Opinión

Era un hombre

Imane Khelif en París 2024 - Deportes
Actualizado: h
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Era un hombre, estaba claro. Tenía aspecto de hombre, fuerza de hombre, genitales de hombre, actitud de hombre, y había socializado toda su vida como hombre (que es lo de menos, la verdad). Nacida en Argelia, tuvo la mala suerte de contar con una anomalía física que no fue detectada en sus primeros años de vida. Sus genitales externos eran femeninos, ergo pensaron que era una mujer. Si me refiero a Imane Khelif en femenino es solamente porque ella lo prefiere así, aunque sospecho que solo lo elige porque le conviene económicamente. Dudo que en la intimidad del hogar familiar sea Imane quien recoja los platos de los varones. En algún momento de su pubertad debieron de darse cuenta del error, porque la crianza de Imane parece haber sido poco ortodoxa para Argelia. Si bien este país reconoce la igualdad de sexos en su constitución, no la tiene en la práctica en ningún área relevante (economía, matrimonio, educación, herencia, sanidad, divorcio), y la ablación, aunque prohibida, sigue practicándose. La infancia de Khelif no debió de ser fácil. Eso de que te eduquen como algo que no eres, con todo lo que ello implica, debe de ser difícil de encajar.

Cuando salió la polémica sobre Imane Kehlif quedaron pocos hombres (sí, hombres) sin insultar a todas las mujeres (sí, mujeres) que señalaron lo que era evidente. Se extendió el bulo de que era transexual. La comunidad LGTBIQ+, por supuesto, apoyó a Imane. Ella respondió amenazando a todo el que la acusara de transexual, porque eso, para ella, es una vergüenza. Ya daba alguna pista. En la larga carrera de Imane, solo ha perdido 9 combates. Ha tenido, pues, una ratio mejor que la de Urtain, que era un auténtico prodigio de fuerza bruta y que solo perdió 11 en su carrera. El boxeo femenino, que ustedes quizás no acostumbren a ver, es más violento que el masculino. Tarda más en llegar el noqueo de la contrincante. Lo de Imane Khelif no era normal. Los hombres (y alguna mujer suelta) han ido encontrando excusas para todo lo que hacía de Imane –digámoslo claramente– una tramposa: Imane no tiene útero (“Hay mujeres que nacen sin útero”), no tiene ni atisbo de senos (“también hay mujeres planas”), tiene vagina ciega (“no todas las mujeres tienen vagina”), tiene nuez (“hay mujeres con nuez”), y sus cromosomas son, finalmente, XY (“eso no quiere decir nada”).

Cuando Angela Carini se retiró a los 46 segundos de combate, fue atacada por miles de hombres (y alguna mujer) entre los que estaban algunos políticos de nuestro país. De repente, Carini era la tramposa. La misma suerte corrió Liu Yang. Los medios, en general favorables a Khelif, publicaron sin parar la noticia de la rusa que había vencido a Imane en 2023 (Azalia Amineva). Tras ganar (robar) el oro, Imane se hizo unas fotos con ondas, maquillaje, vestido. Se hizo fotos “de mujer”, aunque había salido del ring a hombros de su entrenador con –como decía Alba a Gerard en La isla de las tentaciones– un co… en la nuca, aunque el co… no fuera fucional y por debajo estuvieran sus gónadas (que las tiene). Incluso ahora que se ha filtrado este informe clínico, sigue habiendo voces que lo tildan de “innecesario”, que bastante ha sufrido ya la argelina en su vida. Así pues, la idea es que nos callemos. Que dejemos a personas como Imane Kehlif hacer trampas, porque sus ganas son más importantes que nuestro esfuerzo. Al final todo se resume siempre en que nos callemos. Personalmente he escuchado incluso algunos “¿Y a ti qué más te da, si no boxeas?”. Parece que, al final, el único esfuerzo que no cuenta, el único sueño que da igual es el de las mujeres deportistas. Y en el caso de Imane Kehlif hay poco que rascar: es un hombre, y lo sabe. Es decir, que ha hecho trampas aprovechando la laxitud del Comité Olímpico. Está claro qué saca ella de todo esto; lo que no me queda claro es qué ganan quienes la defienden. ¿No tendrán una rabia que quieren sacar a pasear?

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