Elecciones vascas

Mujeres víctimas de ETA: la memoria frente al olvido que impone Bildu

A muchas, la banda terrorista les arrebató a sus maridos, hijos y padres. A 44 la vida. Las que hoy pueden hablar se sienten abandonadas

María Ángeles Martínez, cuyo padre fue asesinado por ETA cuando ella tenía 18 años.

María Ángeles Martínez, cuyo padre fue asesinado por ETA cuando ella tenía 18 años. Iker Azurmendi

Es una temprana mañana de abril de 2024 en Irún. María Ángeles Martínez sintoniza su radio. Al igual que millones de españoles, María Ángeles escucha las palabras del candidato a Lehendakari de Bildu, Pello Otxandiano, con las que evita decir que ETA fue una banda terrorista. No tanto con asombro, como podría responder cualquier persona, sino con lasitud, ella procesa la respuesta del político. Un mensaje que 47 años más tarde la lleva a preguntarse por el futuro de su encomiable propósito: defender la memoria.

Algo más de cuatro décadas que también le han dado a María Ángeles para pensar y repensar que ETA asesinó a su padre, el concejal Julio Martínez Ezquerro, en la misma ciudad donde reside. Pero ella se niega a victimizarse: “Más daño que el que nos han hecho, no nos van a hacer”. Una declaración que a su vez da voz a los cientos de mujeres que son víctimas de esta barbarie. Cabe añadir, como analizó el historiador Pablo García Varela, que el 7% de las 850 personas asesinadas por la banda terrorista fueron mujeres.

Debido a su discreta, aunque incansable, labor, las víctimas parecían no ser necesarias en la campaña. ETA y las elecciones vascas “se habrían desligado”, como señala la hija del político. Pero a menos de una semana de los comicios, sus derivadas vuelven a resonar. Para un uso o para el otro, tal y como ella misma indica. Algo que la invoca a visualizarse como un “voto”, puesto que “por lo demás no les importamos a ninguno”.

María Ángeles Martínez mira un álbum de fotos familiar

María Ángeles Martínez observa un álbum de fotos familiar. Iker Azurmendi

Retrata por tanto una desoladora imagen para el lunes posterior al día electoral: las víctimas volverán a ese constante ostracismo, el cual intentarán alumbrar con una luz que jamás se ha apagado: “Nunca hemos tenido apoyo de nadie. Al final nos apoyamos entre nosotros, sino la gente se olvida de todo”.

Pese a ello, puntualiza que lucha de las víctimas es, la mayor parte del tiempo, “personal”. Es decir, una lucha solitaria que, además, poco a poco se corroe por el raudo trabajo con el que su olvido se ha minutado. Algo que hace pensar a María Ángeles: “¿Va a llegar un momento en el que se van a olvidar más de nosotros? Pues sí”.

Y es que la contienda por alargar la vida de la memoria es dura. La también miembro de la AVT señala que tanto “el gobierno vasco” como “el central” les han abandonado. Y claro, un inexistente respaldo gubernamental erosiona cualquier pensamiento futuro que incluya su historia.

María Ángeles Martínez, en un momento de la entrevista

María Ángeles Martínez, en un momento de la entrevista. Iker Azurmendi

Pensar en un futuro donde se reconozca la memoria de los asesinados es el que ella, como implicada directa, quiere. Sus charlas a jóvenes en la UPV en primera persona “ayudan a que lo vean de otra manera”. Su voz, que no atienden a ningún partido, se refleja como el más fiel conductor, pues por nada en el mundo mentiría y haría daño así a una de las personas que más quiere. Quizás con ella pueda dar la necesaria contextualización que ha dejado huérfana a una generación. Pero el tiempo, que parece tornarse en su contra, es limitado para contar esas historias de manera única.

Aunque ese periodo venidero se torna agridulce cuando María Ángeles piensa en un futuro donde a nivel partidista e institucional les haga sentirse “que no somos nada ni nadie”. Se quebraría así el principio más puro de las víctimas: la memoria.

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