Si bien hacía tiempo que existían las alertas en Corea del Sur sobre posibles cámaras ocultas dispuestas en aseos públicos, estaciones de transporte público o habitaciones de hoteles, la violación de la intimidad ha llegado mucho más lejos. Cuatro ciudadanos del país asiático fueron detenidos el lunes, tras descubrirse que habrían hackeado unas 120.000 cámaras de domicilios para extraer material y luego convertirlo en contenidos sexuales en internet.
Se trata del último episodio de una problemática en el país asiático, donde muchas personas están acostumbradas a utilizar cámaras domésticas en su vida rutinaria. En Corea del Sur el uso de dispositivos de espionaje combina una larga tradición de vigilancia político‑militar heredada de la Guerra Fría con un problema contemporáneo de ciber espionaje estatal y abusos privados.

Los cuatro detenidos utilizaron materiales obtenidos de cámaras conectadas a internet instaladas en casas, negocios, hospitales, saunas y otros espacios, normalmente utilizadas para vigilar a mascotas o niños pequeños. Uno de los detenidos obtuvo beneficios de unos 12.000 dólares por vender el material a una página de venta de contenido ilícito, mientras que otro logró el doble de dinero, de acuerdo con la Policía.

Un tercero producía contenido sexual con vídeos de niños y adolescentes, pero solo para almacenarlo. El cuarto sospechoso fue liberado tras el arresto. Los hackers, que no actuaban coordinados, pudieron infiltrarse en dispositivos con facilidad, ya que tenían contraseñas vulnerables, como letras repetidas o secuencias de números.
La epidemia de “molka” en Corea del Sur
Las cámaras ocultas, conocidas como “molka” en Corea del Sur, son una epidemia que genera desconfianza en cualquier espacio público. Los vídeos obtenidos por hackers suelen manipularse posteriormente, para generar contenido sexual explícito, esencialmente de mujeres jóvenes y adolescentes. Entre 2011 y 2022, la Policía detuvo a unas 50.000 personas por esta práctica ilegal.

Además, la Policía investiga la página web a la que se vendieron los materiales, así como a quienes vieron dichos contenidos en la red. Las cámaras domésticas son vulnerables a los hackeos, y la información se transmite por las redes de IP conectadas a las redes de WIFI de los hogares.
“No es un crimen nuevo”
Algunos de los primeros indicios de que se estaba extrayendo material sexualmente explícito de las cámaras de seguridad datan de 2017, según aclaró al New York Times Hakkyong Kim, profesor de ciencias policiales en la Universidad de Mujeres Sungshin en Seúl. “No es un crimen nuevo, y el daño solo empeorará”, vaticinó.
El experto dijo que es imposible contabilizar el número de víctimas afectadas por estas actividades ilegales. Acorde a las autoridades surcoreanas, buena parte de los vídeos extraídos acabaron compartiéndose en webs de China. Muchos productos tecnológicos comprados de este país son fácilmente hackeables, ya que no suelen cumplir con las regulaciones de seguridad locales.

“Si una cámara no requiere que el usuario cambie la contraseña, se trata de una falla fundamental del producto”, afirmó Sangjin Lee, profesor de ciberseguridad de la Universidad de Corea en Seúl. Lee añadió que los usuarios suelen dejar la contraseña predeterminada al comprar un dispositivo nuevo, aunque podría ser peligrosamente fácil de adivinar para un hacker.
Este no es un fenómeno exclusivo de Corea del Sur, y no se limita exclusivamente a la generación de contenidos sexuales. Vídeos robados de decenas de miles de cámaras de seguridad en China se vendieron en redes sociales. Grupos respaldados por Irán intentaron espiar a Israel a través de cámaras de seguridad privadas, lo que llevó a las autoridades israelíes a emitir directrices para que los residentes cambien sus contraseñas e instalen actualizaciones de software.
El año pasado, la empresa de cámaras de seguridad Verkada, con sede en California, acordó pagar casi 3 millones de dólares en multas para resolver una demanda del Departamento de Justicia de Estados Unidos por una violación de aproximadamente 150.000 de sus cámaras en lugares como hospitales y escuelas en 2021.


