El experto

Operación Irene Montero: empate a tres escaños

La izquierda en España podría afrontar una importante crisis en ese espacio político tras las elecciones europeas

La candidate de Podemos a las eleciones europeas, Irene Montero,durante un acto sobre vivienda en Madrid
La candidate de Podemos a las eleciones europeas, Irene Montero,durante un acto sobre vivienda en Madrid Efe

Las próximas elecciones al Parlamento Europeo repartirán poco poder, pero darán mucho juego. Todos los partidos recibirán cartas nuevas el 9-J para afrontar la glaciación electoral: dos años sin urnas.

¿Cómo afronta la izquierda en su conjunto este hito electoral? Vamos por partes:

Los dos exámenes de Pedro Sánchez

En estas elecciones Sánchez tendrá ante sí un doble examen. El primer test de estrés está relacionado con su condición de presidente del Gobierno. La creciente debilidad electoral de Sumar reduce sus posibilidades de revalidar la presidencia en las próximas generales. Por eso, para tratar de mantener la presidencia, Sánchez necesita superar al PP: condición necesaria que puede no ser suficiente. El PSOE está tres o cuatro puntos por detrás del PP, pero la luna de miel catalana y el meteorismo diplomático de las últimas semanas han estrechado la distancia hasta los 2 puntos. Lo normal es que vuelva a aumentar, pero cada vez queda menos para votar.

La segunda prueba la afrontará en su condición de secretario general del PSOE. La abrupta convocatoria de las elecciones generales tras el fracaso en las municipales y autonómicas de mayo de 2023 hurtó a su partido el reposo analítico necesario para dimensionar el desastre orgánico. Pregunta de examen: ¿Cuál es el grado de compromiso de los territorios? En las últimas generales las maquinarias territoriales continuaron remando quizá porque los equipos de campaña aún no se habían desmantelado, pero la pregunta que cabe hacerse es si hoy los militantes y cargos del partido en la Comunidad Valenciana, Andalucía o Extremadura, por ejemplo, pueden repetir con similar entusiasmo la reflexión de Teresa Rivera en el último Comité Federal: “a los socialistas nos pueden llamar perros porque somos fieles y leales”. La En la movilización estará la respuesta.

Podemos a la cazas de Sumar

El largo escrutinio (no sabremos ni un solo dato hasta las 23:00 horas) revelará el alcance de la fractura. Sumar y Podemos afrontan la campaña con dos actitudes opuestas: uno arranca con una tendencia negativa, una candidata desconocida y una actitud defensiva. Irene Montero, sin embargo, tiende a crecer y gestiona en exclusiva la emoción del retorno de las guardianas del tarro de las esencias del primer Podemos.

A tres semanas de la votación Sumar está defendiendo el cuarto europarlamentario y Podemos podría alcanzar el tercero. Si durante la campaña Irene Montero consigue un trasvase directo de apenas 80.000 votos podría haber empate a 3 escaños, abriendo así una importante crisis en ese cada vez más reducido espacio político. La campaña será decisiva y se perciben nervios, que quizá expliquen el último vídeo de la vicepresidenta sobre ríos y mares.

Izquierda Española no encuentra su sitio

Aunque la europea es la urna menos relevante, siempre deja sorpresas políticas: en 2009, la derrota socialista anticipó las rocas en las que el PSOE encallaría dos años después. En las europeas de 2019 todos aprendimos con Ciudadanos que, aunque estés a menos de un punto de liderar la oposición, en solo ocho semanas puedes quedarte a ocho puntos. En 2014 se armó la marimorena y el bipartidismo cayó por debajo del 50%. El maestro Pedro Arriola explicó aquellos resultados con su famoso “todos los frikis planean sobre Madrid”. En mi opinión, creo que tenía toda la razón, dicho sea, con el mayor de los respetos.

En estas elecciones Izquierda Española, liderada por Guillermo del Valle (que para mi gusto nada tiene de friki) tratará de ser esa sorpresa, pero con los últimos sondeos en la mano, ni está ni se le espera. Lo tiene difícil, en la plaza más fácil. Para obtener representación institucional el escaño europeo es la vía más accesible. Por tres motivos:

– Porque al ser circunscripción única la eficiencia es máxima: ningún voto va a la ‘basura’;
– Porque al no haber umbral de entrada todos los votos entran en el reparto, y
– Porque al haber poca participación, solo con reunir a una parroquia de convencidos te sitúa en condiciones de disputar el último escaño: para esta ocasión el listón estará en el 1,6% de los votos, es decir, alrededor de 300.000 votos.

La evanescente emoción del gobierno de coalición

El pasado martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la vicepresidenta Díaz volvía a utilizar uno de los mantras preferidos por los partidos que forman el Gobierno: “Voy a cuidar la coalición progresista”. Horas después, derrota parlamentaria. El Gobierno dividía su voto en el Congreso y dejaba al descubierto su inoperancia aritmética en las Cortes.

La emoción que entre los votantes de ambos partidos ha suscitado la defensa del Gobierno de coalición y explicado la fortaleza del bloque durante los últimos años se está desvaneciendo. Entre PSOE y Sumar cada vez se ven menos espacios de cooperación y las actitudes entre ambos partidos evocan más bien a la competición. Lo que siempre se declinaba como PSOE y Sumar, ahora es PSOE o Sumar. Las urnas de junio podrían acabar con uno de los sujetos políticos más importantes de la última década: el Gobierno de coalición podría quedarse en un simple Gobierno de cohabitación.

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