El libro de ciencia ficción que predijo Internet 50 años antes y nadie recuerda

No son sido pocos los autores de ciencia ficción que imaginaron el futuro hace muchos años, como Aldous Huxley, que con esta novela supo prever lo que ahora conocemos Internet

Un mundo feliz, novela distópica publicada por Aldous Huxley en 1932

Cuando pensamos en novelas que anticiparon avances tecnológicos del siglo XXI, suelen mencionarse autores como George Orwell o Isaac Asimov, grandes visionarios del futuro con sus libros. Sin embargo, Un mundo feliz (1932), de Aldous Huxley, es una obra que, aunque menos recordada en este sentido, anticipó con precisión varios elementos clave de nuestra sociedad actual, incluyendo un concepto muy parecido a lo que en estos tiempos conocemos como Internet.

Huxley no describe ordenadores ni redes digitales. Pero su novela presenta un mundo donde las personas están constantemente expuestas a un flujo ininterrumpido de información, entretenimiento y estímulos. Esta saturación mantiene a la población distraída, pasiva y satisfecha, evitando cualquier pensamiento crítico o cuestionamiento.

El dibujante británico Fred Fordham reimaginó, con una novela gráfica, la historia publicada por Aldous Huxley en 1932.

Los ciudadanos del Estado Mundial viven conectados a contenidos que moldean sus comportamientos y emociones. Esta idea se asemeja mucho al papel que juegan hoy las redes sociales, las plataformas de vídeo o los motores de búsqueda en la manera en que consumimos información y nos relacionamos con el mundo.

La hipnopedia: aprendizaje sin reflexión

Uno de los recursos más destacables en la novela es la “hipnopedia”, un método de aprendizaje que ocurre durante el sueño mediante la repetición constante de frases y consignas. Este sistema se usa para inculcar valores y conocimientos sin que las personas los cuestionen. Aunque no es un equivalente directo a Internet, esta técnica simboliza cómo la información puede distribuirse de forma superficial y fragmentada, a través de un sistema omnipresente y centralizado. Así, el conocimiento pierde profundidad y se convierte en simple consumo repetitivo.

Entretenimiento constante como herramienta de control

Huxley también anticipó el papel del entretenimiento como forma de control social. En su mundo, el acceso rápido y continuo a experiencias placenteras y medios de comunicación reduce la necesidad de pensar o reflexionar. La obsesión por la inmediatez y la satisfacción instantánea recuerda mucho a la forma en que hoy consumimos contenido digital. Aunque en 1932 no existían ni la televisión en todos los hogares ni los dispositivos móviles, Huxley supo prever cómo la tecnología podría usarse para mantener a las personas entretenidas y evitar que cuestionen su realidad.

Una predicción sociológica

Lo que distingue a Un mundo feliz es que su predicción no se centra en la tecnología en sí, sino en su impacto social. Huxley no imaginó ordenadores personales ni teléfonos inteligentes, pero sí entendió que una tecnología así podría adormecer la conciencia colectiva. En lugar de prohibir libros o censurar información, como en otras distopías, en esta novela la información es tan abundante y superficial que pierde valor. La población no está oprimida por la fuerza, sino distraída por una avalancha de estímulos que impiden la reflexión profunda.

Por eso mismo, más de 90 años después, Un mundo feliz sigue siendo sorprendentemente actual. Aunque no siempre se menciona como una obra que anticipó la era digital, su análisis de una sociedad dominada por la información constante y el entretenimiento inmediato lo convierte en un libro fundamental para entender algunos riesgos asociados a Internet y las tecnologías actuales. Este clásico de la ciencia ficción muestra que, a veces, la mayor predicción no es la tecnología, sino cómo la humanidad puede cambiar bajo su influencia.

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