue otorgado poco después de nacer, refuerza la fuerte conexión del condado con la historia de Mónaco y le devuelve su identidad como parte de la Casa principesca de Grimaldi.
Vestida con un diseño de gasa floral de Dolce Gabanna y acompañada por sus padres y hermano, la princesa deslumbró como nuevo icono monegasco. Recorrió la región que da nombre a su condado y recibió con ilusión la llave de la ciudad en la que, además, ha inaugurado su plaza. Era su primer compromiso con sello propio y lo asumió con elegancia. A su paso, el público le entregaba ramos de flores y aplaudía con admiración.
“Creo que están tomando mayor conciencia de su rol y de lo que se espera de ellos, y lo hacemos poco a poco, en lugar de sobrecargarlos. También tratamos de protegerles de la excesiva atención mediática” – Alberto II
Frente a la timidez de su hermano, sorprende la seguridad y la soltura de Gabrielle, la calma con la que soporta el peso de la institución, su facilidad para acaparar el foco de atención sin apenas mover las pestañas. Su presencia es suficiente porque tiene una gracia nata.
En mayo, durante una entrevista en el Palacio del Príncipe de Montecarlo, Alberto II habló de su familia. Se mostró orgulloso de su esposa, con la que contrajo matrimonio en 2011, y de sus hijos, nacidos en 2014. “Creo que están tomando mayor conciencia de su rol y de lo que se espera de ellos, y lo hacemos poco a poco, en lugar de sobrecargarlos. También tratamos de protegerles de la excesiva atención mediática”, comentó.
“Gabriella es muy curiosa. Le intriga mucho el mundo y la vida en general. Hace muchas preguntas y exige mucha atención. Jacques es también muy observador, pero más reservado. Tiene una naturaleza más tranquila” – Chalène de Mónaco
Con personalidades bien distintas, los hermanos se complementan a la perfección, según ha expresado la propia Charlène. “Gabriella es muy curiosa. Le intriga mucho el mundo y la vida en general. Hace muchas preguntas y exige mucha atención. Jacques es también muy observador, pero más reservado. Tiene una naturaleza más tranquila”. Por las imágenes que ha publicado alguna vez en sus redes, la pequeña condesa de Carladès tiene vena artística y una imaginación muy despierta. Su condición de segundona en la línea de sucesión será una ventaja si desea explorar opciones más alejadas de la institución, como ha hecho su prima Carlota Casiraghi, referente en el mundo cultural y editorial.
Aunque el parecido con Charlène es sorprendente, da la sensación de que aprovecha su curiosidad para tomar de su madre la sofisticación; de la Casa Grimaldi, el gusto estético; de su tía Estefanía, la espontaneidad; y de la experiencia, todo lo que esta le pueda ir aportando. Que tiene carácter lo sabemos porque lo ha confesado su madre, que, además, asegura que es bastante “mandona”. Ya lo sospechamos cuando, hace cuatro años, la princesa compartió unas fotografías familiares en su cuenta de Instagram.
La esposa del príncipe Alberto, que todavía estaba en boca de todos por su prolongada ausencia, debido a una grave infección que contrajo en Sudáfrica y varias crisis personales, quiso acallar los rumores de fuga. En el posado, la pequeña estrenaba corte de pelo con un singular flequillo realizado por ella misma. “¡Gabrielle decidió cortarse el pelo! Lo siento mi bella, hice todo lo posible por arreglarlo”, escribió su madre.
Acompaña a menudo a sus padres en los actos institucionales y tuvo su puesta de largo en el mundo de la alta costura en mayo de 2022, cuando asistió a su primera Semana de la Moda de Montecarlo, que se celebró en Madrid. La madre vestía un modelo en color champán del diseñador monegasco Terrence Bray y la niña un vestido de flores de la misma firma con un volante en la manga derecha.
Pero fue en la reciente visita de Estado de Emmanuel y Brigitte Macron cuando la pequeña proyectó el soft power que ejercerá a partir de ahora. Con diez años, tiene bien aprendido el simbolismo de cada gesto y su importancia mediática y diplomática. No es habitual que el príncipe Alberto ejerza de anfitrión en una visita de Estado y menos que ofrezca una cena de gala. Por eso, la cita con el matrimonio Macron era histórica. Aun así, Gabriella ocupó buena parte las crónicas.
No habrá que esperar mucho para asistir a su transformación de niña a mujer. De momento, ya encarna el chic monegasco con una imagen que transmite tradición y modernidad, sobriedad y cercanía.