Angelina Jolie ha vuelto a situarse en el centro del debate público con un gesto tan íntimo como poderoso. Más de una década después de someterse a una doble mastectomía preventiva, la actriz ha mostrado por primera vez las cicatrices de aquella operación que marcó un antes y un después en la conversación global sobre el cáncer de mama y la medicina preventiva.
Angelina Jolie lo ha hecho en el primer número de la edición francesa de Time, publicado esta misma semana. En el reportaje, acompañado de un posado sobrio y sin artificios, la actriz deja ver las huellas de la intervención y reflexiona sobre lo que significan hoy para ella. “Comparto estas cicatrices con muchas mujeres que amo. Y siempre me conmueve ver a otras mujeres compartir las suyas. Quiero unirme a ellas”, explica en la entrevista.
Un gesto simbólico que rompe silencios
No es la primera vez que Angelina Jolie habla de su mastectomía. Pero sí la primera ocasión en la que decide mostrar físicamente las consecuencias de aquella decisión. El gesto ha sido interpretado como una forma de normalizar los cuerpos marcados por la enfermedad y de reivindicar la experiencia compartida de miles de mujeres que han pasado por procesos similares.
En el reportaje, Angelina Jolie evita cualquier tono grandilocuente. El mensaje es claro y directo: las cicatrices no son un estigma, sino parte de una historia personal que merece ser contada sin pudor ni vergüenza. La actriz se suma así a un movimiento cada vez más visible de mujeres que reclaman visibilidad y empatía.
La historia de Angelina Jolie con la mastectomía se hizo pública en 2013, cuando la actriz publicó un artículo en The New York Times que tuvo un impacto global inmediato. En aquel texto, explicó que había decidido someterse a una doble mastectomía tras conocer que era portadora de una mutación genética que aumentaba de forma muy significativa su riesgo de desarrollar cáncer de mama.
“Deseaba escribir esto para explicarle a otras mujeres que la decisión de someterse a una mastectomía no fue fácil. Pero ahora estoy muy satisfecha de haberlo hecho”, escribió entonces Angelina Jolie. Una conversación inédita sobre prevención, genética y salud femenina.
Reducir el riesgo para seguir estando
Uno de los pasajes más recordados de aquel artículo fue el dato que convirtió la experiencia de Angelina Jolie en un referente médico y social. La actriz explicó que sus probabilidades de desarrollar cáncer de mama se habían reducido del 87% a menos del 5% tras la intervención quirúrgica.
“Ahora puedo decirles a mis hijos que no tienen que temer perderme por un cáncer de mama”, afirmaba Angelina Jolie, situando la maternidad y el futuro en el centro de una decisión que iba mucho más allá de lo físico. Para muchas mujeres, esas palabras supusieron un punto de inflexión a la hora de informarse y tomar decisiones sobre su propia salud.
Con el paso de los años, el caso de Angelina Jolie ha sido citado en estudios médicos y campañas de concienciación como ejemplo del llamado “efecto Jolie”. Un aumento significativo de las consultas genéticas y de la información sobre el cáncer de mama tras su testimonio público.