A la crisis diplomática abierta entre España y Venezuela tras llamar la ministra de Defensa, Margarita Robles, “dictadura” al gobierno venezolano se une ahora las denuncias del opositor, Edmundo González, respecto a las supuestas coacciones que recibió por parte del Gobierno de Maduro durante su residencia en la embajada española.
Tras las elecciones venezolanas del 28 de julio, el dictador venezolano, con los resultados en su contra, orquestó una represión contra su pueblo para callar cualquier tipo de oposición. Como es el modus operandi habitual con los líderes de la oposición, Maduro movió los hilos para sacar del país a Edmundo González Urrutia, al igual que haya sucedido con Leopoldo López, Juan Guaidó o Antonio Ledezma.
González Urrutia ha denunciado que, durante su estancia en la embajada española antes de llegar a España el pasado 8 de septiembre, recibió coacciones para firmar unos documentos. Se trata de una carta en la que reconocía la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Venezuela en la que validaba la proclamación de Maduro como presidente del país sudamericano. Jorge Rodríguez, el presidente de la Asamblea Nacional, mostró incluso fotos del momento en la residencia del embajador español, Ramón Santos, en el que participó él y la vicepresidenta del Gobierno de Maduro, Delcy Rodríguez.
Para dar más peso, González Urrutia ha publicado un video en el que denuncia que se sometió a la firma a raíz de las amenazas y hostigamientos que recibió por parte del gobierno de Maduro.
Los partidos de la oposición en España no han dudado en arremeter contra el Gobierno y pedir dimisiones. Ante la crisis, el ministerio que dirige José Manuel Albares niega que el nuestro país haya tenido implicación alguna en el suceso. “El Gobierno de España no tiene nada que ver con cualquier documento o negociación entre Edmundo González y el Gobierno de Venezuela”, afirman. “Cuando Edmundo González solicitó ser acogido en la residencia del embajador español tuvo la garantía de que podía verse o realizar las gestiones que decidiera hacer en relación a su situación”. Y aclaran que el ministro de Exteriores dio “instrucciones directas al embajador de no inmiscuirse en las gestiones que pudiera realizar el líder opositor”.
Lo que es difícilmente defendible es que el gobierno español no estuviera al tanto de esta situación. El Ejecutivo de Sánchez siempre ha defendido que no negoció con el Gobierno de Maduro para recibir al opositor venezolano, en un mensaje de que España pone la casa, tanto en Venezuela como dentro de nuestras fronteras, pero no la gestiona. Una postura que ha chocado con el ex presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien transmitió haber sido el mediador con el presidente venezolano para que el opositor pudiera entrar en España. Una medalla un tanto cuestionada, dado el favor que le hace a Maduro para quitarse de encima el trabajo de callar una voz más.