Opinión

Nogueras y Junts, ¿PSOEizados?

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Andan el peperismo y sus albaceas mediáticos perdidamente emocionados por el presunto advenimiento de la ruptura definitiva, o como se diga, del Gobierno socialsumando con Junts. Los hombres y las mujeres que susurran a los gerifaltes del clan gallego de Génovatrece fantasean con la idea de que, gloria, gloria, aleluya, esta vez sí que sí, a la trigésimo sexta o trigésimo séptima –hace meses que perdí la cuenta– va la vencida y los puigdemontoneros cambian su ladrido habitual por un mordisco inédito y se bajan del barco que capitanea Sánchez.

Detonó este runrún Miriam Nogueras, en la sesión de control de este miércoles. La portavoz parlamentaria de Junts, en su irrenunciable e identitario catalán, utilizó la contundencia, la crueldad y la auctoritas que se le presuponen a todo líder de la oposición para denunciar el vía crucis de los autónomos y que el dinero público se destine “a pagar rescates de las estrellitas de la flotilla, la financiación ilegal de partidos, prostitución, fiestas o el pago de favores a algunos medios”. “Habría que hablar menos de cambios de horario”, concluyó la valida del prófugo, “y empezar a hablar, señor Sánchez, de la hora del cambio”.

Nogueras rubricó una intervención implacable. Ana Balsera, diputada autonómica de ERC, escribía en su perfil de X al respecto: “Mare meva, Ayuso!”. En efecto, si a un profano le preguntaran por el partido de la oradora, estoy convencido de que respondería decantándose por el PP o por Vox, y no por una formación que ha sido imprescindible para que Sánchez lleve durmiendo siete años en el Palacio de la Moncloa. El continente impone; ahora bien, ¿qué sucede con el contenido?

Creo que el órdago de Junts no es más que una carcasa hueca, el enésimo vodevil que, nuevamente, se saldará con un saco de millones para Cataluña y con la habitual humillación al resto de España. Carles Puigdemont y sus monaguillos supremacistas han sido PSOEizados. Sin Sánchez no llegan ni a la vuelta de la esquina, y al revés. No hablamos de parasitismo, sino de simbiosis o, si lo prefieren, de simbiosis parasitaria. Los cachorritos de Pujol no lo pueden tener más jodido: avistan un futurible gobierno de PP, con o sin Vox, a un lado; al otro, los jueces, y allá a su frente, Aliança Catalana, que amenaza con convertirse en una septicemia electoral. “Si quieren moción de censura”, dejaba caer algún diputado pepero en los pasillos del Congreso, “aquí estamos, podemos hablar”. Van listos.

Supimos el jueves que el fugado someterá a consulta de la militancia la posible ruptura con Sánchez. Horas después, la viseprecidenta Montero suplicaba “diálogo” y el presidente del Gobierno conseguía que el canciller alemán, Friedrich Merz, acepte negociar la oficialidad del catalán en Europa. Junts airea que este lunes, en el aniversario de la efímera declaración de independencia del 27 de octubre, valorará si ha llegado, en palabras de Nogueras, “la hora del cambio”. Ojalá, porque uno está terriblemente aburrido de contar tantas veces la misma historia, aunque me da que no: a estas alturas, a ninguno le conviene prescindir del otro. Veremos qué les regala –y qué nos quita– el yerno de Sabiniano para contentarles… por ahora.

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