“Si tienen que rodar cabezas, que rueden”. La frase de una parlamentaria socialista escasas horas antes de la reunión de este viernes, en la sede de Ferraz, evidenciaba el enfado que sienten buena parte de las mujeres del PSOE que durante estos días han presionado para exigir contundencia ante la cascada de denuncias de supuesto acoso sexual. Una de ellas trascendió mientras se celebraba este encuentro.
En paralelo se conoció también la dimisión de la secretaria de Igualdad del PSdeG, Silvia Fraga, después de las denuncias contra el expresidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, que mantiene su acta como diputado provincial y su puesto como alcalde de Monforte de Lemos. Fuentes de la dirección del PSdeG trasladaron a EFE que Fraga, crítica con Ferraz, habría mostrado su desacuerdo con una nota enviada cuando saltó el casó Tomé, sobre la que no fue consultada, y en la que no se le nombraba.
“Contundencia” es lo que ha vendido Ferraz en la cita entre una veintena de dirigentes, que se prolongó durante más de tres horas. Las secretarias federales de Organización e Igualdad, Rebeca Torró y Pilar Bernabé, vendieron a sus homólogas en las federaciones, y a las portavoces parlamentarias del ramo, que aprenderán de los errores del caso Salazar.
Esto es, de haber dejado a las víctimas en el limbo durante cinco meses y haber amagado con dar carpetazo, para después condensar en 10 días lo que no habían concluido en casi medio año. “Es obvio que ese canal no ha funcionado”, reconocen fuentes de la Ejecutiva.
Hubo dirigentes que ya habían expresado posiciones críticas y acudieron a la cita con mucho que decir, pero fuentes socialistas rebajan a tres las intervenciones más críticas. A su salida de la sede, sólo Bernabé quiso comparecer ante los medios, para asegurar que hay “un antes y un después para el PSOE” tras lo vivido estos días, con un goteo incesante de denuncias.
Horas antes, desde la cúpula se esforzaban por vender que hay “un antes y un después” tras la crisis que intentan zanjar. De hecho, en el partido asumen que pueden seguir aflorando nuevos casos, pero Bernabé evitó el recuento y enfatizó que lo importante no es la cifra, sino “cómo va a actuar el PSOE”.
Fuentes presentes en la reunión reconocieron que se ha hecho “autocrítica”, y que la dirección federal se ha comprometido a una “reforma” del protocolo para evitar que una situación similar vuelva a producirse. Especialmente en lo que tiene que ver con la desprotección de las víctimas.
Además, durante días distintas dirigentes han exigido llevar a la Fiscalía el informe Salazar, esbozado por Torró durante la mañana. El propio Pedro Sánchez cerró la puerta a esta posibilidad, alegando que “legalmente” son las víctimas quienes pueden dar más pasos. De momento, Ferraz ha logrado una suerte de tregua con la promesa de que dotarán a las víctimas de apoyo jurídico y psicológico si los reclaman, también si deciden judicializar la causa.
La bandera blanca de la dirección federal iba acompañada de un llamado expreso a la “unidad”, conscientes de que estos casos están copando la agenda mediática y pueden suponer una auténtica sangría de votos para el partido más votado por las mujeres. Los casos les “duelen” y “avergüenzan”, aunque intentan parapetarse en la agenda feminista históricamente promovida desde sus siglas, también en la era Sánchez.
Por otro lado, entre las conclusiones del informe sobre Paco Salazar no hay finalmente mención a si sus supuestos comportamientos podrían ser considerados delictivos, según fuentes de la Ejecutiva. “Concluye que las faltas revisadas nos llevan a una falta muy grave en estatutos”, zanjan. Como hizo Torró en público.
Primera aparición de la secretaria de Organización, con la ministra de Igualdad sin agenda
Por otro lado, fue Torró quien compareció en rueda de prensa antes de la reunión, para vender la “contundencia” que prometen demostrar. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, no tuvo agenda pública este viernes, a pesar de la magnitud de la crisis. Tampoco la tiene este sábado.
La moral en sus filas está por los suelos, y hay interlocutores socialistas que apuestan por ser “más drásticos”, por garantizar una limpieza absoluta de quienes puedan haber acosado a mujeres en el partido.
Un dirigente con cargo público sí reconoció que la número tres “ha estado bien” en cuanto a “contenido”. “Mejor tarde que nunca”, despachó. La secretaria de Organización había ido acumulando críticas por el papel jugado estos meses, y este viernes ha asumido la “responsabilidad” por la mala gestión del escándalo, mientras negaba “connivencia” con Salazar.
Entre otras cosas, a Torró se le ha criticado su absoluto silencio hasta este viernes. Una dirigente que se muestra “avergonzada” sí lamenta que “siempre” se recurra a mujeres para abordar los asuntos más delicados. Para tapar crisis generadas por hombres. Es habitual en la “cultura del partido”, sostuvo, antes de poner como ejemplo el esquema adoptado para trasladar los resultados de la noche electoral gallega de 2024, desde la sede de la calle Ferraz.
Fue Esther Peña, entonces portavoz federal, quien se vio obligada a dar la cara en un momento de total derrumbe de los suyos. Se queja de que no lo hiciera el entonces secretario de Organización, Santos Cerdán. Peña tuvo que jugar un papel muy incómodo mientras el número tres se mantenía a resguardo.
De momento, la consigna es mantener la tregua, asimilar que los casos siguen aflorando, desgastándoles. Y garantizar que el PSOE, particularmente las mujeres del partido, no van a permitir que vuelvan a producirse. El consuelo que intentan trasladar algunas es que, cuando la tormenta amaine, habrán dejado su formación mucho más limpia de machismo. Antes tendrán que sobreponerse a una crisis de primera magnitud.
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