Todo comenzó el pasado miércoles, cuando Domingo T.M., un vecino de 68 años, fue brutalmente agredido en Torre Pacheco. Según su testimonio, varios jóvenes le atacaron sin mediar palabra. Las sospechas iniciales apuntaron —aún sin confirmación oficial— a que los agresores eran de origen magrebí. La noticia se propagó rápidamente por redes sociales, alimentando una narrativa de tensión entre vecinos y población inmigrante, especialmente de origen marroquí, mayoritaria en algunos barrios del municipio.
Aunque la investigación policial sigue abierta y no se ha esclarecido la identidad de los responsables, el incidente ha sido el detonante de una espiral de altercados en el municipio.
Disturbios en aumento: seis detenidos y presencia policial reforzada
Desde el sábado, Torre Pacheco ha vivido tres noches consecutivas de altercados. Durante la última jornada, se han producido cinco nuevas detenciones, todas de personas de nacionalidad española, acusadas de agresiones, vandalismo y posesión de objetos susceptibles de ser usados como armas. Estos arrestos se suman a otro anterior de un ciudadano magrebí, también relacionado con los disturbios.

Uno de los incidentes más preocupantes tuvo lugar en el barrio de San Antonio, donde un grupo de jóvenes arrojó objetos a los agentes desplegados. En paralelo, algunos grupos intentaron organizarse para patrullar las calles y “vigilar” a la población inmigrante, una deriva que ha obligado a las autoridades a intervenir de forma contundente.
El Ministerio del Interior ha reforzado el dispositivo de seguridad con 75 agentes adicionales de la Guardia Civil, incluyendo unidades especializadas como USECIC y GRS. Además, se ha intensificado la vigilancia de redes sociales para detectar mensajes de odio y convocatorias violentas.
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Del miedo a la fractura social
Lo que en un primer momento fue una manifestación de repulsa por la agresión al vecino de casi 70 años, rápidamente degeneró en enfrentamientos, amenazas y una atmósfera de hostilidad creciente hacia la comunidad inmigrante residente en el pueblo. Los atacantes defienden un discurso basado en que la inseguridad estaría vinculada al origen étnico o nacional.
La realidad es más compleja. En Torre Pacheco conviven desde hace décadas personas nacidas en Marruecos, Mauritania o Sudán, que llevan años residiendo, trabajando y tributando en la localidad. Muchos de ellos también sufren la delincuencia, pero además cargan con el estigma añadido de ser señalados como sospechosos por su origen, independientemente de su conducta o situación legal.

Llamamientos a la calma y una comunidad en tensión
Desde el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno se insiste en que la mayoría de los vecinos, nacidos aquí o fuera, quieren convivir en paz. La delegada del Gobierno en Murcia, Mariola Guevara, subrayó que se está actuando con firmeza para frenar cualquier intento de alterar el orden público y criminalizar colectivos enteros.
El presidente murciano, Fernando López Miras, tras reunirse con el alcalde Pedro Ángel Roca, pidió unidad, confianza en las instituciones y tolerancia cero con la violencia, vengan de donde vengan. “Torre Pacheco es un pueblo de gente trabajadora y honesta que ha convivido en paz durante décadas. No podemos permitir que unos pocos destruyan esa convivencia”, afirmó.
Una comunidad herida que busca respuestas
Mientras la investigación sobre la agresión a Domingo T.M. continúa, la crispación social sigue latente. Lo que ocurre en Torre Pacheco no es solo un problema de orden público, sino también un espejo de las tensiones latentes en muchos municipios españoles donde la convivencia intercultural se da por sentada, pero puede fracturarse ante cualquier chispa.
El reto ahora es restaurar la calma, sin dejar impunes ni la violencia callejera ni los discursos de odio.