Madrid no suele figurar entre las capitales más peligrosas de Europa. De hecho, los informes anuales de criminalidad reflejan que la ciudad mantiene, en general, niveles moderados de delitos en comparación con otras grandes urbes del continente. Sin embargo, como toda gran ciudad, la capital española también tiene sus sombras: lugares marcados por sucesos trágicos que han dejado una huella tan profunda que, aunque el presente sea más tranquilo, su reputación sigue generando inquietud.
Cuando se plantea la pregunta de cuál es la calle más insegura de Madrid, las respuestas varían dependiendo de a quién se consulte. Para algunos, la peligrosidad se mide por los índices actuales de criminalidad; para otros, lo determinante es la historia, los hechos del pasado que han contribuido a forjar una leyenda negra en torno a ciertos lugares. Es justamente desde esa perspectiva desde donde ChatGPT ha determinado cuál sería, al menos simbólicamente, la calle más insegura de la ciudad.

Una pequeña calle del centro con un pasado escalofriante
Se trata de la calle Antonio Grilo, situada en el barrio de Universidad, en pleno distrito Centro de Madrid. A simple vista, podría pasar por una calle más: discreta, tranquila, con edificios residenciales y muy cercana a zonas de gran actividad como Malasaña. Pero su historia es otra.
Durante décadas, Antonio Grilo ha sido mencionada en reportajes, foros y crónicas negras como una de las calles con mayor concentración de homicidios de todo Madrid, en proporción a su tamaño. En apenas unos pocos metros de acera, tuvieron lugar varios crímenes estremecedores que terminaron por convertirla en lo que muchos han definido como un “punto maldito” o “la calle más trágica de la ciudad”.
Uno de los sucesos que cimentó su oscura reputación ocurrió a mediados del siglo XX, cuando un hombre asesinó a su esposa y a sus cinco hijos antes de quitarse la vida, agobiado por las deudas y después de exhibir los cadáveres de su familia por el balcón. Un caso de violencia extrema que impactó profundamente a los madrileños y que, con el tiempo, se convirtió en el más recordado de una serie de crímenes violentos ocurridos en ese mismo tramo. Pero no el único, pues ha habido casi una decena de ellos en los apenas 100 metros de calle.
Leyenda urbana o realidad histórica
La particularidad de Antonio Grilo no es una criminalidad cotidiana, como podría encontrarse en barrios donde los robos o los altercados son más frecuentes. Lo que distingue a esta calle es la concentración anómala de homicidios en un espacio reducido y en un margen de tiempo relativamente corto. Un fenómeno que, más allá de las cifras actuales —bajas en comparación con otras zonas de Madrid—, ha alimentado su leyenda negra.
Esto la convierte en un caso paradigmático: no es su nivel de inseguridad presente lo que inquieta, sino el peso del pasado. La percepción de peligro que se mantiene entre muchos madrileños no se basa tanto en estadísticas policiales como en la historia oscura que acompaña a este rincón céntrico de la ciudad.
Vecinos antiguos han expresado en diversas ocasiones su incomodidad por vivir en una calle con semejante reputación. Aunque la zona ha cambiado notablemente en las últimas décadas —con la gentrificación y la expansión del ocio en Malasaña—, la fama persiste. Algunos aseguran sentir una atmósfera extraña, casi opresiva, especialmente de noche. Otros, más escépticos, simplemente lamentan que su calle siga apareciendo en las listas de “lugares malditos” por un pasado que ya no se corresponde con la realidad del día a día.
¿Y qué dicen los datos actuales?
Lo cierto es que, hoy por hoy, Antonio Grilo no figura entre las calles con mayor número de delitos denunciados en Madrid. Áreas como Puente de Vallecas, Lavapiés, o ciertas zonas del sur de la ciudad presentan cifras más altas de robos, agresiones o altercados. Sin embargo, ninguna otra calle combina un pasado tan sombrío con una leyenda urbana tan consolidada.