ELECCIONES EN CHILE

“Cansa no ver resultados”: la voz de las mujeres chilenas llamadas a las urnas

María José, Karina y Lucinda resumen a Artículo14 la sensación de un país que llega a las urnas con la vivienda como mayor preocupación. El 51% del electorado está formado por más de 7 millones de mujeres

Fotografía del 10 de noviembre de 2025 en Santiago (Chile)
EFE/ Elvis González

María José Orozco tiene 35 años, vive en Valparaíso y trabaja como diseñadora gráfica. No milita en ningún partido, no sigue la política a diario y, en conversación con este periódico, admite que nunca ha sido de “calentarse mucho la cabeza” con las discusiones electorales. Pero cuando se le pregunta qué le inquieta de Chile a las puertas de las elecciones presidenciales de este domingo, responde sin dudar: “Lo que más me preocupa son las dificultades para obtener vivienda”.

A su voz se suman otras dos mujeres, de vidas y edades distintas, que llegan a esta jornada electoral con sensaciones parecidas. Karina vive en Santiago, tiene 36 años y es madre de dos niños. Lo que más le preocupa del contexto actual que atraviesa su país es la inseguridad. Y comienza a enumerar: “Los robos, los asaltos, los secuestros… En definitiva, no poder salir tranquila con mis hijos.”

Lucinda es comerciante. Lleva siéndolo “toda la vida”. Y con 63 años su diagnóstico resume las voces anteriores: “La principal preocupación es la delincuencia desatada. Pero también la sanidad, la educación, la vivienda… todo está complicado.”

El mensaje, sencillo y directo, podría haber salido de cualquiera de las miles de chilenas que llegan este domingo a las urnas. Chile vota hoy en unas elecciones presidenciales y parlamentarias marcadas por la incertidumbre, la polarización y una ciudadanía que, aun con voto obligatorio, no tiene claro que los políticos puedan resolver sus problemas más urgentes.

La candidata a la presidencia de Chile por el partido Chile Grande y Unido, Evelyn Matthei
EFE/ Elvis González

“Siento que siempre hay una mano negra detrás”

María José habla sin rodeos. Prefiere ser sincera desde el principio de la entrevista, y ya en la primera respuesta deja claro que aunque no es experta ni está “muy instruida en el asunto”, siente una enorme desafección por la política chilena.

“A veces siento todo funciona como una enorme mafia. Es verdad que un candidato puede tener buenas ideas, pero siempre parece que existe una mano negra detrás que impide que las cosas se hagan”, denuncia en Artículo14.

Karina comparte el mismo escepticismo: “No siento que las elecciones puedan cambiar algo en mi vida. No hay nadie que te asegure que realmente se van a cumplir las promesas”. Y Lucinda coincide desde su propia historia de vida: “La política está tan desprestigiada que cada día creemos menos en ella. Cansa no ver resultados”.

Lo que expresan tiene un hilo común: una sensación de distancia entre la ciudadanía y la clase política. De hecho, la campaña ha estado atravesada por acusaciones cruzadas, bloqueos legislativos, fracturas entre partidos y un clima de desgaste político acumulado desde el estallido social de 2019.

Una persona votando durante las primarias presidenciales, en Santiago (Chile)
EFE/ Elvis González

Seguridad, vivienda e incertidumbre: las prioridades

Lo cierto es que las elecciones llegan en un momento especialmente sensible. Los ejes de la campaña sse han centrado en temas como la delincuencia, la inmigración, la vivienda y la economía. La sensación de inseguridad ha escalado, la inmigración irregular tensiona el debate y los precios de la vivienda siguen en aumento, afectando -más si cabe- a mujeres jóvenes y familias monoparentales.

Karina lo vive en lo cotidiano: “El ambiente está lleno de incertidumbre, de cierto temor a lo que pueda suceder… uno de mis mayores dilemas es por quién votar”. Y Lucinda observa lo mismo desde su barrio: “En Chile el ambiente está muy paralizado. La ilusión siempre está, pero cansa no ver resultados positivos“.

Con el voto obligatorio, que amplía el padrón a más de 15 millones de personas, los analistas coinciden en que la elección es imprevisible y puede decidirse por factores emocionales más que ideológicos.

La candidata a la Presidencia de Chile por el partido Chile Grande y Unido, Evelyn Matthei
EFE/ Elvis González

Feminismo y voto femenino: un eje subterráneo

Entre esos 15 millones de chilenos llamados hoy a las urnas, el voto de las mujeres será decisivo. No sólo porque en Chile las mujeres voten y participen más, sino porque representan más de la mitad de los votos (51%). Según los datos del padrón electoral, 7.764.679 mujeres están llamadas a votar. 

María José, Karina y Lucinda representan bien esa diversidad: una madre joven que teme por sus hijos; una diseñadora sin hijos que no sabe si podrá acceder a una vivienda; y una abuela que ha sostenido a dos generaciones. Las tres coinciden en la misma idea: la necesidad de certezas.

Los principales candidatos -Jeannette Jara por la izquierda y José Antonio Kast por la derecha- llegan a la cita con diagnósticos muy distintos de lo que necesita Chile, pero ambos saben que el electorado no está entregado. Según los análisis publicados estas últimas semanas, Kast parte con ventaja, Jara aspira a una segunda vuelta competitiva y Evelyn Matthei pelea por el espacio de la derecha tradicional.

Pero más allá de los nombres, lo que se vota este domingo es otra cosa: si el país confía todavía en su sistema político para resolver problemas que llevan años sin solución. “Ojalá tengamos un cambio para bien”, sentencia Lucinda.

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