Si alguna vez te has probado una camisa de género diferente al tuyo, probablemente habrás notado algo peculiar: los botones no están en el mismo lado. Mientras que en las camisas masculinas los botones se colocan en el lado derecho y los ojales en el izquierdo, en la ropa femenina ocurre justo lo contrario.
Este curioso detalle de diseño, que podría parecer arbitrario, tiene en realidad una historia tan antigua como fascinante, marcada por la clase social, los roles de género y hasta el simbolismo del vestir.
Una diferencia con siglos de historia
Para entender esta distinción hay que remontarse a los siglos XVII y XVIII, cuando la vestimenta comenzó a volverse más compleja y elaborada, especialmente en la aristocracia europea. En aquellos tiempos, las mujeres de clase alta no se vestían solas, sino que contaban con la ayuda de doncellas o criadas encargadas de abotonar sus vestidos y blusas. Dado que estas ayudantes solían ser diestras, los diseñadores comenzaron a colocar los botones en el lado izquierdo de las prendas femeninas para facilitar la tarea.
Por el contrario, los hombres sí se vestían solos, y colocar los botones en el lado derecho —lo más cómodo para la mayoría diestra— tenía todo el sentido práctico. De este modo, la disposición actual de los botones responde, en gran medida, a una herencia de hábitos aristocráticos que se mantuvo a lo largo del tiempo, incluso cuando dejó de tener una función real.
Una moda que no se modernizó
A pesar de los avances en igualdad de género y la evolución de los hábitos cotidianos, esta diferencia en la confección no ha desaparecido. De hecho, sigue presente tanto en prendas formales como en camisas casuales, blusas, chaquetas e incluso abrigos. Aunque hoy la mayoría de mujeres se visten solas y ya no requieren la ayuda de una doncella, la industria de la moda ha mantenido esta convención como una tradición estética más que funcional.
Además, en un mundo donde el diseño tiene tanto que ver con la identidad como con la practicidad, la disposición de los botones sigue marcando una frontera simbólica entre lo masculino y lo femenino. Esto también ha influido en el corte, las costuras y la silueta de las prendas, lo que hace que, incluso cuando el diseño parece unisex, los botones delatan su género “oficial”.
¿Y si el origen fuera militar o político?
Aunque la teoría de las doncellas es la más ampliamente aceptada, existen otras explicaciones menos conocidas pero igualmente interesantes. Algunos historiadores de la moda sugieren que la disposición inversa en las prendas femeninas también podría estar relacionada con el uso de armas. En los siglos pasados, los hombres solían llevar espadas o dagas al costado izquierdo, lo que facilitaba desenvainarlas con la mano derecha. Por eso, abotonarse la camisa de derecha a izquierda evitaba que el arma se enganchara.
Otra hipótesis apunta a que, durante ciertos períodos históricos, las mujeres eran retratadas como imágenes especulares de los hombres, especialmente en pinturas religiosas o retratos de parejas. Así, su ropa también reflejaba esa inversión simbólica, incluidos los botones.
El futuro de los botones
En los últimos años, con el auge de la moda sin género y el diseño unisex, algunas marcas han comenzado a romper con esta tradición, produciendo camisas con botonaduras centrales o incluso reversibles.
Sin embargo, en la mayoría de tiendas y marcas convencionales, la regla del botón sigue viva. Y aunque muchos no reparen en ello, este pequeño detalle sigue hablando de historia, poder, costumbre… y de cuánto tarda en cambiar una tradición aparentemente insignificante.