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‘Anatomía de Grey’: Meredith Grey nunca muere

Veintidós temporadas después, 'Anatomía de Grey' continúa en antena con una audiencia en mínimos históricos

Cuando Anatomía de Grey vivía sus días de gloria, la cadena televisiva ABC —responsable de su producción— aseguró repetidamente que su final solo llegaría cuando su actriz protagonista, Ellen Pompeo, y su creadora, Shonda Rhimes, quisieran abandonar. A finales de 2025, ni la una ni la otra tienen ya una presencia activa en su proceso creativo y, a pesar de ello, ahí sigue la serie. Recién estrenada su 22ª temporada, su audiencia ha ido cayendo de forma inexorable, de los más de 20 millones que sumaba en sus primeros años de emisión, a los 8 o 9 millones en la temporada 10 y hasta los apenas 2,3 millones que consiguió de media en la temporada 21. Sigue teniendo fans, pero está cada vez más lejos de ser el fenómeno cultural que en su día fue.

Anatomía de Grey, recuérdese, retrata las vidas personales y profesionales de un grupo de doctores, enfermeros y demás personal sanitario de un hospital de Seattle. Estrenada en 2005, saltó a la fama por su exaltada mezcla de intrigas médicas y romances prohibidos de folletín, y posteriormente añadió a esa fórmula la curiosa costumbre de someter a sus personajes a muertes horribles, acontecimientos catastróficos —accidentes de avión, Alzheimer, cáncer, adicciones, accidentes de coche, tumores cerebrales, tiroteos masivos—, y otros agentes causantes de trauma intolerable y desgarro emocional insoportable; si en el mundo real hubiera existido un hospital así, tan azotado por la tragedia, sin duda habría acabado cerrado por motivos de salud pública. Entretanto, decimos, su dirección en ningún momento se ha mostrado demasiado estricta respecto a las relaciones sentimentales entre empleados y, en consecuencia, los romances entre ellos han sido incontables. Y no solo eso. En su día, una de sus doctoras mantuvo una relación poco ética con un paciente… y con un fantasma.

Mientras decenas de sus colegas morían, Meredith Grey ha resultado ser prácticamente inmortal. El personaje principal de la serie comenzó su andadura en el hospital como asistente de cirugía en prácticas, y fue ascendiendo hasta convertirse sucesivamente en residente, cirujana general adjunta, miembro del consejo, directora del programa de residencia y, finalmente, jefa de cirugía general. Y, en el proceso, ha sufrido un número extraordinario de experiencias cercanas a la muerte: ahogamientos, agresiones, el citado accidente aéreo, un tiroteo, un caso severo de COVID-19 y el ataque violento de un desequilibrado, entre otras; en una ocasión, incluso se vio obligada a sujetar una bomba dentro del pecho de un paciente. Llegó un punto en la serie en el que el público casi ansiaba que se viera envuelta en otra de esas situaciones, solo para poder disfrutar del momento catártico de verla sobrevivir. Porque si, después de todo lo que sufría, ella aún podía ir a trabajar con el pelo impecable y brillo en los labios, entonces nadie tenía excusa para no levantarse de la cama por la mañana.

Ellen Pompeo en el papel de Kristine en Good American Family
Disney

Asimismo, otra de las bazas de la serie a lo largo de los años ha residido en su estructura narrativa. Cada episodio se inicia con una narración a cargo de Meredith y, durante la siguiente hora de metraje, tienen lugar varias tramas personales entrelazadas con historias de los pacientes del hospital –todo ello equipado con armas de manipulación emocional masiva–, que terminan convergiendo en otro monólogo de la doctora Grey tangencialmente relacionado con el pronunciado al principio y aderezado con una balada de Coldplay, OneRepublic o alguna otra banda de pop ñoño.

Sin alterar lo más mínimo ese esquema, la serie mantuvo un enfoque abiertamente progresista respecto a la raza y a las discapacidades físicas o mentales, y gradualmente fue introduciendo tramas abiertamente políticas que abordaban desde el derecho al aborto y el control de armas hasta la brutalidad policial. El racismo sistémico, especialmente en el ámbito médico, se convirtió en un tema recurrente, y proliferaron los personajes pertenecientes a la comunidad LGTBQI+. Aunque hoy puedan parecer triviales, a mediados de los 2000 esas posturas resultaban francamente adelantadas a su tiempo.

Uno de los grandes atractivos de 'Anatomía de Grey' era la relación entre el doctor Derek Sheperd y la doctora Meredith Grey
Uno de los grandes atractivos de ‘Anatomía de Grey’ era la relación entre el doctor Derek Sheperd y la doctora Meredith Grey

Actualmente, solo dos miembros del reparto original siguen siendo fijos en Anatomía de Grey. Tras pasar años expresando su deseo de buscar nuevos desafíos interpretativos, Ellen Pompeo abandonó la serie en la 19ª temporada, aunque continúa haciendo apariciones puntuales y poniendo voz a la mayoría de las narraciones, además de figurar en los créditos como productora ejecutiva. En cuanto a la menguante audiencia, se queja de que en la actualidad la serie se apoya demasiado en el lado romántico de su fórmula, de que los nuevos guiones se limitan a reciclar episodios del pasado y de que ninguno de los personajes actuales iguala el carisma de los de antaño.

Y, a pesar de todo eso, en ABC parecen dispuestos a mantenerla viva, agonizando, de forma indefinida. Y quizás sigan haciéndolo dentro de 50 años, usando una versión de Pompeo generada por inteligencia artificial para que encarne a Meredith Grey; o tal vez los guionistas se inventen un milagroso trasplante cerebral que permita al personaje ser interpretado por otra actriz sin que la lógica de la serie —es un decir— se resienta. En caso de suceder, ninguna de las dos posibilidades sorprenderá a su audiencia, quede lo que quede de ella para entonces.

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