Algo está cambiando en el Partido Popular. El líder del PP se ha lanzado a apropiarse de las banderas sociales de la izquierda y existe un motivo: los últimos datos de los estudios demoscópicos encargados por Génova 13 no dejan otra opción que evolucionar la que, hasta ahora, ha sido la postura del partido. En ellos se observa que la mitad de los votantes de PP y Vox están a favor de una reducción de la jornada laboral, según fuentes populares, como informó este periódico. Entre los votantes de centroizquierda la mayoría es irrefutable y los jóvenes y mujeres son quienes más reclaman estos cambios.
Lo cierto es que en el PP hace tiempo que se percataron de que tenían “una brecha”, un problema para atraer a los votantes jóvenes y al sector femenino. “Hay muchos jóvenes que votaron a partidos de izquierda y que, seis años después, siguen sin poder salir de casa de sus padres. Están desencantados y desesperados”, explican desde la dirección popular. Creen que estos jóvenes se han dado cuenta de que -a pesar de las promesas del Gobierno de Pedro Sánchez- su vida no ha mejorado. Además de los salarios -con los que muchos no pueden ni pagarse el alquiler– una de las cuestiones por las que más se interesan cuando acuden a sus primeras entrevistas de trabajo son los horarios y el tiempo libre que les corresponde.
Así, la evidencia ha llegado hasta la planta séptima de la sede nacional del PP: la conciliación es un tema transversal. La sociedad avanza, y por ello, Feijóo se ha abierto a negociar la reducción de la jornada laboral. Los populares quieren estudiar la posibilidad de “flexibilizar” horarios en algunos sectores y hablan de “medidas quirúrgicas”. El líder popular incluso ha verbalizado la opción de trabajar 4 días con jornadas de entre 9 horas y 9 horas y media. Está dispuesto a hablar, a negociar y puede que incluso a alcanzar un pacto que cambie (de verdad) la vida de mucha gente.
En este punto, los de Feijóo hablan de un modelo que pasaría por un banco de horas donde sean los propios trabajadores los que decidan cómo las utiliza. No se trataría de algo obligatorio, como pretende impulsar el Ministerio de Trabajo para pasar de 40 a 37,5 horas mediante una modificación del Estatuto de los Trabajadores. Además, deben contar con el respaldo de sindicatos y la CEOE: “Siempre con el diálogo de los agentes sociales, de la patronal y teniendo en cuenta que no afecte a la productividad de la empresa”, explican los populares. El presidente del PP ya tiene previsto reunirse con UGT, CC.OO y con el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, a partir del 7 de octubre.
Este avance hacia la “flexibilización” de horarios estará recogido en una ley de conciliación que el PP ultima y que pretende registrar a mediados de octubre en el Congreso. Además de esa ley, Feijóo deberá posicionarse sobre las 37,5 horas que impulsará Yolanda Díaz. Si tiene el visto bueno de Antonio Garamendi (algo que parece improbable) el PP se abre a respaldar la reducción de la jornada laboral del Ejecutivo. El líder PP está siendo valiente, creen en su equipo, imponiéndose al ala dura del partido que no ve con “buenos ojos” la medida.
Más medidas sobre conciliación
Además de la reducción de la jornada laboral, hay más propuestas en materia de conciliación, como la gratuidad de las escuelas infantiles de 0 a 3 años. Una medida que ya han implantado los gobiernos populares de Galicia, Castilla y León y la Comunidad Valenciana y que Feijóo llevó en su programa electoral para las generales. Además, se aumentarán los incentivos fiscales a las empresas que faciliten el regreso a su puesto de trabajo a aquellas mujeres que hayan pedido una excedencia para el cuidado de sus hijos y se aumentarán los permisos de maternidad y paternidad hasta las 20 semanas -eliminando la obligatoriedad de que las seis primeras se deban disfrutar simultáneamente- por ambos progenitores.
A su vez, el texto recogerá el compromiso de un incremento en la deducción por IRPF a las personas con hijos a cargo. Esa deducción -aprobada por el expresidente José María Aznar hace 25 años- lleva estancada desde el año 1999 en 1.200 euros al año. El PP propone incrementarlo un 50%, hasta los 1.800 euros anuales. Con todo ello, los populares buscan atraer a votantes de centroizquierda y también seguir “rompiendo” la mayoría parlamentaria (cada vez más diluida) de Sánchez en el Congreso. “Son medidas que estarán dentro de una ley que pueden ver con buenos ojos partidos como el PNV y Junts”, auguran desde la cúpula del PP.
Ayuso ahonda en la batalla ideológica
Donde no gusta nada la idea de que sobrevuele la sombra de ninguna propuesta progresista es en la Puerta del Sol. El Gobierno de Ayuso se ha mostrado “totalmente en contra” de la reducción de la jornada laboral a la que Feijóo ha abierto la puerta. Desde el Ejecutivo madrileño apuntan a que es “contraproducente para pymes y autónomos (…)Es la medida estrella de Sumar”, critican desde la capital. De hecho, el alcalde Martínez Almeida reconocía hace 48 horas la existencia de discrepancias: “Menos mal que no somos una secta en PP”, señalaba el edil madrileño. En este punto, desde la dirección nacional aseguran que “ellos no se meten en las políticas de Ayuso”y esperan “no tener oposición interna cuando se trata de asuntos de política nacional”.
Así, entre críticas, la baronesa continúa con su batalla fiscal y va a ampliar la bonificación al impuesto de Donaciones y Sucesiones entre hermanos, tíos y sobrinos del 25% al 50% y también va a eliminar la cuota de las donaciones inferiores a 1.000 euros. Además -en su particular batalla con VOX- Ayuso va a crear el “primer centro de atención especializado para hombres víctimas de violencia sexual”. “Por desgracia, se está detectando también un considerable número de menores de sexo masculino que son víctimas de violencia sexual en la infancia. Y de hombres adultos que la sufren, por ejemplo, en el entorno de prácticas como el ‘chemsex’, y no se atreven a denunciarlo”, explicó la presidenta madrileña. Ayuso hace mucho tiempo que neutralizó a la extrema derecha en Madrid.
Lo cierto es que hay cierta batalla ideológica que Feijóo ha preferido dejar a la presidenta madrileña y temas de los que no quiere ni oír hablar. En febrero de 2023, el líder del PP aseguró a los medios que “pronto” habría un congreso ideológico del partido. Un año y medio después no se ha celebrado y Feijóo no tiene intención de convocar un congreso del PP hasta 2026. Hay temor en dirección nacional en tratar temas como el aborto, los vientres de alquiler o la eutanasia. Son temas que dividen a las dos almas del partido. Y Feijóo no está para enseñar sus costuras.