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Gabrielle Bernstein, la sacerdotisa ex cocainómana que arrasa con sus terapias

El desconcierto político ha avivado el fervor por una nueva generación de predicadoras que usan como púlpito Instagram y los podcasts y ofrecen para problema una solución espiritual

Si quieres tomar el pulso a un país, ve a su lista de libros más vendidos. En estos momentos, en Estados Unidos la autora de moda es Gabrielle Bernstein, ex alcohólica y ex cocainómana reconvertida en oradora motivacional y escritora de éxito. Ha vendido más de seis millones de ejemplares de sus diez libros. Para Oprah Winfrey, es “la líder de pensamiento de la nueva generación”. ¿Debería sorprendernos después de fenómenos como el de Rhonda Byrne, autora de El secreto?

Por su polarización cultural o porque no hay una estructura religiosa o ética común, la población estadounidense es muy permeable a cualquier corriente alternativa de autoayuda. Bernstein, de 45 años, lidera, junto a famosas como la actriz Gwyneth Paltrow, una generación de nuevas telepredicadoras que usan como púlpito las redes sociales, blogs y podcasts. Bernstein tiene un millón y medio de seguidores en Instagram, poco si comparamos con los 8,8 millones de Paltrow, aunque hay que sumarle el millón de oyentes que escuchan su espacio Dear Gabby.

Actúan como sacerdotisas del bienestar físico y espiritual y tienen una audiencia mayoritariamente femenina y muy devota que, frente al caos externo, busca al menos manejar su mundo interior. En su éxito tiene mucho que ver Trump y su desconcierto. Desde que llegó a la Casa Blanca, ha inspirado dos tipos de activismo: el de la justicia social, en la calle; y el de estas gurús que promueven la religión del bienestar y el autocuidado, combinando en sus sermones consejos terapéuticos con lecciones de moral. En este mismo saco habría que meter al polémico chamán Shaman Durek, que participa con Bernstein en algunos eventos.

En el caso de Bernstein, evangeliza desde su propia vulnerabilidad. Trabajaba como relaciones públicas en el mundo de la noche cuando se encontró una mañana tumbada en el suelo de su apartamento neoyorquino bajo los efectos de las drogas y el alcohol. Tenía 25 años y sintió que había tocado fondo. Necesitaba un milagro y lo encontró. Seis meses después, ya estaba dando charlas sobre espiritualidad y autoayuda, compartiendo todo aquello que le había ayudado a su transformación personal.

Su público fue creciendo de cuarenta a cien personas, de cien a más de quinientas. Su grupo de meditación entró en el libro Guiness de los récords junto a Deepak Chopra. Poco a poco, empezó a ser consciente de su capacidad para transformar la vida de las gentes y le pareció fascinante. En su último libro, Self Help, desarrolla la terapia de Sistemas Familiares Internos (IFS) como la herramienta más eficaz para el crecimiento personal y la curación de traumas infantiles.

Esta terapia parte de la división de la mente en diferentes partes que surgen como mecanismos de protección en respuesta al trauma infantil. Bernstein la lleva a la práctica con un proceso de cuatro pasos. En el primero, la persona se toma su tiempo para enfrentarse a sus sentimientos o comportamiento indeseables, identificando los patrones que rigen su vida. El siguiente paso consiste en ahondar en esos patrones y en las sensaciones asociadas a ellos. A continuación, viene la conexión compasiva con su niño interior. Por último, la observación relajada de su mente.

Para que sea eficaz, Bernstein aconseja concentrarse en aquello que trae alegría, medir el éxito en función de la diversión que aporta y ser amable con los demás. Su idea es que bienestar equivale a espiritualidad. Está convencida de que, al cambiar nuestros patrones de pensamiento, la energía se transforma.

¿Funcionan sus terapias? Eso dice ella y ahí están los datos (ventas, audiencia, seguidores…). Pero su lucha interior no ha acabado. Confiesa que necesita una rutina muy estricta para escapar de la ansiedad: mantras musicales, un par de meditaciones diarias, acupuntura semanal, drenaje linfático, dietas depurativas y varias técnicas de liberación emocional y gestión de los recuerdos (de niña sufrió abuso sexual). Ha ayudado a estrellas como Drew Barrymore a encontrar su paz interior y claridad en su vida. “Tenía una parte muy desorganizada. Lo que se reveló fue que creció en un hogar tan desorganizado que se sentía más segura siendo así”, explicó en una entrevista.

Tener fe en ella implica confiar en su singularidad. Según publicó The New York Times, pone su teléfono a dormir en una pequeña cuna, con sábanas incluidas. Y dio a luz a su hijo Oliver mediante una técnica de autohipnosis que le alivió el dolor. Ninguna de sus técnicas evitó, sin embargo, una depresión posparto que pudo superar gracias a la ayuda psiquiátrica y a la medicación.

Le honra admitir el uso de la medicina para tratar patologías. “Probé todas las herramientas de mi espiritualidad: rezo de rodillas a diario, sesiones de terapia, meditación y todas las hierbas medicinales para dormir permitidas durante la lactancia. Estuve desesperada por encontrar soluciones a un problema que no estoy dispuesta a admitir. La medicación fue nueva para mí. Me criaron con la homeopatía. Nunca me habían recetado nada. Pero cuando salí de la consulta con la receta en la mano, sentí un alivio inmediato”.

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