Las artistas dicen basta y piden respeto: ni vídeos, ni fotos, ni magreos, ni sexismo

Las cantantes y músicas han comenzado una revolución: la de plantarles cara a aquellos seguidores o fans que se propasen con ellas

Shakira, Rosalía, Taylor Swift, Lizzo y Bad Gyal
Shakira, Rosalía, Taylor Swift, Lizzo y Bad Gyal kiloycuarto

En sólo un día, dos noticias relacionadas con el acoso y la violencia machista se han hecho virales en redes, y no sólo por atañer a dos personajes públicos, sino por lo que implican sobre nuestra sociedad. Por un lado, la catalana Rosalía tuvo que quitarle hasta en dos ocasiones la mano de la cintura a un fan que trataba de hacerse una fotografía con ella. Por otro, Shakira se vio obligada a parar un concierto en una discoteca de Miami porque varios asistentes aprovecharon para grabar su ropa interior por debajo de su vestido.

La reacción de ambas habla del sistema patriarcal en el que todavía seguimos inmersos: Rosalía le retira la mano al seguidor en dos ocasiones, visiblemente incómoda, y después se retira sin increparle. Shakira le pide a las personas del público que dejen de grabarla, y ante su negativa, decide marcharse. Ambas son educadas, mantienen la compostura, no gritan ni se enfadan.

Sin embargo, desde hace unos meses empiezan a ser cada vez menos toleradas estas actitudes machistas y sexistas, que se extienden más allá del ámbito personal. Es famosa la ocasión en la que precisamente el exprometido de Rosalía, Rauw Alejandro, se propasó con Bad Gyal. El puertorriqueño y la catalana se encontraban en un concierto en Puerto Rico y cantaron Zorra Remix. Pero en un momento dado de la actuación, la artista vivió un momento muy incómodo, que no pasó desapercibido en redes sociales.

Ni perreos ni magreos

El puertorriqueño intentó bailar con Bad Gyal en su acostumbrado estilo de perreo; es decir, muy pegado y con cierta connotación sexual. Sin embargo, la catalana evitó hacerlo, haciendo visible cierta incomodidad en ese momento. ‘‘Yo quería perrear con Bad Gyal, pero ella estaba como que tímida, yo no sé”, afirmó Rauw Alejandro en el escenario después.

La catalana respondió a sus palabras: ”A mí que no me involucren que hay muchas nenas guapas por aquí”. “¿Involucren de qué, si yo ando soltero?”, contestó el puertorriqueño, pero Bad Gyal zanjó el tema: ”Yo voy a hacer lo que me toca que es cantar. Yo voy a cantar la que me toca ahora y os voy a dejar con el Rauw que siga su fiesta”.

@chicasenlista ole tu coño tia👏🏼 #badgyal #lajoiatour #rauwalejandro #chicasenlista ♬ sonido original – &lt3

En abril de 2024, Karla Chubb, de la banda punk irlandesa Sprints, publicó un post diciendo que un miembro de la audiencia la había manoseado durante un concierto en Belfast. Su publicación provocó una gran reacción, generando un amplio debate sobre este tipo de comportamientos en la industria musical. “Debería poder bajar del escenario en mi propio espectáculo sin miedo a que me manoseen”, declaró entonces.

Por ello, un comité de parlamentarios británicos elaboraron un informe en el que afirmaban que la industria musical sigue siendo un “club de chicos” donde el acoso y el abuso sexual son habituales. El Comité de Mujeres e Igualdad afirmó asimismo que las artistas  tienen que sentarse junto a abusadores sexuales en fiestas y eventos, debido a una “cultura del silencio”

Taylor Swift, emblema del empoderamiento

Taylor Swift ha disfrutado de éxitos que pocos en la industria musical pueden igualar. Fue la primera mujer en ganar un Grammy por Álbum del Año en tres ocasiones y se ha convertido en una de las mujeres más poderosas del mundo. Sin embargo, sufrió el sexismo en su propia piel: fue criticada sin piedad por escribir sobre sus sentimientos y relaciones, mientras que los músicos masculinos que hacían lo mismo rara vez eran cuestionados. A sus 20 años, afirmó que la “humillaban por ser una zorra”; otros la relacionaban románticamente con personas con las que solo se había sentado en una fiesta.

Esta foto de Taylor Swift (centro) y David Mueller (derecha) fue una pieza clave de evidencia en el tribunal

Esta foto de Taylor Swift (centro) y David Mueller (derecha) fue una pieza clave de evidencia en el tribunal

Pero la de Pensilvania incluso llevó a juicio al hombre que la acosó en público: el juicio involucró a David Mueller, un ex DJ a quien Taylor Swift demandó por agresión y abuso sexual, buscando un simbólico un dólar en daños y perjuicios después de que la agarrara del trasero por debajo de la falda en un concierto de 2013. La intérprete de The man ganó el juicio.

Por su parte, aunque la estadounidense Lizzo no ha denunciado nunca públicamente una situación de acoso o violencia machista, sí que ha alzado la voz en diversas ocasiones contra el sexismo. La artista ha defendido incansablemente a las mujeres negras en la música. En una entrevista con Good Morning America explicó que, aunque las mujeres negras han sido durante mucho tiempo innovadoras en la industria de la música, son las que más sufren la marginación y el borrado. Lizzo agregó que podría haber sido borrada si no fuera por las redes sociales e Internet, donde siempre se ha expresado libremente, a pesar de los comentarios obscenos e incluso violentos que ha recibido a lo largo de su vida.

De Brandi Carlile a Madonna

Defender a las mujeres en la música es una parte importante de la vida de Brandi Carlile: “Me despierto todos los días con sentimientos políticos. No puedo no ser política”, reveló en una entrevista con Billboard. Según la revista Rolling Stone, Carlile fundó Highwomen junto con sus compañeras artistas Amanda Shires y Maren Morris para asesorar y apoyar a otras mujeres músicas. También cofundó la fundación Looking Out, que financia causas y organizaciones menos conocidas para amplificar el impacto de la música empoderando a quienes no tienen voz.

Además de ser una mujer que ha roto todas las barreras en la música (y en la sociedad en general), convirtiéndose en una adelantada a su tiempo y hablando libremente de temas vetados o tabú como el sexo o el deseo femenino, Madonna ha vivido más de un caso de agresión sexual. El primer año de Madonna en Nueva York incluyó múltiples robos, un asalto y una violación no denunciada.

Se entienden así las “múltiples personalidades de Madonna” como expresión de una mujer sexualmente positiva y en completo control de su sexualidad –’dueña’ de su presentación sexual–: no son sólo parte de un manifiesto feminista sostenido (turboalimentado por una infancia católica devota), sino también una respuesta postraumática a haber sido agredida en 1979 cuando tenía 19 años. Tras esa agresión, Madonna se negó a que le dictaran lo que debía hacer. Una de sus características más destacadas es su necesidad de controlar todos los aspectos de su vida y su carrera. “Podría haber parecido que me comportaba de una manera estereotipada”, reveló, “pero también lo estaba planeando todo. Tenía el control de todo lo que hacía”.

 

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