Vaticano

Cruzada del Papa contra las falsas apariciones de vírgenes

En un documento firmado por el pontífice se establece una clasificación en seis puntos para valorar los fenómenos divinos y proteger a los creyentes

El Papa Francisco
El Papa Francisco encabeza la audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano Efe

La Iglesia se ha tenido que enfrentar siempre a falsos fenómenos sobrenaturales, pero, ahora, con el altavoz que suponen las redes sociales algunas de estas falsas divinidades se han propagado con más facilidad. El Vaticano es consciente que existe un peligro para sus creyentes, especialmente los más frágiles, y ha querido renovar el reglamento en la materia, ya que no lo hacía desde 1978.

En el nuevo documento, presentado por el cardenal prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el también argentino Víctor Manuel Fernández, conocido como “Tucho”, y firmado por el Papa Francisco, establece seis calificaciones graduales. Estas servirán para examinar de forma conveniente la naturaleza y el alcance de este tipo de fenómenos, también los vinculados a la Virgen María.

Virgen

Un amanecer visto desde la escultura de la Virgen de Suyapa, en Tegucigalpa

Milagros, apariciones, posesiones o cualquier tipo de acto místico tendrá que ser evaluado por el obispo de referencia que contará con el apoyo, para el análisis, del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. De hecho, este último, que supone una mayor intervención directa de la Santa Sede, “deberá aprobar la decisión final y tendrá la facultad de intervenir motu proprio en cualquier momento”. La idea es que se establezca un estudio para enfocar el fenómeno en una de las seis categorías que evalúan su idoneidad y orientar así a los fieles.

Autenticidad sobrenatural

En el elenco, compartido por el Vaticano, se establecen los grados, con sus respectivos nombres, a los que tiene que llegarse tras una evaluación. En la cima se encuentra el Nihil Obstat, donde la valoración positiva permitirá al Vaticano conceder a los obispos la promoción del fenómeno y el peregrinaje.

A pesar de ser el mejor grado, el Vaticano no se la juega, y establece que no se puede determinar, tampoco en esta ocasión, la certeza total de la autenticidad sobrenatural, pero sí da vía libre a su difusión. En los grados sucesivos, con matices, se van explicando las criticidades de algunos pasos hasta llegar al último nivel, denominado Declaratio de non supernaturalitate, donde se debe desmentir de inmediato. La idea es poder acercar a los creyentes a estos fenómenos si obtienen una valoración positiva o alejarlos, para protegerlos dice la Iglesia, si son peligrosos o calumniosos.

El famoso caso de la Virgen de Trevignano

Lo que pretende el Vaticano es contrastar rápidamente mentiras y marketing religioso que generan grandes expectativas en muchos creyentes. De hecho, la Santa Sede defiende que “tantas veces este tipo de manifestaciones han provocado una gran riqueza de frutos espirituales, de crecimiento de la fe, de devoción y de hermandad y servicio, y en algunos casos han dado origen a diversos santuarios por el mundo que hoy son parte del corazón de la piedad de muchos pueblos”.

Pero, matiza, a veces existen también “criticidades muy serias y daños a los fieles”, casos donde el lucro, el poder o la fama y el interés personal están por delante. La Iglesia considera que, en esos casos, se llega incluso al dominio sobre las personas y a realizar abusos.

El milagro de los ñoquis

De hecho, uno de los casos más sonados recientemente fue el de la Virgen de Trevignano, a las afueras de Roma. Se había convertido en viral en Italia de la mano de una supuesta vidente, Gisella Cardia, exempresaria siciliana de 53 años, que acogía cada mes a centenares de personas llegadas incluso de toda Europa y, sobre todo, se lucraba de la fe de los asistentes. Tras varias denuncias que la señora había recibido, la diócesis de Cavita Castellana, fue tajante y tras deliberar con un grupo de expertos, entre los que estaban teólogos y canonistas, decidió que la famosa virgen de Trevignano no realizaba, de ninguna forma, milagros.

Sobre un monte de Trevignano, colocaba una cruz azul y la famosa estatua de la virgen, comprada en Bosnia y que, decía, había llorado lágrimas de sangre en su casa. Llegados a ese lugar, los asistentes escuchaban un sermón con el mensaje que la señora Cardia decía haber recibido de la virgen y le pedían que interviniera para hacer reales sus milagros. Ella misma presumía de su fama y de que su virgen había hecho comer a 20 personas de un trozo de pizza inicialmente solo para cuatro personas y que, además, había multiplicado ñoquis.

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