“Mi padrastro abusó de mí y mi madre, Alice Munro, decidió encubrirlo”

Andrea Robin Skinner revela que su padrastro, Gerald Fremlin, abusó de ella cuando tenía nueve años. "Mi madre decidió protegerlo", revela

Alice Munro
Alice Munro ha sido una de las escogidas como mejores escritoras del siglo XXI EFE/Stephen Morrison

Andrea Robin Skinner, una de las hijas de la escritora canadiense Alice Munro, fallecida el pasado 13 de mayo, ha revelado que su padrastro Gerald Fremlin abusó sexualmente de ella cuando tenía 9 años y él 50, y que su madre lo sabía y permaneció con él, callada, hasta su fallecimiento.

Skinner ha revelado lo sucedido en un ensayo y un artículo de prensa en el Toronto Star de Canadá, donde ha escrito sobre cómo su padrastro comenzó a agredirla sexualmente en 1976. Lo hizo en primer lugar metiéndose en la cama donde ella dormía en casa de su madre en Clinton, Ontario, y abusó de ella. Skinner se lo contó a su padre, James Munro, quien, según ella, no se lo dijo a Munro.

El artículo de Andrea Robin Skinner en el 'Toronto Star'

El artículo de Andrea Robin Skinner en el ‘Toronto Star’

Durante los años siguientes, Skinner afirma que Fremlin le hizo proposiciones, se exhibió desnudo ante ella y le habló “de las niñas del barrio que le gustaban”. Skinner afirma que dejó de agredirla cuando llegó a la adolescencia, pero mientras ella desarrolló bulimia, insomnio y migrañas, que atribuyó a los abusos.

En 2005, Skinner acudió a la policía. Fremlin, que entonces tenía 80 años, fue acusado de agresión sexual contra Skinner y se declaró culpable. Recibió una sentencia suspendida y dos años de libertad condicional. A pesar de la condena, Alice Munro permaneció con Fremlin hasta que murió en 2013.

El padrastro culpó a la niña

Munro, considerada una de las mejores escritoras de relatos cortos de todos los tiempos y ganadora del premio Nobel de Literatura en 2013, falleció el mes pasado a los 92 años. Según relata la autora del artículo, le habló a su madre por primera vez del abuso en 1992, cuando tenía 20 años, escribiéndole una carta después de que Alice Munro expresara simpatía por un personaje de una historia que fue abusado sexualmente por su padrastro.

Sin embargo, Skinner afirmó que Alice Munro “reaccionó exactamente como me temía que lo haría, como si se hubiera enterado de una infidelidad”. La Nobel abandonó temporalmente a Fremlin, que admitió en cartas los abusos pero culpó de ellos a la entonces niña Skinner. “En el peor de los casos, pienso hacerlo público”, escribió, según Skinner. “Pondré a disposición para su publicación una serie de fotografías, en particular algunas tomadas en mi cabaña cerca de Ottawa que son extremadamente elocuentes… Incluida una de Andrea con mis calzoncillos puestos”.

“Mi madre dijo que se lo habían ‘dicho demasiado tarde’… que lo amaba demasiado, y que nuestra cultura misógina tenía la culpa si yo esperaba que ella negara sus propias necesidades, se sacrificara por sus hijos y compensara los fallos de los hombres”, escribe Skinner en el Toronto Star. “Insistió en que lo que había ocurrido era entre mi padrastro y yo. No tenía nada que ver con ella”.

“Yo estaba abrumada por su sentimiento de herida hacia sí misma. Ella creía que mi padre nos había hecho guardar el secreto para humillarla. Luego me habló de otras niñas con los que Fremlin tenía ‘amistad’, enfatizando su propia sensación de que ella, personalmente, había sido traicionada. ¿Se daba cuenta de que estaba hablando con una víctima y de que yo era su hija? No me hizo ver que fuera así”, continúa Skinner.

“La rompehogares”

Skinner se distanció de su familia en 2002, tras decirle a su madre, Alice Munro, que no permitiría que su padrastro se acercara a sus hijos. Pero tras leer una entrevista en la que ella hablaba positivamente de su matrimonio, Skinner llevó las cartas de Fremlin a la policía. Era el año 2005. “Describió a mi yo de 9 años como una ‘rompehogares'”, escribió, añadiendo que la acusaba de invadir su dormitorio “para tener aventuras sexuales”. “El silencio continuó incluso después de la muerte de Fremlin”, escribió Skinner, debido a la fama de su madre.

“También quería que esta historia, mi historia, formara parte de las historias que la gente cuenta sobre mi madre”, escribió. “No quería volver a ver una entrevista, biografía o evento que no luchara con la realidad de lo que me había sucedido, y con el hecho de que mi madre, enfrentada a la verdad de lo que había sucedido, eligió quedarse con mi agresor y protegerlo”.

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