El año 2026 llegará con una modificación clave para millones de trabajadores: la edad de jubilación vuelve a cambiar. Este ajuste forma parte del calendario progresivo implantado por la reforma de pensiones de 2011. Una ley diseñada para garantizar la sostenibilidad del sistema y que continúa aplicándose año tras año. El resultado será un nuevo incremento en la edad para jubilarse, que afectará tanto a quienes se retiren voluntariamente como a quienes accedan a modalidades anticipadas.
¿Por qué vuelve a modificarse la edad de jubilación en 2026?
La reforma de 2011 estableció un retraso gradual de la edad de jubilación desde 2013 hasta 2027, con el objetivo de adaptarla al incremento de la esperanza de vida. Este proceso no se aplica de manera uniforme. A fin de cuentas, conviven dos edades ordinarias distintas en función de la cotización acumulada.
Por eso la edad de jubilación depende tanto del año de nacimiento como del historial laboral del trabajador. Quienes acreditan una cotización amplia pueden seguir retirándose a los 65 años, mientras que aquellos que no alcanzan los años exigidos deben asumir una edad de jubilación más elevada.
Este doble sistema, que continúa vigente en 2026, refleja la apuesta por premiar las carreras largas, uno de los pilares de la reforma.
Dos escenarios distintos
En 2026, la edad de jubilación quedará definida nuevamente por el número de años cotizados. Según lo recogido en la disposición transitoria séptima de la Ley General de la Seguridad Social, los ajustes son claros: 65 años para quienes lleguen a 38 años y tres meses de cotización y 66 años y 10 meses para quienes no alcancen ese umbral.
Este aumento supone dos meses más respecto a la edad exigida en 2025. El sistema exige, por tanto, revisar la propia carrera laboral con detalle. Al fin y al cabo, la edad de jubilación puede variar notablemente de un trabajador a otro. En la práctica, miles de personas descubrirán que se encuentran a las puertas de un cambio que les afectará directamente si planean retirarse el próximo año.
¿Cómo afecta el cambio a la jubilación anticipada?
La modificación de la edad de jubilación también tiene un impacto directo en la jubilación anticipada. Todas las modalidades —voluntaria o involuntaria— toman como referencia la edad ordinaria del trabajador, por lo que cualquier ajuste en el calendario provoca variaciones inmediatas en las edades mínimas de acceso.
Para 2026, quienes deseen jubilarse anticipadamente de forma voluntaria podrán hacerlo dos años antes de su edad de jubilación: a los 63 años si cuentan con 38 años y tres meses cotizados o a los 64 años y diez meses si no alcanzan esa cifra.
En el caso de la jubilación anticipada involuntaria, derivada de situaciones de despido no imputables al trabajador, el adelanto máximo será de cuatro años: acceso a los 61 años para quienes acrediten la cotización requerida y a los 62 años y diez meses para quienes no lleguen al mínimo.
Esto convierte el año 2026 en un momento clave para quienes están valorando adelantar su retiro, ya que la edad de jubilación determina tanto el acceso como el coeficiente reductor aplicable a la pensión.
Un nuevo paso en el calendario hacia los 67 años
A medida que se acerque 2027, el sistema continuará avanzando hacia una edad de jubilación general de 67 años para quienes no hayan alcanzado el periodo de cotización exigido. El año 2026 es, por tanto, uno de los últimos escalones de la reforma. Pero sigue siendo determinante para quienes planifican su futuro inmediato.
La reforma de 2011 sigue transformando la edad de jubilación de forma progresiva. Y su impacto se notará especialmente en los trabajadores que cumplan años decisivos en 2026. Ese será el momento de revisar cotizaciones, comprobar requisitos y realizar cálculos precisos antes de tomar una decisión tan importante como el retiro.