CONGRESO DEL PP

Arrecia el debate interno sobre las primarias de Feijóo a la espera de Ayuso

Feijóo defiende que su modelo es “el mejor” y pide no distraer la atención de la crisis del Gobierno. Rajoy le apoya en su rechazo al poder de los militantes

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
EFE/ Javier Lizón

Isabel Díaz Ayuso aún no ha dado el paso de presentar enmiendas a la ponencia de estatutos del equipo de Alberto Núñez Feijóo, que da más poder a los compromisarios frente a los afiliados en la elección los líderes del partido. Pero en su equipo reconocen que continúan “estudiando” el texto y se reafirman en que se deben “concretar” algunas de las medidas avaladas por el presidente. Unas dudas que también existen en otros sectores de la formación, aunque estas deslizadas en privado. “Seguro que habrá enmiendas”, apuntan internamente, aunque el tiempo avanza y el plazo está apunto de expirar.

Los afiliados del PP disponen hasta el miércoles 25 de junio para poder enmendar las dos ponencias que el partido votará en su cónclave: la de Estatutos y la Política. Unas enmiendas que deberán realizarse por escrito y habrán de ser recibidas en la Secretaría de la Comisión Organizadora, sita en la Sede de la Oficina Central del Partido, antes de las 20:00 horas. En el último congreso ordinario, en 2017 bajo la Presidencia de Mariano Rajoy, se registró un aluvión de enmiendas -más de 4.000-, si bien entonces había cuatro documentos frente a los dos actuales.

Ayuso ha ido ganando aliados en los últimos días sobre la necesidad de clarificar el sistema de elección. “La ponencia estatutos está llena de contradicciones en el apartado del nuevo proceso de elección del presidente”, asegura alto cargo del PP, en conversación con este periódico periódico. Otros dirigentes piden clarificar si al final con este nuevo modelo el candidato ganador en una provincia se llevará todos los compromisarios, en línea con el principio ‘winner takes it all’ que rige en las elecciones de EEUU. “Yo no lo he visto por escrito”, confiesa un dirigente popular, tal y como recogía Europa Press este fin de semana.

El PP de Madrid coincide con “el espíritu” de las nuevas primarias diseñadas por Génova, pero fuentes de la dirección territorial confirmaron el pasado miércoles que analizaban ya la posibilidad de presentar enmiendas. Y en ese punto siguen, según las fuentes consultadas por Artículo14. Alejandro Fernández, el líder del PP catalán, ya proclamó públicamente que su modelo es el de las primarias puras, lo que permita a los afiliados votar a su líder sin compromisarios de por medio.

Previendo el conflicto interno, latente durante los últimos días en las distintas estructuras, Feijóo lanzó un aviso a navegantes este mismo lunes: “Se pueden presentar enmiendas, para eso hacemos el debate. Pero en este momento, que los militantes del Partido Popular estén más preocupados por cómo se elige al presidente local de su partido que en un cambio político en España… los ciudadanos no nos lo perdonarían”, dijo públicamente en esRadio.

Esto es, dejó claro que no quiere una batalla sobre esta cuestión en un momento de extrema debilidad del Gobierno. Las prioridades del partido, arguyó, deben ser otras. “No creo yo que haya un sistema representativo mejor que este; al menos, yo no lo conozco. El entregar el partido a un César, que es lo que ha hecho el Partido Socialista con el señor Sánchez… eso para nuestro partido no es el modelo”, añadió.

Rajoy apoya el cambio

Junto a Feijóo se situó Mariano Rajoy, pese a que bajo su presidencia se instauró el sistema de doble vuelta actual, llevado por las voces dentro y fuera del PP que reclamaban más democracia interna. En Telecinco con Ana Rosa Quintana, afirmó que la elección directa por parte de los militantes iba “contra el escalafón” y acababa generando “mucha división” interna.

Así, el que fuera presidente del Gobierno sostiene que las primarias perjudicaban a quienes lleva “años trabajando en el partido”, ya que no se respetaba una progresión interna basada en la experiencia y la dedicación. Además, alertó de que ese sistema alimentaba enfrentamientos que no se resolvían fácilmente y que podían durar mucho tiempo. A su juicio, los partidos que promovieron ese modelo en realidad no aplicaban un proceso auténtico y terminaban “eligiendo a dedo”. Por ello, defendió el modelo tradicional en el que cerca de 3.000 compromisarios, elegidos por los afiliados, votaban en el congreso, lo que facilitaba los acuerdos internos.