“Los mercados europeos están abiertos a la fruta que viene de tierras robadas”. La frase, dicha con indignación y cansancio por el periodista y activista palestino Basel Adra, no fue una más entre los muchos discursos que este lunes se escucharon frente al Templo de Debod. Fue, quizás, la más incómoda. Europa, acusó, ha normalizado el expolio, el despojo y la muerte.
Basel Adra, codirector del documental No Other Land —ganador del Oscar 2025 al mejor documental y premiado en la Berlinale— viajó desde la Cisjordania ocupada hasta Madrid para participar en el acto “Stop al Genocidio”, organizado por Sumar y el grupo de la Izquierda en el Parlamento Europeo. El evento reunió a activistas, eurodiputadas, ministras, relatoras y artistas que, bajo un sol abrasador, pusieron rostro a los más de 56.000 palestinos asesinados en Gaza en los últimos 20 meses.
“No estamos en guerra. Estamos viviendo una nueva Nakba. Una limpieza étnica”, denunció Basel Adra. Su documental, rodado en los territorios ocupados, ha documentado el derribo de casas palestinas, el acoso militar y la impunidad con la que actúan los colonos israelíes. “Me enfada cuando los diplomáticos europeos vienen y dicen que no pueden hacer nada”, continuó. “Los israelíes pueden viajar libremente a Europa. ¿Cómo saben que esa persona no ha participado en una masacre en Gaza?”.

La mención a No Other Land no fue anecdótica: el documental se ha convertido en símbolo de la resistencia narrativa palestina, en una crónica filmada del desplazamiento forzado y del intento, tantas veces silenciado, de una comunidad por no desaparecer. “Es increíble que Europa no haga nada. Estamos muy enfadados con los Estados europeos”, repitió Adra con una mezcla de consternación y desesperanza.
Entre el público se escucharon gritos de “Palestina libre”, mientras ondeaban banderas con los colores de la causa y se repartían abanicos y pegatinas. En el escenario, una tras otra, las voces críticas denunciaron la complicidad internacional. “Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea han sostenido décadas de limpieza étnica y robo de tierras”, afirmó la diputada británica Zarah Sultana. “El racismo antipalestino está tan normalizado que no sorprende que se justifiquen crímenes de guerra”.
Sultana fue clara: “Es inadmisible que la UE no haya suspendido su acuerdo de asociación con Israel”. Para ella, no basta con emitir comunicados. “Hace falta sancionar al aparato militar y político israelí. Europa debe cortar los lazos con el genocidio”.
Una de las intervenciones más aplaudidas fue la de Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados. “Sin lugar a dudas, Israel ha cometido un genocidio. Y lo peor es que se podría haber evitado”, dijo con voz firme. “Nuestros Estados están ayudando, no solo con armas, sino también con excusas políticas y cobertura diplomática”. Para Albanese, no se trata de un gesto solidario, sino de una obligación legal: “Lo que vemos hoy es el fruto amargo de décadas de impunidad”.

La relatora fue recibida con calidez y emoción por los asistentes. “Celebramos que España haya hecho lo mínimo indispensable. Pero hay que ir más allá”, insistió. “El genocidio no se va a detener solo. Es hora de asumir responsabilidades y cortar los beneficios que empresas, universidades, bancos o fondos de pensiones están obteniendo a costa del sufrimiento palestino”.
Yolanda Díaz: “Hoy nos duelen los niños y niñas de Palestina”
En representación del Gobierno español participó la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien apeló directamente a la conciencia de los presentes: “Hoy Madrid pone rostro al genocidio. Hoy nos duelen los niños y niñas de Palestina. Y vamos a gritar: ¡basta ya!”. Díaz reclamó de forma explícita la suspensión del acuerdo de asociación de la UE con Israel, así como sanciones “contra los responsables políticos y militares”.
El evento, concebido como acto político pero también como espacio de reparación simbólica, transcurrió en los jardines del Templo de Debod, un lugar con resonancias de civilización y memoria, convertido por unas horas en altar laico de duelo y denuncia. “El genocidio no es un concepto teórico. Es una realidad que ocurre mientras hablamos”, concluyó Francesca Albanese.