Pensaba la comunidad internacional que después del Holocausto el antisemitismo desaparecería para siempre. Sin embargo, no ha sido así. El antisemitismo, virus que conlleva la negación existencial del judío, no ha tenido su punto final porque es un virus que muta y ha incorporado la negación del derecho a existir del Estado de Israel, legitimando sus agresiones mediante el disfraz de “antisionismo”. Se adaptó a todos los tiempos, a todos los hechos malignos, incluido el Covid, señalando “al judío” como origen de daños a la humanidad.
La negación de la persecución y exterminio de los judíos de Europa, posición insostenible, ha evolucionado a posiciones más sutiles que trivializan los hechos y que banalizan el mal. Estrategia meditada al suponer que una vez relativizada la tragedia con el paso del tiempo, estaríamos en uno de los múltiples hechos abusivos de los regímenes “autoritarios”, facilitando de esta manera abrir de nuevo las puertas al antisemitismo profundo. Incluso cuando se reconoce la existencia del Holocausto, el reproche aparece calumnioso en sentido contrario, mediante un “parece abominable que los judíos estén cometiendo lo mismo con los palestinos”.
Ante el negacionismo
Los países miembros de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), entre ellos España y la Unión Europea adoptaron la “Definición de trabajo de negación y distorsión del Holocausto” en 2013, fue la conciencia de que tienen que impugnarse, adoptando como definición práctica y no vinculante a nivel jurídico que “la negación del Holocausto se define como todo discurso y propaganda que niega la realidad histórica y el alcance de la exterminación de judíos por parte de los nazis y sus cómplices durante la Segunda Guerra Mundial, denominada Holocausto o Shoah. La negación del Holocausto se refiere específicamente a todo intento de afirmar que el Holocausto/la Shoah no ocurrió.

Pila de equipajes, maletas y bolsas de las víctimas del Holocausto
Y con la distorsión del Holocausto se refiere, entre otros aspectos, a: excusar o minimizar el impacto del Holocausto o sus elementos principales, los intentos por culpar a los judíos de causar su propio genocidio o declaraciones que sugieren que el Holocausto no fue lo suficientemente lejos en lo que respecta a lograr su meta de encontrar la “Solución Final de la Cuestión Judía”, entre otros.
El antisemitismo, como afirma IHRA, en sentido amplio del término, hace referencia al odio, la hostilidad, discriminación y violencia hacia los judíos e incluye a los no judíos relacionados. Se basa en una animadversión incluso radicada en un rechazo existencial, ya sea de tipo religioso, racial, político, cultural o étnico, o de todo a la vez.
El antisemitismo global
En sentido profundo, el antisemitismo es una forma específica de intolerancia, de irrespeto, desprecio, rechazo y de negación, que refiere a conductas que van desde la estigmatización, segregación, discriminación, hostilidad, violencia y crímenes de odio, masacres terroristas, hasta el Holocausto. Es una cosmovisión que culmina cuando menos en exclusión total o como ha demostrado la historia reciente, en exterminio planetario. y hoy se nos presenta como un antisemitismo global puesto que ha ido ha ido mutando e incorpora y mezcla elementos religiosos, raciales, culturales, identitarios, conspiranoicos, fantasiosos y, sobre todo, políticos.

Ceremonia conmemorativa del Día Internacional de la Memoria del Holocausto en el cementerio judío cercano al antiguo campo de concentración nazi de Terezin
La masacre perpetrada el 7 de octubre por la organización terrorista antisemita que proyecta acabar con Israel, sorprendió con un organizado y planificado un pogromo extremo y sádico que envió un mensaje de exterminio hacia la población israelí, en línea con las amenazas de dirigentes de iraníes de holocausto nuclear. Sin previa provocación se ejecutó a gran escala, en sintonía con los atentados terroristas antisemitas en Europa.
Memoria y humanidad
Conllevó un lanzamiento de 5.000 misiles, una incursión de 3.000 terroristas, realizó una matanza de 1.400 personas con más de 5.500 heridos, a la que suman más de 240 secuestros de civiles, incluidos menores, mujeres y ancianos, una acción que no tiene precedentes. Sólo la barbarie durante el concierto de música cerca del kibutz Reim, superó los 250 asesinados con cientos de heridos. La guerra iniciada por Hamás, trajo una enorme desgracia de muerte para la población civil palestina y cientos de miles de desplazados gazatíes e israelíes. Cuando menos un crimen de lesa humanidad, escasamente contemplado tras su opacamiento internacional.
Como una premonición, Elie Wiesel, superviviente de Auschwitz y Premio Nobel de la Paz, insistía en recordar, por la seguridad de todos, señalando que “la memoria puede ser nuestra única respuesta, nuestra única esperanza de salvar al mundo del castigo final”. Y añadía que “sin memoria, el ser humano entra en una soledad de silencio e indiferencia”, para sentenciar que “quién no recuerda pierde su humanidad”.