Presidenta del CGPJ y del Supremo

Isabel Perelló contra los peces muertos

La valentía de esta juez sirve para comprobar que algunas instituciones democráticas resisten el embate clientelar del sanchismo y que quedan reductos de independencia y de moralidad en el Estado

Isabel Perelló es una mujer valiente. Justifico la utilización del calificativo echando mano del DRAE –“Capaz de acometer una empresa arriesgada a pesar del peligro y el posible temor que suscita”, “Eficaz y activo en su línea, física o moralmente”, “Excelente o muy valioso”– y basándome en todas las actuaciones y declaraciones realizadas desde que, en septiembre del pasado año, el Pleno del CGPJ la eligiera presidenta del órgano de gobierno de los jueces y del Tribunal Supremo.

Este jueves, en Barcelona, en el acto de entrega de despachos de la septuagésimo tercera promoción de la Carrera Judicial, desembocaron, cuando menos, cuatro personajes históricos: el Jefe del Estado, Felipe VI; un ministro trinitario, Félix Bolaños, en el que convergen los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; el primer fiscal general del Estado imputado, Álvaro García Ortiz, y la brava Perelló, primera mujer en presidir el Alto Tribunal. Ante dos de los principales valedores/jaleadores de la Ley Begoña, la magistrada progresista lamentó: “Vivimos tiempos en los que, ya sea por desconocimiento o por otras razones, en lo que se refiere al Poder Judicial se vierten críticas totalmente infundadas al ejercicio de la función jurisdiccional por jueces y magistrados”, añadiendo; “No son aceptables los reproches y censuras gratuitos que tienen como fin debilitar al Poder Judicial, pues de esta manera se erosiona el Estado de Derecho y nuestra sociedad democrática”, y advirtiendo que “sin confianza en las instituciones –Corona, Parlamento, Gobierno y Jueces–, no puede haber convivencia pacífica y democrática entre diferentes”.

El rey Felipe (d), y la presidenta del CGPJ Isabel Perelló, en el Tribunal Supremo este jueves donde se celebra el acto de apertura del año judicial

Por otro lado, un par de días después de que el Consejo de Ministros aprobase el Anteproyecto de Ley Orgánica del Poder Judicial, impulsado por Bolaños, con el que se da a entender que sólo los niños pijos y los hijos de pueden acceder a la carrera judicial y fiscal, la presidenta del Supremo y del CGPJ subrayó que el acceso a estas “es democrático”, que garantiza que “cualquier persona, de cualquier procedencia y origen social” puede competir en igualdad de condiciones. Además, celebró que, en el mundo de los ropones, “la brecha de género cada vez se reduce más”: 92 mujeres y 45 hombres conforman la última promoción.

Hace unos meses, un usuario de Twitter le preguntó a Pérez-Reverte para qué sirve la valentía en la RAE. Respuesta del académico: “Para impedir que políticos, demagogos y analfabetos, y a menudo políticos demagogos que son analfabetos, se apropien de la lengua española”. La valentía de Perelló, que no bravuconada, chulería, baladronada o, mucho menos, exhibición bunga bunga de testosterona, sirve para comprobar que algunas instituciones democráticas resisten el embate clientelar del sanchismo, que quedan reductos de independencia y de moralidad en el Estado, que los bárbaros no han concluido su asalto a la España constitucional de 78 –ojalá se recupere de su tuberculosis–. Esta mujer catalana, progresista y feminista brilla y contrasta en un ecosistema de malandrines, parásitos, mutantes y dementes. Con honradez, raciocinio, templanza y, lo dicho, valentía. “Sólo los peces muertos”, rezaba el lema anarquista, “siguen la corriente del mar”. La hembra alfa del poder judicial patrio ha decidido nadar contracorriente. Bien por ella y, sobre todo, por los ciudadanos que nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Suerte y al toro.

TAGS DE ESTA NOTICIA