Análisis
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Trump humilla a Zelensky y advierte a los europeos

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla con los medios sobre su reunión con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, al salir de la Casa Blanca en Washington, DC, EE.UU., el 28 de febrero de 2025. EFE/EPA/JIM LO SCALZO

“Usted no tiene las cartas”: tras esta frase a Zelensky se esconde un mensaje para toda Europa. Macron y Tusk reaccionaron, pero el continente estaba inmensamente desprevenido. En el Despacho Oval, durante la reunión entre Trump, Vance y Zelensky, Europa fue la gran ausente física pero la observadora más preocupada. Porque detrás de esta humillante puesta en escena se cernía el futuro del continente. Macron fue el primero en reaccionar, señalando que Rusia era el agresor y Ucrania la víctima. Para el polaco Donald Tusk, los ucranianos no están solos. La mayoría de los gobiernos europeos han seguido su ejemplo en su apoyo a Zelensky. En nombre de las instituciones europeas, Antonio Costa y Ursula von der Leyen compartieron un mensaje común: «Vuestra dignidad honra la valentía del pueblo ucraniano. Sed fuertes, sed valientes, sed intrépidos. Nunca estás solo, querido Presidente Zelensky. Seguiremos trabajando con usted por una paz justa y duradera».

La única reacción contraria vino de Viktor Orban, el Primer Ministro húngaro. Para él, los hombres fuertes hacen la paz, los débiles hacen la guerra. Donald Trump defendió valientemente la paz. En cuanto a Meloni, tardó en reaccionar, pidiendo una cumbre inmediata entre Estados Unidos y los Estados europeos y sus aliados para hablar con franqueza de los grandes retos que tenemos por delante, empezando por Ucrania.

Este domingo, el Primer Ministro británico, Keir Starmer, reúne en Londres a una docena de líderes europeos para avanzar en Ucrania. Se espera a Zelensky en el número 10 de Downing Street. A ambos se unirán otros dirigentes, como Macron, Olaf Scholz, Giorgia Meloni, la danesa Mette Frederiksen, el presidente turco Erdogan, Mark Rutte en nombre de la OTAN y representantes de las instituciones europeas.

Ante este espectáculo atroz, las capitales europeas están sin duda estupefactas. La brutalidad con la que el Presidente ucraniano fue convocado para mostrar su «gratitud» resuena como una advertencia apenas velada a las cancillerías europeas. El mensaje es claro: la era del paraguas incondicional estadounidense ha terminado.

Cuando Donald Trump le dice a Volodymyr Zelensky: «usted no tiene las cartas», también se está dirigiendo a Europa. Una Europa que ha delegado su seguridad durante décadas y que ahora se encuentra indefensa ante este brutal cambio de paradigma. El Presidente estadounidense nunca ha ocultado su desprecio por una Unión Europea a la que considera un competidor económico que se beneficia de la protección militar estadounidense.

Las capitales europeas deben enfrentarse ahora a la incómoda realidad de que su aliado histórico está convirtiendo la geopolítica en moneda de cambio permanente. Atrás queda la diplomacia de los valores compartidos, sustituida por la del toma y daca transaccional. La cumbre europea extraordinaria del 6 de marzo será un momento de duelo colectivo, aunque algunos dirigentes, desde Giorgia Meloni a Viktor Orban, sigan esperando cierta clemencia por parte de Washington.

La ironía es cruel: mientras Europa se enorgullece de encarnar la sofisticación diplomática frente a la brutalidad de Trump, se encuentra paralizada, incapaz de tomar el relevo de unos Estados Unidos que amenazan con retirarse. Las palabras «estás luchando solo» pronunciadas a Zelensky podrían aplicarse con la misma facilidad al Viejo Continente.

Las ondas expansivas de esta reunión cruzaron el Atlántico para sacudir los cimientos mismos de la política europea. El ultimátum apenas velado dado a Ucrania – «o llegáis a un acuerdo o nos vamos»- plantea una cuestión existencial: ¿está Europa preparada para asumir sola su destino en materia de seguridad?

Por el momento, la respuesta no es nada tranquilizadora. Dividida, subequipada militarmente y dependiente energéticamente, Europa parece un barco sin gobierno en la tormenta Trump. Las discusiones presupuestarias en Bruselas parecen irrisorias frente a la urgencia geoestratégica. A principios de febrero, los 27 Estados miembros se reunieron en Bruselas para estudiar la forma de construir una defensa común. Pero dijeron que no tomarían ninguna decisión hasta… junio. Una eternidad en tiempo trumpiano. La agenda se ha visto totalmente alterada por la agitación de las últimas tres semanas en Estados Unidos. De ahí la apresurada cumbre del 6 de marzo.

La humillación pública de Zelensky podría quizás tener el efecto de un electroshock saludable. Porque si Europa quiere evitar el mismo trato mañana, debe dejar de jugar al espectador consternado y convertirse por fin en el actor de su propio destino.