El Gobierno escenifica una suerte de tregua tensa con las energéticas y con la antigua Red Eléctrica (hoy Redeia), hasta el punto de descartar la quema inmediata de su presidenta, Beatriz Corredor. La vicepresidenta tercera y ministra del ramo, Sara Aagesen, respaldó tímidamente este miércoles en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros a la presidenta del operador eléctrico, una empresa privada en un 80%, cuyo principal accionista es el Estado (20%).
En privado, Moncloa fue aún más clara en este respaldo, y justificó no haber sido más explícita públicamente por tratarse de una “empresa privada”. Un integrante del Gobierno reconoce que Corredor erró al no informarles de que descartaban la hipótesis de que un ciberataque pudo causar el apagón antes de desvelarlo en rueda de prensa.
Tampoco ha gustado que la presidenta de Red Eléctrica haya tardado dos días en conceder su primera entrevista. Sostienen que, pese a todo, su trabajo ha sido “excelente”. Ella misma descarta dimitir, y en Moncloa piden no abordar esta pantalla hasta que cuenten con una foto fija “clara” para explicar lo ocurrido.
La reunión del martes entre Corredor, las energéticas y el Ejecutivo, en la que Pedro Sánchez les reclamó colaboración, ayudó a desescalar la situación, pero también reforzó la contundencia del mensaje del presidente: exigirá “responsabilidades” si se demuestra que alguno de los “operadores privados” falló. Aagesen reclamó a todos los actores que facilitasen los datos de los que disponen en la tarde del miércoles, pero aclaró que no se trataba de un ultimátum, sino una petición.
El Gobierno defiende que, a priori, no tiene motivos para desconfiar de la “información” que les suministran las energéticas o la propia Red Eléctrica, pero sí distingue entre “información” y “datos”. Fuentes de Moncloa advierten de que las empresas están velando por sus “intereses”, y recuerdan que a ellos les toca velar por el “interés público”
Para la investigación que ya dirige la vicepresidenta tercera, exigen contar con los “miles de datos” en bruto para revisar, “milisegundo a milisegundo”, lo ocurrido el lunes. Admiten que, cuando se diluciden responsabilidades, todo apunta a que se producirá una “disputa de dinero”.
Esto es, una batalla legal en la que todos los involucrados pondrán toda la carne en el asador. Por eso reclaman desde el martes la “caja negra”, toda el material bruto sobre el apagón, para hacer su propio análisis forense, que además deberán remitir a Bruselas. “Fluyó la información, pero no tuvimos acceso a los datos”, insisten.
El “cortafuegos” falló, pero aún no se sabe cuánta potencia “desapareció”
“A las 12.33 horas de hoy y durante cinco segundos han desaparecido súbitamente 15 gigawatios de la Red eléctrica, el equivalente al 60 por ciento de la energía que se estaba consumiendo. Se siguen investigando las causas de esa anomalía”. El Gobierno remitió estas líneas pocos minutos antes de la segunda comparecencia sin preguntas de Sánchez, el lunes del apagón. Esto es, más de 10 horas después del corte de luz.
Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica sitúan en las 12 y 33 minutos, en Extremadura, la primera “oscilación” en el sistema. De momento sólo pueden precisar que esta oscilación sería “compatible” con una “pérdida de generación eléctrica”, sin poder asegurarlo.
Exactamente 1,3 segundos después se produjo una oscilación similar, y después una tercera, que no se reguló, sino que fue “incrementándose”. Francia se desconectó automáticamente a los cinco segundos para evitar el contagio. Fallo multiorgánico.
No se saben las causas, y ni siquiera están seguros de la cantidad de energía que, “súbitamente”, dejó de volcarse a la red. Inicialmente se estimó en 15 gigawatios, y aún es la cifra oficial. Pero el “cortafuegos” que debía operar preveía desplegar exactamente esa potencia.
Es decir, 10 gigawatios podían volcarse al sistema desde España, y otros cinco podían llegar por la interconexión con el país galo, lo que teóricamente podía compensar la energía “desaparecida”. No hay “indicios” de que la cantidad fuera mayor, pero sí se sabe que el cortafuegos, por razones desconocidas, no fue suficiente.
Tampoco hay indicios de que fuera una planta fotovoltaica el origen de la crisis, pero sí defienden que en otras ocasiones las renovables han aportado más al mix energético, sin que se registraran fallos como el que acabó privando de suministro a toda la España peninsular y a Portugal.
En el Ejecutivo insisten en no señalar a una tecnología concreta para achacarle el fallo, y mantienen su apuesta por la energía renovable. También esperan que los datos de los operadores sirvan para despejar todos los interrogantes.
Los datos no están centralizados, y eso supone una dificultad añadida. Nadie sabe aclarar dónde exactamente se produjo el primer episodio anómalo, cuánta potencia se perdió, o qué factores, externos o del propio sistema, explican lo ocurrido. Más de 48 horas después de que el país se fuera a negro, el Gobierno sigue buscando respuestas.