Ultimamente echo mucho de menos a Alfredo Pérez Rubalcaba. Realmente le he echado siempre en falta pero viendo como está la “cancha” de polarizada todavía más. Sabía hacer política de la buena, tenía picardía, mucha cintura con sus adversarios, nunca enemigos y decía verdades como templos. Desde luego una de sus mejores frases era la de “los españoles enterramos muy bien” y era verdad. Cuando estás vivo nadie se acuerda de ti, nadie considera que necesites homenajes ni galardones. Los premios vienen en cascada cuando te has ido ya. Metafóricamente hablando por supuesto, la frase de Rubalcaba se ha cumplido con Rafa Nadal. España no ha dado la talla y como casi siempre en estos temas vamos a ir detrás del resto. Ante todo que quede claro que no soy una persona que por sistema critique como actúa nuestro país pero en este caso con una persona que es marca España las autoridades correspondientes no han dado la talla como se dice coloquialmente.
Ha tenido que ser Francia quien ha sabido dar a Rafa Nadal el homenaje que muchos por no decir todos queríamos para él. Nuestros vecinos franceses si que supieron el pasado domingo rendir tributo a su Rey en la misma pista donde se coronó 14 veces. Acompañado por su familia y por sus grandes amigos Federer, Djokovic y Murray que durante tantos años han sido rivales en la pista. Así entendió Rafa siempre el deporte y esta es una de las razones por las que muchos pensamos que es el más grande.
El día de su adiós todos esperábamos una despedida como la de Federer en la Laver Cup del 2022 con Nadal a su lado sentado y ambos llorando agarrados de la mano. Una imagen que aún tenemos grabada y que queríamos que se repitiese para Rafa. Queríamos algo así para “nuestro” Rafa y sin embargo la despedida que se le hizo en el Martín Carpena de Málaga durante la Copa Davis nos dejó fríos. No estuvo a la altura de su figura, de una leyenda que ha dejado las pistas después de ganar 22 Grand Slams, 14 de ellos sobre la tierra de Roland Garros y dos oros olímpicos (Pekín 2008 y Río 2016). Pero sobre todo de alguien que traspasó el mundo del deporte con su espíritu de lucha y sus valores. De alguien que es único e irrepetible y reconocido fuera de nuestras fronteras. De alguien que hizo posible lo imposible una y otra vez. De alguien que en horas bajas ha sido fuente de inspiración de muchos deportistas que han atravesado momentos de flaqueza, pero también de gente ajena al tenis y al deporte. Su fortaleza mental pese a los dolores y a las lesiones, siempre ha estado por encima. Su humildad y humanidad también.
El descafeinado acto de despedida en Málaga tuvo lugar tras una derrota que supuso la eliminación de la selección española ante Países Bajos y fue objeto de numerosas críticas por parte de la afición. Muchos consideraron que carecía de sentido alinear a un Rafa Nadal fuera de forma para disputar una competición oficial de ese calibre. Y una vez hecho el homenaje posterior no estuvo a la altura de las circunstancias. El propio Nadal después de París ha aprovechado esta semana para hacer unas duras declaraciones sobre este tributo que se le rindió en la Copa Davis de Málaga. “Lo de Málaga no tenía mucho sentido en aquel momento ni estuvo bien” aseguraba el tenista que remató con lo de “tanto yo como Ronald Garros nos merecíamos el placer de Francia”. España no ha estado a la altura de un jugador cuya retirada merecía mucho más que un aplauso de circunstancias. Desde el pasado domingo Nadal tiene una placa en el suelo sagrado de la pista de tierra en la que ha cimentado su leyenda. Ante la dejadez de nuestro país, Francia se lo queda para su escaparate de glorias patrias.
En Francia ha habido también ausencias muy significativas. Hasta el último momento se esperaba que el Rey estuviera presente en la grada para rendir tributo a Rafa Nadal. Finalmente, Su Majestad no estuvo presente en París porque se encontraba en Gales para acudir a la graduación de su hija menor, la Infanta Sofía. La relación de Rafa Nadal con la Familia Real siempre ha sido especial y cercana. Con el rey Juan Carlos la relación incluso es de amistad y se han visitado tanto en Mallorca como en Abu Dabi. Por eso no se entiende muy bien esta ausencia de Casa Real. Del Gobierno casi mejor hablamos aunque alguno dirá que bastante tiene con lo que tiene.