Cataluña

La joya oculta de Cataluña: un pueblo medieval olvidado que nadie visita

Pese a su enorme riqueza patrimonial, Figuerola d'Orcau sigue siendo un lugar olvidado por las grandes guías de viaje

Figuerola d'Orcau - Sociedad
Una fotografía de archivo de la localidad de Figuerola d'Orcau
Catalunya Turisme

En lo más profundo del Pirineo leridano, entre montañas silenciosas y valles que parecen detenidos en el tiempo, se encuentra Figuerola d’Orcau, una pequeña localidad del Pallars Jussà que guarda un patrimonio medieval tan asombroso como ignorado. A pesar de su riqueza arquitectónica, histórica y natural, este pueblo permanece al margen de las rutas turísticas habituales. Eso lo convierte en una joya por descubrir para quienes buscan autenticidad y tranquilidad.

Figuerola d’Orcau, que forma parte del municipio de Isona i Conca Dellà desde 1971, es un ejemplo perfecto de vila closa o villa fortificada, cuya estructura circular y sus portales medievales siguen intactos. Con una población actual que apenas supera los 150 habitantes, su pasado brilla con más fuerza que nunca entre muros centenarios, calles empedradas y túneles subterráneos que esconden secretos del siglo XV.

Un trazado que respira Edad Media

Recorrer Figuerola d’Orcau es como abrir una puerta al siglo XIII. El núcleo antiguo del pueblo conserva su estructura medieval con una fidelidad sorprendente: calles angostas que serpentean hacia una plaza central, restos de murallas defensivas y hasta cinco portales que daban acceso a la villa y que todavía se conservan. Estos accesos se cerraban antiguamente al anochecer, como medida de protección frente a bandidos y ataques exteriores.

Los primeros registros escritos sobre Figuerola d’Orcau datan del año 1071. Eso demuestra la importancia histórica de esta localidad. Situada sobre una colina, su posición estratégica ofrecía control visual del entorno y defensa natural. Esa estructura sigue viva hoy, sin adulteraciones. Lo que otorga al visitante una experiencia completamente inmersiva.

Figuerola d'Orcau - Sociedad
Una fotografía de archivo de la localidad de Figuerola d’Orcau
Catalunya Turisme

Uno de los elementos más fascinantes de Figuerola d’Orcau se encuentra bajo tierra. A lo largo del siglo XIV y XV se construyó una compleja red de túneles subterráneos que servían para conservar el vino y otros alimentos en condiciones óptimas. Estos pasadizos, construidos entre rocas y barro, hablan de una tradición vinícola profundamente arraigada.

De hecho, en el siglo XVII, Figuerola d’Orcau fue conocida por la calidad de sus vinos, producidos en pequeñas bodegas familiares. Actualmente, algunas de estas antiguas galerías aún pueden visitarse desde dos casas particulares: Cal Frasco y Sabina. La recuperación de este patrimonio subterráneo pone en valor la herencia vinícola del pueblo, que hoy mantienen productores locales como Terrer de Pallars y Xic’s Cal Borrech.

Monumentos únicos en una tierra silenciosa

En el corazón de Figuerola d’Orcau se levanta la iglesia románica de Santa María, construida en el siglo XII. Este templo, rodeado por el antiguo núcleo urbano, destaca por una espadaña con seis aberturas que la convierte en un ejemplar único en toda Cataluña. Es uno de los símbolos más potentes del pueblo y una referencia visual imprescindible.

Fuera del núcleo amurallado, el visitante encuentra la Capilla de la Mare de Déu del Prat, construida en el siglo XVIII. Y, más alejada, la ermita de Sant Bartomeu, un curioso edificio sin tejado levantado por los propios vecinos del municipio. Esta última, por su ubicación, funciona como un balcón natural desde donde se obtienen vistas espectaculares del valle.

Figuerola d'Orcau - Sociedad
Una fotografía panorámica de la localidad de Figuerola d’Orcau
Cal Frasco

El entorno natural que rodea a Figuerola d’Orcau es un valor añadido que refuerza su atractivo. Desde el pueblo parten rutas de senderismo que permiten explorar los paisajes del Pallars Jussà, entre ellos la ruta circular que lleva hasta los búnquers de la Serreta, restos del llamado “Front del Pallars” durante la Guerra Civil. Este conjunto de fortificaciones forma parte del patrimonio bélico catalán y representa un capítulo oscuro, pero imprescindible, de la historia del siglo XX.

A pocos kilómetros también se puede visitar el congost de Mont-Rebei, una de las gargantas más espectaculares de Cataluña. Y la Sierra de Boumort, hábitat del quebrantahuesos y otros animales protegidos.

TAGS DE ESTA NOTICIA